Objetivo claro, blanco fijado

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Se puede ver a un niño de seis años tirado en un parque, lleno de pequeños moretones y quemaduras de parte de sus "amigos", los cuales jugaban a los héroes y villanos, por lo que, como siempre, todos, incluso su hermana menor por un año, fueron contra él. El resultado fue que quedo así de herido, sin siquiera la posibilidad de moverse. Este niño se levanta y empieza a caminar, pero estaba caminando a ciegas, pues partes de ceniza cayeron en sus ojos y lo dejaron parcialmente ciego, así que, sin querer, ingresa al bosque.

—¡¿HOLA??!—el niño intenta encontrar a alguien para que lo ayude, pues solo podía moverse al tocar las cosas, así que, cuando toco un árbol y sintió la corteza, supo que estaba en muchos problemas.

Al caminar, el siente como algo lo empuja con un zarpazo, haciendo que grite al sentir como algo corto su espalda, aun ciego, siente como algo se lanza hacia él, así que inconscientemente usa su brazo para evitar que lo coman, sintiendo algo, un mordisco en su brazo, por lo que empezó a llorar, iba a morir.

—Kiru (Corte)—antes de que él pueda seguir llorando, siente como algo mancha su cara y, lo que sea que lo mordía, lo suelta.

Antes de que pueda seguir llorando, alguien lo carga y siente como el viento choca fuertemente contra su cara, lo cual hace que olvide el dolor por unos segundos. En poco siente como alguien lo moja entero, haciendo que se queje por sus heridas, pero al instante siente como le pinchan la espalda y luego el brazo, así que solo se muerde la lengua para no seguir gritando. En poco, el dolor pasa y aquel extraño le limpia cuidadosamente la cara, permitiéndole ver. Nota que está en medio del bosque, sin su camisa y solo en ropa interior. Esta en un pequeño arrollo, encima de una roca y con una pequeña cascada. Se fija en una caballa y, al lado de ella, una especie de entrada enterrada.

—Al fin despiertas, pequeño renacuajo—él se voltea, notando a un hombre calvo, con ropas extrañas, pues parecen del siglo pasado, esta muy viejo, con barba y bigote de color blanco, además de vendas en los brazos y los pies.

—H-H-Hola...—el niño se muestra asustado, pero no dice absolutamente al ver que su brazo está totalmente suturado.

—Te ataco un jaguar, así que lo mate para salvarte, pequeño—él se le acerca y le pone la mano en la frente—¿Como terminaste así? Las mordidas y zarpazos son entendibles, pero las quemaduras no lo son.

—E-Estaba ju-jugando con algunos amigos—explica nervioso el pequeño niño.

—Esos juegos no son de niños—el anciano se sienta en la roca.

—... Ya... Ya me voy—el niño intenta levantarse, pero cae nuevamente.

—Calma, te podrías lastimar, pequeño renacuajo—él pone su mano en la cabeza del peli verde.

—O-Ok—el anciano se sienta al lado del pequeño, para poder hacerlo sentir seguro.

—¿Como te llamas? —pregunta, mientras mete su mano en el agua.

—I-Izuku Midoriya, señor.

—Bueno, me llamo Jun-Lao Shin, es un gusto...

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Es sábado, así que tengo muchas posibilidades para hacer. Papá, como de costumbre, salió a la agencia en la que trabaja a hacer cosas de héroes, mientras que mamá salió a trabajar en su oficina privada. Izumi y yo nos quedamos en casa, aunque pienso salir a comprar algo de material, necesito aleaciones más duras para mis armaduras, pero tampoco quiero ser muy pesado, me baso en la velocidad, no en el poder de impacto.

Izuku: Viento de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora