Tarea y más tarea

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Está bien, no pasa nada, solo tengo que cambiarme el nombre y apellido, pintarme el pelo de rojo, hacerme ochenta piercings y veinte tatuajes, tal vez una cirugía, mudarme de país y continente, duplicar mi altura, usar pupilentes todos los días y mi vida seguirá normal.

OH MIERDA, CRAIG TUCKER SABE DE LA PINTURA, ESA MALDITA PINTURA DE MIERDA. TE MALDIGO GIGI, TE MALDIGO LÁPIZ DE GIGI, TE MALDIGO VENDEDOR DE LÁPICES QUE LE VENDIÓ EL LÁPIZ A GIGI, TE MALDIGO PROVEEDORA QUE LE VENDIÓ EL LÁPIZ AL VENDEDOR DE LÁPICES QUE LE VENDIÓ EL LÁPIZ A GIGI.

Ya no se que voy a hacer con mi vida. Que Craig Tucker sepa de la pintura, equivale a que toda la escuela sepa de la pintura. Pero aún peor, CRAIG SABE DE LA PINTURA. Es decir, el popular y el nerd? Eso suena muy cliché. No se si pueda mirarlo a los ojos, o siquiera mirarlo después de saber que el sabe de mi existencia gracias a una maldita pintura de nosotros follando. Ahora cada vez que me vea va a recordar la pintura.

Antes de que pueda seguir navegando por mis pensamientos, una voz me saca de mis pensamientos.

— TWEAK! SI NO RESPONDE IRÁ A LA OFICINA DE LA CONSEJERA! – No, lo último que yo necesito son más problemas. No pienso mucho mi respuesta.

— Eh?! Presente!– respondo, perdido. En unos segundos media clase se empieza a reír, digo media por que la otra mitad ya está muerta de la risa. Les dio un infarto que el nerd de la clase no esté prestando atención? No le encuentro la gracia.

Volteó a ver a mi alrededor, y en efecto, todos se estaban riendo. Menos una persona, Craig Tucker. Nuestras miradas se conectan, desvío la vista rápidamente por la vergüenza, hasta que el profesor golpea con brusquedad su mesa y nos grita que guardemos silencio, muy irónico.

Vuelvo a voltear para confirmar si Craig Tucker me sigue mirando y así es, él no apartó su mirada de mí. Por alguna razón, mis ojos no quieren separarse de los suyos. Hasta que veo que sus ojos empiezan a bajar lentamente.

Espera... acaso está mirando mi...¿¡TRASERO!? Su mirada queda clavada ahí por unos segundos, por alguna razón no me puedo mover. Sus ojos suben rápidamente y se vuelven a encontrar con los míos, me regala una sonrisa y vuelve su mirada al profesor. Me quedo unos segundos mirándolo mientras intento asimilar lo que acababa de pasar. Al no hallar respuesta, hago lo mismo que él.

La clase empieza y el profesor anota unos cuantos ejercicios en la pizarra, cinco en total. Bastante fáciles si me preguntas. Algunos de mis compañeros bufan al ver tantos números y letras en la pizarra, empiezo a dudar si mi conocimiento en matemáticas es normal para un chico de 16 años.

Empiezo a copiarlos a mi cuaderno. Al cabo de diez minutos el profesor se digna a volver a hablar.

— Estos ejercicios son de tarea, es obligatorio que se haga en casa, y aquí viene lo importante. Se harán en grupos de a dos, ya que reconozco que son bastante difíciles. Como es Octubre y se acerca mi cumpleaños, los dejaré elegir por ésta vez. – habla, simpático.
Todos largan un "Yaaay" y se paran para buscar a su compañero. Yo me quedo sentado, suponiendo que haré esto solo otra vez. Me quedé mirando la ventana, habían cuatro pajaritos. El último en la rama se cayó de la nada. "Rayos, de casualidad te llamas Tweek?" Le pregunte en mi mente. Largué una risita por mi propio comentario.

— Hey, tú eres Tweek Tweak, cierto? – escuché su voz, otra vez, era Craig Tucker. Estará aquí para pegarme una paliza por estar en la pintura? Y ni siquiera es mi culpa estar en ella!

Giro mi cuerpo completamente a él y con una aterrada mirada asiento con la cabeza.

— Bien... Oye... Me preguntaba si... Em... – hablaba nervioso. No se supone que era el popular? Oh no... y si el quería replicar la pintura?! Y estoy hablando de en la vida real! Intento parecer relajado pero por dentro estoy muriendo ya que él sólo se queda en silencio.

— Tú... ¿quisieras hacer la tarea... en mi casa? – me ruborizo. Lo malpienso al instante.

— Q...Qué tarea? – pregunto nervioso. Su respuesta fue apuntar a la pizarra.

— Oh, claro, lo siento, estoy despistado... –

— Tómalo con calma, te veo en la salida y vienes a mi casa, tengo casa sola de todas formas, nadie nos molestará. – me dice, regalándome una sonrisa. No pude evitar malpensar su comentario otra vez. ¿Qué me está pasando? ¿Acaso la pintura de Gigi me embrujó y ahora soy un demonio de la lujuria?
Una mano agitandose en frente mío me saca de mis pensamientos.

— ¿Estás bien? Estás rojo. – Dijo, mirándome preocupado.
— ¿Eh? Ah, s-si, descuida... – No tengo ni la mínima idea de por qué estaba tan nervioso, al punto de tartamudear. Bueno, si tenía una idea. GIGI Y SU CONDENADA PINTURA.
El hecho de pensar que el sabe de la existencia de esa pintura me hace imposible siquiera mirarlo, y ahora iba a tener que hacer una tarea con él.
Dios, se que soy un guerrero fuerte pero ya suéltame por favor.

Craig estaba por decir algo más pero la campana sonó, nos agregamos en WhatsApp y se despidió de mí. Últimamente la gente está siendo muy interrumpida. Cómo sea, voy a escribirle a mi mamá para que sepa que estaré fuera de casa está noche.

El chico de la pintura ~ ¡CREEK! [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora