Y gracias a esto es que el pueblo, con temor y dolor, se separó de sus esposos, hijos, amigos, hermanos y amantes. Yo pensé que eso sería lo mejor, que traería honor y riquezas a mis bebés para que vivieran sin necesidad de nada y sin temor a ser aplastados por cualquier noble inepto incapaz de ver más allá de sus propias narices.
- Te amo, dulzura y sabes que jamás rompo mis promesas. Así que no te preocupes, regresaré sana y salva. No olvides que eres la mayor y debes aprender a guiar y escuchar a tus hermanos. Se fuerte por mi. - le dije a Lily, besando su mejilla, abrazándola y limpiando sus pequeñas mejillas sonrojadas. No pudo hablar y se aferró a mi mientras su pequeño cuerpo temblaba sin fin, pero sin soltar la daga y el cetro que le di.
- Y tú, mi fiel caballero, no debes estar triste, tampoco te desesperes por no poder ir conmigo, porque cuando sea tu momento no dudes de que yo estaré a tu lado. Mientras tanto, recuerda ser justo, caballeroso y cuidar a tus hermanos y a quien lo necesite - Besé su frente y coloqué un brazalete de protección en su muñeca. Él lloraba, pero me veía directamente a los ojos asintiendo con fuerza.
- Dios, mi pequeño panquecito, lamento mucho que ésta mala hermana mayor se vaya sin ver terminada tu obra maestra, pero quiero que sepas que tanto yo, como tus hermanos mayores te aman y te apoyarán en cualquier cosa que desees hacer, porque tu talento es inmenso y nadie más que tú mismo puede juzgar que es lo que eres capaz de hacer. Así que crece, vuélvete fuerte, brillante, amable e increíble, más de lo que ya eres y cuando vuelva, quisiera ver tu obra maestra terminada – Le entregué un libro de ciencias y una paleta de gama alta de pinturas, mientras que mi pequeño Ben saltó a mis brazos llorando y diciendo mi nombre por primera vez en 5 años.
Lloré como si una presa se hubiera roto en mis ojos, sentí cómo se rompía mi corazón y supe por primera vez cómo se sentía el miedo, esa clase de miedo que logra hundirte hasta el fondo y te vuelve loco. Abracé a mis pequeños como si pudiera fundirlos en mi cuerpo, los besé nuevamente y, cuando me marchaba, Ben me entregó un dije mostrando mi imagen el día que cumplí 18 años y usé por primera vez un vestido delicado y hermoso que mis pequeños consiguieron con esfuerzo. El pequeño colocó el collar en mi cuello y me pidió que regresara a salvo.
Y entonces me marché a la guerra.
5. Casi toda existencia en la Tierra fue consumida. Las llamas fueron el inicio y, al final, todos los alrededores dejaron sólo un camino de cenizas.
3 años pasaron y la sangre que mancha mis manos y las personas que me culpaban en mis sueños seguían acumulándose. Mi único consuelo era el collar que me dieron a mi partida y las cartas de mis bebés que con el paso de los años había disminuido.
En una noche, después de una contienda terrible, donde perdimos a muchos y mi espalda fue herida, el insomnio me atacó y la ansiedad hizo estragos en mi mente, por lo que decidí pasear por el bosque alrededor del campamento. La brisa era helada, pero el calor provocado por la ansiedad lo contrarrestaba y con el paso de los minutos y el sonido de los árboles meciéndose fue calmando mi inquietud. Entonces un dulce aroma y una calidez abrumadora recorrió mis sentidos.
- Cali, tengo miedo de regresar y manchar a mis hermanos con la sangre que derramé, tengo miedo de regresar y no ser reconocida por ellos. ¿Y si me ven como un monstruo?, ¿Y si descubren que con mis propias manos asesiné inocentes sin distinción? Cómo puedo decirles a los ojos que asesiné a tanta gente, a mujeres, niños de su edad... - Tomé aire sintiendo que de todas formas me ahogaba y grité- ¡Cómo carajos les voy a explicar que su hermana mayor, que les enseñó estrictamente sobre el bien y el mal, sobre ayudar a los más débiles y castigar a los corruptos, se convirtió en un monstruo sin compasión! ¡Dime cómo! – Las lágrimas fluían, mientras que mi garganta ardía por el grito. Y Calisto abrazó mi cintura por detrás, entregándome su calor y calmando mi corazón.
ESTÁS LEYENDO
La villana de la espada azul
De TodoLas cosas suelen suceder por una razón: "Nuestras deciciones" No es al azar, no es el destino y mucho menos la suerte. Simplemente es una maldita telaraña que tejemos tan arbitrariamente que, cuando menos lo esperamos, se enreda en nuestros cuello...