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Sofía y yo nos encontrábamos sentados junto a la ventana en una pequeña pizzería-bar. Antes de llegar a dicho sitio Sofía había estado esquivando mi mirada y al parecer estaba un poco molesta, pero, tenía razones para estarlo, lo que hizo Samantha fue una declaración de guerra muy sutil la cual nos involucraba a ambos.

-¿para quién es la cerveza?- pregunto la mesera que se encontraba parada frente a nosotros

-es mía- respondí, la mesera coloco el vaso de cerveza en la mesa frente a mí y un jugo frente a Sofía, levante mi vaso y bebí un poco, observe a Sofía dándole vueltas al pitillo en medio del vaso

-¿qué tienes?-

-nada-

-claro... eso no te lo crees ni tú-

-es que... nada mejor olvídalo- ella agacho su mirada mirando su vaso

-¿te molestó conocer a Samantha?-

-no... además ¿por qué debería molestarme?- la mire y suspire, me decepcionaba un poco el que no aceptara totalmente el gusto que tenemos el uno por el otro, pero no era la mejor persona para reprochar eso

-claro que te molesto-

-no me disgusto que me la presentaras, me disgusto ella, su forma de hablar, su coqueteo, su forma de demostrar que es ella- dijo en un tono triste y aun con su cabeza agachada.

-¿además que hacías tú con ella?-

- ella simplemente apareció, fue una coincidencia... ¿crees que yo quería verla?... Sofía, si utilizo mí tiempo junto a ti es porque me importas- levante su rostro, apoye su cabeza junto a la mía y me atreví a darle un pequeño primer beso el cual roso levemente sus labios con los míos, la mire y ella me sonrío

-es Fragments of time- dije refiriéndome a la canción que sonaba al fondo, Sofía sonrió e hizo un gesto sonriéndome, cabe resaltar que su sonrisa me gusta mucho, yo le respondí de igual manera

-es muy bonita esa canción-

-pero tú eres más bonita-

-idiota-

- dime algo que no sepa- Sofía no pudo aguantar la risa con mi comentario

-sabes... tu sonrisa es la sonrisa más bonita que he visto-

-lo sé, lástima que la tuya no lo sea- Sofía respondió a mi afirmación y termino con una mueca y sacándome la lengua

-boba-.

Bebí unas cuantas cervezas más y Sofía se animó a beberse una, a eso de las once menos diez yo me encontraba frente a su casa despidiéndome de ella mientras su madre, la señora Lili nos observaba desde la puerta con una pose de modelo, tal vez pensando que se veía como una, cuando la realidad era otra, pues, no creo que una modelo se vea tan fatal en pijama. Creo que por la presencia de la señora Lili no me atreví a besar a Sofía aunque debo admitir que me hubiera encantado, nos dimos un abrazo y bese su mejilla sabiendo que deseaba besar sus labios al igual que ella los míos y eso lo sabía, los ojos nunca mienten, sin más que hacer, me dispuse a partir hacia mí casa.

Me senté en la parada del autobús, no paraba de pensar en lo bonita que es, lo bonito que son sus ojos...su cabello... su personalidad... ella... en medio de ese viaje de pensamientos, la silueta de Samantha retumbo al fondo de mi cabeza, de inmediato sentí escalofríos mientras una luz se acercaba, era la del autobús que esperaba, cuando este llego me dispuse a subir, notando un clima frio debido al aire y la soledad de dicho transporte, tome asiento cerca al conductor y me dispuse a pensar en aquella desgracia de haberme topado con Samantha y más con el hecho que conoció a Sofía, sabia en el fondo de mí que algo iba a terminar un poco mal, saque mis audífonos tratando de olvidar las tonterías que pensaba y esas suposiciones que emergían de mi imaginación, le subí el máximo volumen a mi reproductor y cerré mis ojos.

Corazón en GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora