Irrupcion en Detnerat

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—¡¿Que hago primero, sensei?!—pregunta el pequeño de cabello verde, mientras hace movimientos similares a un extremadamente patético karate o taekwondo, pues piensa lo que cualquier niño piensa, que antes de gatear ya sabrá volar.

—¿Sabes cómo se hace una espada? —pregunta Jun con los brazos juntos.

—Ehhh... Era con...—el niño se rasca la cabeza, sin saber que responder.

—Sígueme—ante sus palabras, el chico asiente.

Ambos comienzan a cambiar unos metros ven un pequeño pozo, o bueno, lo que aparenta ser un pozo. Hay varias cosas junto a él. Lo más notable es que todo el suelo esta recubierto con tierra seca y rocas, como un pavimento rudimentario. El pozo tiene una enorme roca en la parte superior, la cual esta sostenida gracias a un cable o una cuerda metálica muy gruesa. El anciano saca una pequeña daga y la choca contra el borde del pozo, viendo como la chispa enciende una poderosa flama que se eleva varios metros.

—Los canta espadas somos herreros natos, pero el talento herrero se ha diluido por la modernidad. Despertare esos conocimientos en ti con una prueba—el levanta con una cadena un balde hecho de un material rocoso.

—¿Qué es eso? —pregunta con inocencia.

—Las espadas y la armadura no salen de la nada, se hacen con metal calentado y bañado en magma. Aquí, en este pozo, hay un poco. Tu solo...—el deja el balde ardiente caer, mostrando que posee una pequeña cantidad de magma—Tendrás que llevarlo a la sima de esa montaña—el señala una montaña ubicada en las cercanías del bosque, lo cual no será tan complicado si no fuera porque dicha montaña está a al menos unos 2 kilómetros.

—... ¡YO PUEDO! —el niño toma el balde con sus manos por una agarradera, pero al instante la suelta con lágrimas, mientras mira sus manos llenas de cayos, se ha quemado.

—Te veo en la sima, renacuajo—el hombre desaparece, dejando solo al niño, el cual solo mira sus manos y se prepara para rendirse, pero un susurro suena en su cabeza "DEKU"

—¡PLUS ULTRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! —un poderoso grito suena por todo el bosque.

Los minutos se vuelven horas y Jun-Lao espera en una pose de meditación en la sima de dicha montaña. Él sabe que le costara mucho, sabe que sufrirá, sabe que incluso podría fallecer, pero es un entrenamiento que lo volverá fuerte. A diferencia de la era actual, en el pasado se alcanzaban habilidades super humanas a base de entrenamientos así de brutales y dolorosos. Sentir tus pulmones colapsar, tus ojos sangrar, sentir tus venas explotar por la tensión que ejerces, solo eso dará nacimiento a la verdadera fuerza, la fuerza de un verdadero monje de espadas, y así nacerá el ultimo de este linaje, pues sabe algo, sus días están más que contados.

—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG! —un poderoso gruñido lo hace salir de la pose, por lo que se asoma por el risco, viendo algo que lo hace sonreír.

Es Izuku, el cual está escalando las rocas con sus manos desnudas y tiene dicho valde en la boca, con la lava aun hirviendo y brillando al rojo vivo. Él sonríe más al ver sus manos, con los músculos casi que expuestos por las quemaduras, llenos de piedras, ramas y su propia sangre, pero lo más sorprendente son sus ojos y su cara. Cada vena en su cara se ha marcado y sus ojos están llorando sangre, pero una mirada determinada aparece en ellos. Un fuerte pisotón dicta el final de dicho martirio, el balde cae en pie y, frente a él, un joven con la boca y las manos quemadas solo mirar al cielo, para luego gritar.

—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRGGGGGGGGGGGGGGGG! —un grito aún más potente que el anterior lo hace sonreír, mientras ve como el lentamente cae al suelo, pero solo lo atrapa al aparecer en un parpadeo.

Izuku: Viento de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora