Capitulo cuatro: El va a estar bien.

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Los días pasaban, Regulus se encontraba más cansado de lo habitual. Algo verdaderamente extraño. Sentía como si algo consumiera su energía. Madame Pomfrey creía que era por la falta de sueño, pero le demostró múltiples veces que no era eso, el tomaba una dosis diaria de poción para dormir, y siempre ante la vista de Pomfrey.

Regulus pensaba que todo eso, fue después de haber hablado con Potter. No tenia nada que ver, lo sabia, pero era una extraña casualidad. Pero no había vuelto a ver a Potter desde que Madame Pomfrey los encontró hablando a altas horas, ni a escuchado hablar de el, ni de Sirius. Pero esa no era su mayor preocupación.

Normalmente buscaría libros sobre el por que se sentía tan cansado, pero Pomfrey no lo dejaba salir. Según ella, Regulus es el paciente más afectado que tuvo y eso que llevaba muchos años trabajando como enfermera en Hogwarts, pero Regulus sabia que eso no era del todo verdadero.

Una tarde, Regulus se decidió, intentaría convencer a Pomfrey de por lo menos dejarlo salir a la biblioteca, a buscar unos de sus libros, para no aburrirse. Y cuando la oportunidad estuvo frente a el, en el exacto momento en que Regulus iba a llamar a Pomfrey, las puertas de la enfermería, se abrieron, dejando ver a Altair, quien rápidamente, se acerco a su cama. Con una sonrisa acogedora en su rostro, y con varios libros en su mano. Sus visitas eran agradables, pero eligió un muy, muy mal momento para ir a verlo.

-Hola Regulus. ¿Cómo estas? ¿Te sigue doliendo la herida? -pregunto, con un poco de preocupación, después, dejo los libros en la mesa de noche.

-Hola Al. Estoy bien, la herida no me a dolido mucho, solo que, inexplicablemente me e sentido más cansado. Quería pedir un permiso a Madame Pomfrey para ir a la biblioteca a buscar algún libro que tenga algo sobre las heridas no mágicas, pero... apareciste tu -dijo con cierta lastima en su tono de voz.

-Mm, por que no le dices a Pomfrey si puedes salir, y yo te mantengo vigilado -agarro un libro y lo abrió en la primera pagina, prestando atención a Regulus, pero al mismo tiempo leyendo el libro. Regulus se sorprendió, ni el mismo podía hacer eso.

Pensó en la opción que le propuso Altair. Esa opción tenia más probabilidades que la suya. Lo intentaría, pero primero tenia que hacer el típico chequeo y tenia un poco de vergüenza con Altair enfrente.

-Al -lo llamo con voz extraña. Altair levanto la vista de su libro, prestando atención a Regulus -podrías darte la vuelta, voy a revisar mi herida.

Altair asintió, y dio un giro sobre su asiento, dándole la espalda a Regulus.

Este, se recargo en la cabecera de la cama y, con su varita, convoco una venda y una gasa nuevas, al aparecer las hizo a un lado. Levanto su camisa, quito el seguro de la venda y la retiro. El parche que cubría la herida, tenia manchas de sangre, nada de lo que sorprenderse. Lo despego cuidadosamente, soltando pequeños quejidos de dolor. Una gota de sangre se derramo y recorrió su abdomen, pero antes de llegar al inicio de su pantalón, murmuro un hechizo sin varita y la sangre se desvaneció. Miro la herida atentamente, y noto que tenia algo amarillo. Un especie de fluido. Era la primera vez que lo veía, no sabia lo que era y lo que significase.

Pensó en llamar a Pomfrey, pero sabia que si le decía eso, no lo dejaría salir, así que opto por decírselo a Altair.

-Al, puedes decirme que es esto.

Altair se dio la vuelta y encontró a Regulus con la camisa levantada, lo cual era un poco incomodo para el y para Regulus, pero, muy extrañamente, lo encontró muy atractivo. Altair no quito su mirada de la parte descubierta del cuerpo de Regulus, quien, al notarlo, aclaro su garganta para llamar su atención. Altair se acerco más, exactamente al lugar en donde estaba la herida.

¿El amor lo es todo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora