II.- Mieczyslaw Genim Krasikeva

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Stiles se despertó de mal humor, odiaba las mañanas y más las de instituto.

Miro su cuarto con una sonrisa. Noah había pintado tres paredes de azul grisáceo y un blanca al igual que había colocado algunos cuadros con dibujos suyos y de sus padres. Tenía un gran librero que no tardo de llenar con sus libros, un escritorio y un pequeño mueble donde ponía todas sus cosas de dibujo. Su armario era bastante grande y tenía unos pequeños estantes y cajones.

Se levanto, tomo su ropa y se dio una ducha larga y relajante. Al salir vestía unos tejanos de mezclilla, una playera negra ceñida al cuerpo y arriba de esta una camisa de cuadros negros y azules oscuros, la remango arriba de los codos.

Ya abajo se encontraban todos, Peter miraba con ternura a Noah que hacía el desayuno con rapidez mientras que Malia servía dos vasos de jugo.

— Buenos días. — dijo Stiles sintiéndose un poco animado, habían pasado tres semanas desde que no despertaba con alguien en casa.

— Buenos días, Mitch. Yo tengo que correr pero el desayuno esta hecho. — beso lo labios de Peter, luego la frente de Malia y repitió lo mismo con Stiles — Suerte en tu primer día, te quiero. — le gritó Noah antes salir de la casa.

— Eso es nuevo. — susurró Stiles con cariño aunque no lo demostrara su rostro. Desde la muerte de su hermana había aprendido a ocultar sus sentimientos, no quería que alguien viera de nuevo que lo hirieron o antes no quería que otros supieran como se sentía, solo le gustaba sonreír cuando realmente era feliz, no se negaba a sentir. En ese tiempo cuando se fue con sus padres estaban deprimidos por su hermana así que decidió no preocuparlos más, no fue su mejor época.

Peter sonrió al oler la felicidad en el chico. Algo le decía que necesitaba de ese cariño, había cosas que eran misteriosas en su ahora nuevo sobrino.

— Nosotros ya nos vamos. — dijo Malia una vez que terminaron de desayunar.

— Adiós, Peter. — se despidió Stiles mientras seguía a la chica.

— Suerte en tu primer día.

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La manada se encontraba en la entrada del instituto, charlaba acerca de lo que haría en el entrenamiento de la tarde, sabían que sería un infierno ya que su alfa no les da ni un descanso.

Kira se acercó a ellos con una sonrisa en su rostro, desde la noche anterior había adorado al primo de su novia, era encantador y muy amable así que estaba bastante emocionada porque la manada lo conociera.

— ¿Qué te tiene tan contenta? — le preguntó Scott con diversión, la chica era su mejor amiga.

— Anoche Peter y Noah le pidieron a Malia que fuera a casa porque su sobrino había vuelto y ahora viviría con ellos. Lo conocí y es una gran persona. — comentó la chica emocionada.

— Espera... ¿Stiles regreso? — preguntó Scott para después ser empujado por Jackson y Lydia.

— ¿De verdad es Sti? ¿Castaño, piel pálida cubierta de lunares y hermosos ojos whiskey? — preguntó Lydia a la kitsune.

— Si. ¿Lo conocen?

— ¿Quién no conoce al pequeño Stiles? Él siempre fue bueno con todos y defendía a los demás. — explicó Isaac recordando al pequeño niño que siempre le preguntaba cómo estaba e iba a comer a su casa galletas preparadas por su madre.

— Stiles fue un niño muy querido por todos, nosotros éramos sus amigos. — se señalo a si mismo, a Isaac, Jackson, Cora, Lydia, Boyd, Erika y Allyson — Pero estos dos que acaban de empujarme eran sus mejores amigos. — explicó el latino.

— Eso es verdad pero Sti adoraba a Isaac, era como su hermanito. — comentó Lydia con orgullo.

— Nunca lo dejaba solo. — comentó Jackson con una ligera sonrisa adornando su rostro.

Los que no habían estado con ellos desde la infancia estaban bastante sorprendidos al escucharlos hablar sobre alguien de esa manera demás de que su aroma era de felicidad.

Todos giraron la cabeza al mismo tiempo al ver el auto de Malia estacionarse cerca y de el salieron la coyote y el famoso castaño.

— ¡Sti! — gritaron Lydia, Isaac y Jackson al mismo tiempo mientras corrían hacía el castaño que estuvo cerca de caer al suelo si Malia no lo hubiera sostenido.

— Quien diría que incluso más grandes seguirían siendo unos llorones. — les dijo Stiles con diversión mientras disfrutaba del abrazo de sus amigos. Tenía que ser honesto los había extrañado demasiado.

— Es bueno ver que estés de reteso. ¿Qué haces aquí? — le preguntó Lydia mientras veía a su amigo de arriba abajo, se había vuelto mucho más lindo y apuesto.

— Digamos que las cosas se complicaron un poco, mis padres murieron así que solo me quedaba regresar con el tío Noah. — les explicó Stiles tranquilo aunque un leve olor a tristeza llego a las narices.

— Lamento escuchar eso. Estás con nosotros. — le dijo Jackson colocando su cabeza sobre el hombro del castaño feliz de recibir carias en su cabello.

Isaac se colgó del brazo del castaño dándole apoyo mientras que Lydia había colocado su mano sobre el pecho del chico. Los demás se dieron cuenta de que ellos estaban marcando a Stiles con su olor, Erika y los otros amigos del chico hicieron lo mismo.

— Creo que deberíamos de decirle a Derek de esto en la tarde. — susurró Liam mientras aguantaba las ganas de dejar su aroma en el castaño. Era como si Stiles llamara a sus lobos para acurrucarse y sentir su calidez.

— Deberíamos de entrar, no es que quiera pero debo de mantener un buen promedio para graduarme. — les dijo Stiles con una sonrisa en su rostro.

— Como si no pudieras hacerlo, desde niños ha sido un genio y me imagino que eso no ha cambiado. — le dijo Lydia mientras agarraba su brazo y entraban al instituto con Jackson y los demás a su lado.

— Tienes razón, pelirroja. Solo quiero que esto termine, odio el instituto.

Los demás rieron ante el comentario del chico.

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De algún modo lograron convencer a Stiles de que los acompañara al loft donde se reunían después de clases, la mansión era solo el hogar que usaban los fines de semana o cuando Derek no quería que entraran a su loft donde era su cueva a pesar de que a su alfa no le gustaba que estuviera fuera de casa, obviamente no le dijeron que era una reunión de manada.

Al llegar abrieron la puerta encontrándose con Derek haciendo ejercicio sin playera, era algo común en ellos pero para el castaño no y solo sonrió con lujuria.

— ¿Quién diría que el escuálido Derek Hale se volvería así? — preguntó Stiles rompiendo la concentración del moreno que giró para verlo quedándose embobado con el menor. 

¿Se Repite la Historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora