RELATOS ESPECIALES_

_El Cuadro_

     Londres

6:00 am

      Me he levantado hoy con la intensión de pintar un cuadro pero, no cualquier cuadro sino uno que exprese pasión, un mundo lleno de sensaciones encontradas y claridad.

    En estos días la gente no disfruta el arte como es debido solo piensa en si el artista es profesional o cuanto cuesta la pieza. Aveces es feo no ver la naturalidad y la belleza que desprenden con tan solo una vista.

(...)

     Camino por las calles para aclarar mi mente y me siento en un banco a admirar el mar y las gaviotas. Cierro los ojos lentamente pero, me interrumpe una bella dama. No atino ante su sonrisa y simpleza.

- ¿Hola tienes encendedor?- me dice con una voz angelical pero, yo solo puedo fijarme en sus carnosos labios.

- Sii...sii - le respondo como un bobo.

- Gracias. Me puedo sentar ?- me pregunta y eso me da tal animo que mi respiración se corta por unos segundos.

- sii...claro - le digo con normalidad.

- ¿Vives cerca de aquí? - cuestiona con mucha curiosidad y como que no comprendo a donde quiere llegar.

- Sii

- ¿No sabes otras palabras ? - me pregunta con un tono de burla y me da pena el no expresarme bien como suelo hacerlo con otras personas.

- Si - Le respondo y nos reímos a la misma vez.

- Mucho gusto Héctor Fernández.

- Lucía Castillo.

(...)

       Después que conocí a Lucía me encantó más todavía, es la diversión en persona. Pensaba que era tímida pero, no todo lo contrario su sencillez atrae a cualquier hombre para pecar.

  Pues nunca pensé que me acompañaría en esta aventura, y ahora está aquí en mi apartamento posando frente a mí y yo pintando, mis ojos por cada segundo viajan por todo su cuerpo mientras estoy acompañado por la música de Amy Winehouse. Decido parar para fumar un cigarro y beber un poco de café. Me acerco un poco y le pregunto si desea una copa de vino pero, se negó. En un momento presencié un total silencio en la habitación, y era que sus nervios se la tragaban con rápidez. Lucía era inexperta en esto así que cada rato tenía que decirle como posar, mantener el menton en alto y nunca moverse. Los roses no paraban y los suspiros inesperados de ellas seguían. El cuadro estaba teniendo un buen resultado. Los trazos conectaban más todavía y se veía perfecto.

   

(...)

       Cuando terminé se lo enseñé, me dijo que quedó encantada con el resultado y me respondió con un beso. En realidad no me lo esperé y me fascinó la idea de que tomara la iniciativa. Ella no lo pensó dos veces y sus manos recorrieron todo mi cuerpo en minutos, desgarró mi camisa con desespero en lo que seguía besandome. En ese momento le concedí el trono porque se veía como la mismisíma Reina. Eramos solo dos almas endemoniadas, dos cuerpos bien pegados sintiendo todo tipo de sensaciones. Despojó lo poco que quedaba de ropa. Sus caricias y mordidas eran extremas. No dejaba que le tocara y eso me ponía más todavía. De un momento a otro tomó mi paquete como si nada para masturbarme, pues me sentía en la gloria por su maldita boca y su filosa lengua esa que te hace fantasear y con un solo roce te eriza la piel sin medidas. En segundos me descontrolé como un lobo buscando su caza, la tomé en brazos y la guíe al sofá. Cuando me senté ella se subió arriba de mí comenzando un movimiento de caderas, le apreté las nalgas y mi polla estuvo dentro de ella. Al principio nos lo tomamos con calma pero, después mis embestidas fueron salvajes. Nos encontrabamos los dos en el paraíso, lo sabía por sus gemidos eran incomparables. Estabamos llenos de sudor y con más hambre de sexo. Su gema se convirtió en un vicio para mí al contraerse. El morbo y el placer estaban destinados ese día. Nuestra respitaciones eran cortas y lujuriosas, al final.

    Cuando se cambió no hubo una mirada solo vergüenza en la nada y se fue sin decir adiós. En cambio yo me sentía en otro mundo por culpa de esa mujer llamada Lucía Castillo. Y sí, la verdad si disfruté el arte de una Diosa.

  Hola lectoras y lectores aquí les dejo un pequeño relato... Espero que les guste como a mí.

Ya saben comenten xfavor y voten.

Besos de Didi