Extra

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Junhyuk miraba con tristeza al alfa tirado en el suelo. ¿Quién podía creerlo? Watanabe Haruto, un gran alfa y jefe de la mafia más poderosa en Corea y Japón, temible y respetado, se encuentra tirado en el suelo de su sala, con una botella en mano mientras se ahoga en alcohol.

Junhyuk no sabía qué hacer, la desesperación se apoderaba de él como cada vez que llegaba y veía a Haruto así, tan miserable que no parece él.

—Ruto -se acercó despacio, con la intención de quitarle la bebida de la mano, pero Haruto fue más rápido en empujarlo.

Los ojos de Junhyuk se llenaron de lágrimas.

Desde que habían dejado Corea todo se volvió un caos, Haruto se volvió un completo caos: su gente iba muriendo en misiones que no eran bien planeadas, el dinero estaba desapareciendo, todo el imperio que Haruto se esforzó en tener por años se estaba yendo al diablo, sus enemigos estaban aprovechando su debilidad y lo buscaban.

Y a Haruto no parecía importarle.

—Hoy es el cumpleaños siete de Myah.

Con lágrimas en los ojos, el omega intentó animarlo, pero Haruto lo alejó.

—Ruto.

—¿Por qué sigues aquí, Junhyuk?

Se tenso ante la pregunta, porque si bien seguía junto a Haruto incondicionalmente, ya no sabía porqué. No estaba enamorado de Haruto, ya no, el alfa del que alguna vez se había enamorado ya no existía, y eso le dolía de sobremanera, pero Haruto era su amigo, lo fue durante muchos años, desde cachorros, y por más que sus ojos ya no brillaran enamorados al verlo, Junhyuk quería ayudarlo, Como el amigo que siempre tuvo que ser.

—Quiero ayudarte.

—¿A qué? -con molestia le dio otro trago, como si se tratara de simple agua-, ¿qué quieres de mí? Perdí todo, ya no tengo nada, vete como todos lo están haciendo, Son libres.

—No funciona así, no quiero irme.

—Pero yo no te quiero cerca.

—Rut-.

—¡No quiero que termines como Yedam!

El grito lo hizo romper en llanto, porque aún dolía, pensar que Yedam había fallecido hace unos días por uno de los tantos errores de Haruto, pero Junhyuk no quería irse, no como todos lo estaban haciendo.

Haruto había dado una orden, el negocio terminaba ahí, todos lo que aún quedaban con vida podían ir a casa, formar una familia o buscar otro bando al cual unirse, no importaba para Watanabe, ya nada importaba para él.

—Tampoco quiero que termines como él.

Haruto hizo un intento inútil de reír. En realidad Haruto quería terminar como Yedam, y como todos lo que murieron antes de él, porque ya no le encontraba más sentido al seguir vivo.

No podía culpar a Jeongwoo, aunque hubo un tiempo donde lo hizo, en realidad hasta pensó en volver a Corea y robarse a su hija, pero Yoshi fue quien lo enfrentó y le dijo lo estúpido que era eso.

Cuando se fue de Corea comenzó a sentir un sentimiento de rencor hacia quien fue su omega, por alguna razón creyó que era una buena idea culpar a Jeongwoo por todo.

Jeongwoo lo había dejado.

Jeongwoo lo alejó de su hija.

Jeongwoo hizo su vida una miseria.

Jeongwoo, quien lloraba por una marca suya, se había ido con otro alta y se dejó marcar por él.

Jeongwoo, el mismo omega que quería una familia con él, le arrebató todo de las manos y se fue a cumplir sus sueños con alguien más, como si Haruto no fuera importante, alguien irrelevante que podía ser cambiado.

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𝙴𝚕 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊 𝙳𝚎 𝚄𝚗 𝙼𝚊𝚏𝚒𝚘𝚜𝚘 ʰᵃʲᵉᵒⁿᵍʷᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora