Corazón en Guerra

6

Desperté el domingo con una cara desastrosa al igual que la migraña que me azotaba, y no era para más, pues mi cuarto me demostraba el por qué, habían botellas de licor vacías; cerveza, wiski, vodka entre otros y colillas de cigarrillos, mi cuarto era un desastre. Mire mi teléfono en el cual tenía más de diez mensajes de Tylor al igual que llamadas en los mensajes solo decía "¿estás bien? Llámame por favor" Omití dichos mensajes y me levante, fui a lavar mi cara, después de ello me dirigí a la cocina y me serví un poco de café que al parecer mi tía había hecho, pues no podía confirmarlo ya que no estaba nadie en la casa.

-maldita fiesta, maldita Samantha, tonta Sofía, malditos todos...- grite para desahogarme un poco.

Abrí la nevera y para mi sorpresa ahí estaba aquella botella de ron que deje para tomarme después, serví un poco en mi café y tome un sorbo; era una combinación bastante agradable a mi gusto. Me senté en la sala y prendí un cigarrillo aprovechando que estaba solo, pues mi tía odia el olor de este en la casa.

Me parecía tan devastador que unos segundos definieran una relación tan grande, como era posible que los errores de otros te destruyeran a ti.

Termine mi cigarrillo y encendí otro, levante mis pies sobre el asiento y mire hacia el techo como solía hacerlo cuando me ponía a pensar, por lo general pensaba en cosas existenciales cuando observaba hacia arriba en mi cuarto, pero, al estar en la sala debía pensar en otras cosas, bueno no debía pensar en otras cosas, pero hubiese sido mejor ponerme de existencialista, sin embargo me ocupe en lo tonto que fui al ir a esos cumpleaños y más aún llevar a Sofía, en ese momento entendí que si tenía sentimiento y que fácilmente estos me podían dar malas jugadas, lo único bueno del asunto, era el hecho que estos sentimientos eran bastante difíciles de salir.

-PETER, APAGA ESE CIGARRILLO Y BAJA LOS PIES DE LOS ASIENTOS- caí de inmediato al escuchar ese grito, no sé cómo no oí cuando mi tía abrió la puerta de la casa

-uno no lo puede dejar solo un momento porque le deja la casa oliendo feo y aparte de eso desordenada.... Me hace el favor y me la arregla y se fuma su pedazo de papel fuera de la casa- cabizbajo acate las ordenes de mi tía como un perro muy bien entrenado y es que cuando esa mujer se enojaba, no había depresión que me excusara.

Horas después, a eso de las cuatro de la tarde, estaba tirado en la cama de mi tía mirando el techo mientras en mis oídos sonaba un leve "but i'm a creep, i'm a weirdo. What the hell am i doing here?" mi tía entro a la habitación con dos tazas de café, me ofreció una y yo respondí a su solicitud, cambie mi postura, desprendí de mis oídos los audífonos y me senté en la cama junto a ella

-¿a qué horas llegaste ayer? No note cuando entraste y eso que estaba pendiente- mire a mi tía con un poco de tristeza y me digne a responder

-llegue a eso de las tres de la madrugada- hice una sonrisa fingida y tome un sorbo de mi café

- y ¿qué tal les fue?- suspire, mire el negro del café en mi taza y me perdí un poco en está tratando de evitar dar una respuesta honesta

-muy bien tía, nos divertimos mucho- sabía que mi tía iba seguir ondeando sobre lo sucedido en aquella fiesta y el que hice en ella, pues me había "divertido mucho" cosa que del todo no era falsa, solo tenía una salida muy formal para librarme de aquel bombardeo de preguntas

-me di cuenta que ibas a salir ayer también, ¿Qué tal te fue?- dije tomando mi último sorbo de café, mi tía suspiro, cosa que no me gustaba, hizo una mueca un poco inusual en ella y que sabía leer muy bien

-Wilson me termino ayer- una lagrima tras otra de una manera lenta empezó a caer sobre el rostro de mi tía y era de esperar después de su declaración, ella quería mucho a aquel señor, pero, el amor de ella y el parecía algo juvenil, peleaban mucho, había mucho drama en medio, pero se divertían mucho.