Capitulo uno: El rencuentro.

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Había sido un día normal, al comienzo claro, pero conforme pasaba el tiempo, el día iba empeorando. Primero, llegaba tarde a su tercera clase que resultaba ser Trasformaciones, la materia en la que peor le iba. En segundo lugar, se había perdido la comida. Se sentía de lo peor, se sentía tan cansado. Lo mas probable es que eso se debía a lo que paso la noche anterior, no había podido dormir bien por culpa de su compañero, Cassius. El idiota había metido a una chica y habían pasado toda la noche besándose. Había estado escuchando el sonido obsceno que hacían, era asqueroso.

Por obvias razones, cuando despertó, le había reclamado a Cassius que la próxima vez, pusiera un hechizo silenciador. Por culpa de eso, no pudo dormir. Estaba seguro de que se había quedado dormido a mitad de la primera clase, lo cual era horrible. Se había perdido la mitad de la clase y no había anotado nada. Lo que posiblemente le iba a retrasar en sus tareas.

La otra cosa que le estaba pasando justo en ese momento, era que había quedado con Cassius en la biblioteca, pero cuando vio que no llegaba. Reviso el lugar, intentando ver si el estaba ahí haciéndole espera demás, pero nada. No le gustaba que las personas llegaran tarde, pero conociendo a Cassius, era muy normal en el. Como ultima opción, reviso las otras mesas de la biblioteca, intentado ver si algún amigo de Cassius se encontraba ahí. Tal vez si tenia suerte, podía preguntarle si había visto al bastardo. Por suerte, vio que su mejor amigo, Altair se encontraba ahí, a unas cuantas mesas más alejadas de la suya. Vio que no tenia compañía y se acerco, de manera muy discreta, hacia el.

—¿Altair, has visto a Cassius? Hemos quedado en vernos juntos hoy para estudiar, pero ya tardo mucho.

Altair levanto la vista de su libro. Al parecer no había notado su presencia.

—Si, justo antes de venir, me dijo que tenia practica de Quidditch –su vista volvió hacia su libro, sin ponerle atención a la conversación.

Regulus se masajeo el puente de la nariz. Estaba frustrado, lo único que quería hacer era dormir.

—El maldito no me aviso. Llevo unos minutos o tal vez horas, esperándolo –había dicho eso para si, pero al parecer Altair lo escucho y soltó una ligera risa.

—Ya sabes como es.

Regulus soltó un suspiro cansado y giro su cabeza hacia la mesa en donde se encontraban sus cosas.

—Bueno, gracias por decirme.

Antes de irse, Altair murmuro un "si como sea".

Regreso a su mesa y se dispuso a estudiar un poco el solo. Se alejo de ahí y se acerco a un estante donde se encontraba sus libros favoritos. Paso sus dedos por los lomos de los viejos y polvorosos libros. Murmurando cada titulo de los libros que tocaba. Había querido empezar una nueva sección, pero el tema Magia Indetectable era su tema favorito. Aun que los libros de Astronomía no tenían comparación.

Había recorrido las cuatro secciones que abarcaban el tema, una por una y no había encontrado nada. Quería leer otra vez uno de sus libros favoritos, pero al recordad que ya lo había leído la semana pasada, decidió no agarrarlo. Estaba recorriendo por segunda vez la ultima sección, cuando noto algo inusual. En la sección de Magia Indetectable Antigua, se topo con un libro largo y grueso. Al tocar su lomo, se dio cuenta de que era de pasta dura y forrado en cuero. Lo agarro y lo saco. Se dirigió hacia su mesa, dejo el libro de lado y acomodo su espacio. Metió algunos libros en su mochila y la puso en la silla de alado. Volvió a agarrar su libro y se sorprendió un poco por ver el estado del libro, no parecía viejo ni desgastado. Polvoroso tal vez. Intento leer el titulo pero vio que no tenia.

Abrió el libro y vio como las paginas estaban amarillentas, lo cual no le sorprendió. Leyó el índice y vio que estaba dividió por temas, las primeras paginas eran de hechizos indetectables, la segunda división era de historia, sobre quien había escrito el libro, la tercera división era de pociones, algo raro. Creía haber escuchado al profesor de pociones decir que no existía ninguna poción indetectable. Al darse cuanta de eso, empezó a leerlo con gran entusiasmo.

No podía explicar lo muy interesante que encontró el libro, era una nueva rama de pociones y de hechizos por la cual ansiaba explorar. Quería seguir leyendo, pero cuando se dio cuanta de que estaba cabeceando por lo cansado que estaba, agarro sus cosas y salió de ahí.

Le sorprendió un poco el hecho de que Altair se despedía de el. No mantenía con el una relación de amigos, se saludaban de vez en cuando al encontrarse en los pasillos o en algunas clases. Aun que, algunas veces, al ver a Cassius y Altair pasar, Altair se molestaba en saludarlo y Cassius ni en cuenta. Era agradable que Altair se tomara la molestia en saludarlo. Mientras que por otra parte, nunca diría que le molestara un poco el hecho de que Cassius no se diera cuenta de su presencia. Así que, si tener ninguna excusa, se despidió de Altair.

Se aproximo a la salida de la biblioteca pero antes de pasar por el umbral reviso su mochila. Sentía que algo le faltaba, y estaba en lo correcto. Su libro de Pociones, que saco antes de haber encontrado el excepcional libro, que según el, era para tener una lectura ligera, se quedo en la mesa. Para cerciorarse de que estaba en lo cierto, reviso la mesa, y si, desde donde estaba, se podía distinguir el libro. Soltando un suspiro, regreso sus pasos. Estaba seguro de que eso se debía a que estaba tan cansado que olvidaba cosas.

Al llegar a la mesa, agarro el libro, pero antes de irse alguien le agarro el brazo. Por un momento Regulus se asusto, pero al verle la cara, intentó huir, pero el agarre se intensifico.

—Suéltame, Sirius.

Hacia ya mucho tiempo que no hablaba con Sirius. Las cosas quedaron algo complicadas entre ellos. Regulus pensaba que entre el y su hermano las cosas quedaron sin explicación. El pensaba que Sirius lo odiaba, que al enterarse que Regulus iba a seguir los mismos pasos que sus padres, sobre la pureza de sangre y convertirse en un mago oscuro declarado, se iba a distanciar de el. Regulus, por más que quería explicar que eso no era cierto, era muy orgulloso como para hacerlo.

Pero algo que si sabia era que no se iba a seguir los pasos de su padres.

—¿Por qué tanta prisa, hermanito? ¿Alguna chica que tengas esperando?

Regulus quiso matar a Sirius.

—Sirius Black, suéltame en este instante.

Regulus intento zafarse de su agarre, pero Sirius lo intensifico.

—Espera, quería pedirte ayuda en buscar un libro.

Regulus lo miro. Estaba demasiado cansado como para pensar en discutir con el, pero a la vez estaba demasiado agotado como para buscar el libro.

—Sirius, estoy muy cansado, me siento fatal. Lo ultimo que quiero es buscar algo— Regulus dejo su mochila en la mesa y se sentó en una silla. Se agarro el puente de la nariz, lo único que quería era dormir.

Escucho como la silla de un lado se movía. De pronto, Sirius le toco el hombro, Regulus volteo la cabeza y vio la expresión de preocupación que mantenía Sirius.

—¿Estas bien? Se que las cosas no han estado del todo bien entre nosotros, pero aquí estoy.

Regulus intento reprimir una sonrisa, pero estaba seguro de que Sirius la vio por que también sonrió. Después, Regulus se puso serio. Se paro de su asiento, agarro su mochila y la coloco en su hombro.

—Vamos Sirius, ¿qué libro buscas?


¿El amor lo es todo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora