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  𝓶𝓲𝓴𝓪𝓼𝓪
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Querida Mikasa:

Supongo que para cuando estés leyendo esta carta, ya te habré dicho todo. Pero quiero volver a decirlo, que lo más hermoso que me ha pasado en la vida es compartir el mismo apellido que tú, porque cada vez que recuerde que soy Ackerman, me acordaré inevitablemente de ti. Mikasa, mi gran amor.

Permíteme por favor ser tuya, porque sería muy egoísta de mi parte pedirte que tú seas mía. Mikasa, recuerda que fuiste la persona más importante para mí durante todo este tiempo, y que lo seguirás siendo por el resto de mi existencia.

Siempre tuya, ______.

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- Estoy muy nerviosa Armin - dije mientras amarraba las cartas en un lindo cordón café, como si fuera un paquete pequeño.

- Tranquila, sabes que estoy aquí para apoyarte - colocó su brazo en mi hombro con delicadeza, ya que él no sabía bien dónde me podría doler algún hematoma por las heridas que tenía aún.

Aún estaba en el Hospital, a la mañana siguiente me tendría que ir de Japón para siempre. Le había pedido a Armin que fuera por aquellas cartas que guardaba en un cofre escondido en mi armario.

- Gracias por traerme las cartas - Armin me sonrió.

- ¿A qué hora vendrá ella?

- Siempre acostumbra a venir a las 3:00 de la tarde e irse a las 6:00.

- Entonces no tarda mucho. Me iré antes de que venga - afirmé con la cabeza. Armin decía que tal vez Mikasa estaba celosa de él y que por esa razón le caía mal. Me daba gracia pensar en aquello.

Después de unos minutos largos de espera, consumida por el nerviosismo; me encontraba sentada en la cama, mirando por la ventana. Ahí afuera se veía ese hermoso camino rodeado de árboles de lilas. Se veía tan lindo. De vez en cuando salía a caminar ahí, ya que estaba muy aburrida de estar todo el día en el cuarto del hospital.

- Toc, Toc - me giré para ver a una pelinegra muy conocida y la más esperada del día de hoy.

- Mikasa - la nombre con una sonrisa.

- Te traje tu café helado favorito, con leche de coco por supuesto. Aún que no se cómo puedes aguantar tomarlo si cada vez los días se ponen más fríos - saco de la bolsa mi café helado. Mire a Mikasa con atención, el día de hoy se veía particularmente hermosa. Los labios de una rosa ligero, las mejillas rojas, las pestañas rizadas y su cabello suelto.

- Gracias Mikasa, ya hasta sabes que me gusta mi café helado con leche de coco - reímos al mismo tiempo.

Después de un largo silencio cómodo, sintiendo la presencia de una misma me decidí a hablar.

- ¿No te gustaría ir haya afuera - señale en camino de árboles lilas desde la ventana.

- Claro. Es un lindo paisaje aquel camino de lilas.

Nos abrigamos bien, me lleve las cartas escondeindolas en los bolsillos grandes de mi chamarra negra. No se notaba ya que era una chamarra holgada.

Caminamos en silencio, ese silencio cómodo que me gustaba, porque sentía que podía escuchar los pensamientos de su corazón con tan sola ver su mirada curiosa perdida en cada cosa que le llamara la atención.
Mientras Mikasa miraba el hermoso árbol de lilas soltó una risita irónica.

- ¿Sabes? Eren dice que paso más tiempo contigo que con él... Creo que piensa terminarme - menciono sin bajar la mirada.

- Ay Mikasa, lo siento... Yo- yo no quería darte problemas, ¿estás bien? -  me tape la boca avergonzada y preocupada me mordía la mejilla interior.

-Oh no, no, no. Estoy muy bien. No te preocupes... De hecho si Eren me termina no me importaría, ni siquiera recuerdo cómo empezamos a salir - dijo despreocupada.

- ¿Estás segura?.

- Sí, tranquila - me sonrió.

Me quedé callada, pensando en si era apropiado lo que iba a hacer.

- Oye, ¿no me ibas a decir algo? - pregunto con una sonrisa coqueta de lado. Sentí como una corriente eléctrica me recorría el cuerpo.

- No, este - me empezaba a trabar. Me decía a mis adentros que por favor respirara y me calmara. Mikasa tenía ese Don de leer a las personas - Yo...sí tengo algo importante que decir. Solo que no se si es un buen momento.

- Hasta la noticia más trágica contada bajo estos hermosos árboles me consolaría. - la mire, parecía que ya sabía todo, pero en realidad no, de ser así no estaría tan despreocupada.

- Me voy a ir de Japón - solté rápido, ya no aguantaba las ganas de sacar ese sentimiento que recorria de mi estómago a mi gargantilla.

- ¿Qué? - se escucho apenas la pregunta saliendo de los labios de Mikasa.

- Yo, no quería decirtelo días antes ya que sabía que los últimos días iban a ser difíciles si sabías que me iba a ir.

- Eso significa que te irás pronto - Dedujo rápido. Note sus ojos llenarse de lágrimas que pronto se desbordaron de sus ojos hasta sus mejores.  Asentí con la cabeza - no por favor, no me digas esto - se cubrió los ojos con las manos, se tumbó en el piso de rodillas. En ese momento empeze a sentir un nudo en mi pecho y los ojos picarme, pronto también empezaría a llorar.

- No me dejes - Mikasa se abalanzo a mis brazos, abrazándome fuete, como si no quisiera soltarme nunca.

- Lo siento - le respondí - lo siento...

Después de unos minutos abrazadas, refugiadas en los brazos de la otra, nos separamos.

La tome del rostro, limpiando sus lágrimas - Mikasa... - alzó la mirada - perdón por decírtelo de esta manera. Pero tengo que mencionarte otra cosa muy importante.

Sus ojos se agrandaron al igual que sus pupilas.

- Mikasa, antes de irme quiero decirte lo importante que eres para mí, y lo importante que serás para mí el resto de mi vida. Me mostraste lo que es el amor verdadero; uno que no te deja por ahí votada y abandonada. Un amor muy especial... Gracias Mikasa - y la bese, sus labios eran suaves y estaban fríos por el clima. No sentí ninguna respuesta por parte de ella, así que con el corazón roto me separé de ella. - lo siento - saque las cartas y se las entregué en las manos. Las manos me temblaban, pero no sabía si era por el frío del clima o por lo destrozada que me empezaba a sentir.  Las miro con curiosidad con la cara aún impactada.

- Gracias.... Mikasa. - salí corriendo. Tan cobarde era yo que no podía quedarme ahí para escuchar una respuesta de ella, solo podía recordar esa imagen de aquel rostro de sorpresa y la suavidad de sus labios, sus labios que lamentablemente no tuvieron respuesta a los míos. Después de salir corriendo Mikasa ya no volvió al cuarto del hospital. Esa noche llore como nadie tiene idea. Lamentablemente a la mañana siguiente yo ya no estaría para verla por última vez.

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24/08/22

Mei ivsega

Cartas Para Mikasa [Mikasa Y Tú] Terminada ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora