Llevaba dos cuartos de hora rodando por las transitadas calles de Buenos Aires, parecía que el mundo entero había decidido tomar aquella ruta creando un complot para que se demorara, a su juicio una eternidad, en llegar al sitio que estaba marcado en su GPS con una flechita en rojo.
Todavía no podía creer lo que había ocurrido en aquella oficina minutos atrás, y menos aún su respuesta a la propuesta hecha por Joaquín.
<< Mereces lo mejor de esta vida Lucía >> - había dicho él - << y yo quiero dártelo. Te veo en mi casa en media hora, si tú así lo deseas. Permíteme regalarte una cena que será breve, pero servirá para alejar todos tus miedos. Permíteme ser el héroe de todos tus deseos, déjame regalarte el azul del cielo. Permíteme ofrecerte la primera de muchas noches para amarte con la luna de testigo, para amarte hasta que ya no me quede aliento, permíteme poseerte entera hasta que la necesidad de que nuestros cuerpos y almas sean uno solo, sea saciada. Permíteme hacer todos tus sueños realidad >>
Un << está bien >> casi inaudible había salido de su garganta minutos antes de que Joaquín tomara su mano y la besara.
El mero recuerdo de aquellas pretéritas vivencias hacía que temblara todo su cuerpo, sonrió como una tonta al rememorar lo que él le había dicho.
<< Hay algo en tí que me resulta tan familiar, como si todo esto fuera conocido. Tus ojos me hipnotizan, y tu hermoso cabello de fuego me hace sentir joven otra vez, me transporta a mi infancia >>
No había entendido bien el significado oculto en las palabras de Joaquín, de hecho, se rehusaba a seguirle dando vueltas al asunto, sin embargo, no podía negar que el apelativo que utilizó para referirse a su rojiza cabellera le llamó mucho la atención, él era la segunda persona que la llamaba así, y coincidentemente también se llamaba Joaquín. << Pequeñas casualidades que te regala la vida >> - justificó -
Sus uñas tamborileaban incensantemente en el volante de su coche, jamás en toda su vida se había sentido tan desesperada, excepto aquella vez hace muchos años cuando la separaron de su Joaquín, su corazón latía exactamente igual y es que tan pronto recibió la ubicación de él tomó su bolsa y prácticamente corrió por los pasillos de Aladino Producciones hasta llegar al estacionamiento. Cualquier persona que la viera pensaría que estaba loca. Pero el solo hecho de saberse lejos de los brazos de Joaquín Galán, hacía que ella quisiera regresar nuevamente a ellos y no separarse jamás.
Una sonrisa triste se instaló en su rostro al recordar a su Joaquín, el día que ella tanto temía había llegado, el día en que tendría que decidirse por uno, solo por uno. Y por mucho que le doliera a su corazón, su mente y su cuerpo le gritaban que debía dejar ir al Joaquín niño y quedarse con el Joaquín hombre, pues lo más probable es que él la hubiera dejado ir hacía mucho tiempo ya, quizás ni siquiera se acordaba de ella.
Solo Dios en los cielos era testigo de todo lo que había hecho para dar con su paradero y lo mucho que había sufrido al no haberlo podido encontrar.
<< - Tienes que ser fuerte Lucía - se dijo - tienes que luchar por ganarte el amor de Joaquín Galán - suspiró como una tonta cuando su cuerpo le recordó todo lo que ese Galán le hacía sentir tan solo con el eco de su voz ->>
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Un apresurado y emocionado Joaquín corría de un lado a otro intentanto que todo estuviera listo para cuando Lucía arribara, agradecía internamente de que la señora de la limpieza hubiera estado allí el día anterior por lo que todo estaba impecable. Se había detenido en un almacén para conseguir unas cuantas velas aromáticas, mismas que ahora estaba colocando estratégicamente por la sala y su habitación.
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Entre La Espada Y La Pared
FanfictionUn amor de infancia. Un amor que no se olvida. ¿Podrán ellos librarse de aquel recuerdo y arriesgarse a vivir esa nueva oportunidad que la vida les da? * Inspirada en los personajes de Daisy y Benjamin (The Curious Case of Benjamin Button)