3

0 0 0
                                    

- Es una maravilla poder disfrutar de la compañía de esta bella dama en un paisaje tan melancólico y fantástico como lo es este bosque. Pero ciertamente desearía saber el por qué debo tener la desagradable noticia de que mi preciada compañera salió de su habitación sin mi consentimiento- Lo observé durante un segundo y continúe mi camino. Él no podía hacer nada contra mí, debido a que ya había aprendido de mis errores que costaron más vidas de las que hubiera deseado. Ya no había nada que pudiera hacer contra mi... realmente deseaba que fuera así. Pensado esto, tomó mi muñeca y me hizo voltear dándome suficiente tiempo para dejar salir un poco de aura que lo envolvió rápidamente y le hizo sentir una terrible sensación de frío. Apretó los dientes con fuerza y me soltó.

- Hasta donde yo sé, su majestad, tengo todo el derecho de salir a donde desee siempre y cuando no salga del reino de Lux y, como verá, este es sólo un punto insignificante en la vastedad del imperio que tanta sangre ha derramado para obtener. Por cierto, si desea mantenerse intacto, le recomiendo que pare estas estupideces- Entonces aumenté el paso. Estaba cansada y cada día que pasaba transcurría con una asquerosa sensación de asfixia, como si alguien sujetara mi cuello al punto de casi asesinarme, pero en el último segundo me liberara... ya no podía más y los estragos del poder que residía en mi eran cada vez más evidentes. Las letras oscuras que recorría mi cuerpo se volvían más abundantes y la sensación que dejaban en mi piel era horrible, como si una espada de fuego dibujara su camino en mi cuerpo. Estaba maldita, era una hereje condenada al más terrible de los castigos dados por los antiguos. Sólo me quedaba terminar con todo y volver con mi familia, con Cali y tal vez... sólo tal vez podría vivir esa vida que tantas veces soñé.

- ¡Cof!... Cómo... Cómo te atreves a comportarte así. Soy el emperador, soy quien te dio este poder y tu solo debes servirme a mí. Y no creas ni remotamente que no sé de los pequeños bastardos que consideras familia, ni del maldito caballero que aún cree que tiene oportunidad de tenerte. No juegues con mi paciencia, porque si bien te tengo en un pedestal, aun soy capaz de enterrarte a ti y a todo lo que amas- Mi corazón se detuvo y todo en lo que podía pensar era en los hombres a los que había mandado a proteger a mis niños, alguien me traicionó y no podía dejar de pensar en Calisto, rodeado de hienas listas para arrancar su cuello en cualquier momento. El terror y la tensión en mi corazón se convirtieron en acido corrompiendo mi cuerpo y mi mente, pero jamás permitiría que aquel hombre de ojos oscuros como la noche misma, me viera débil. Con fuerza me incliné cortésmente a modo de despedida y me marché. Dejando tras de mí una estela helada de donde brotaban preciosos copos de nieve y llenaban los alrededores con una iridiscente capa blanca.

7. "Todos esos desastres que se avecinaban y que ya habían ocurrido era una señal de los antiguos, advirtiendo a los humanos que esa llama azul no era la única que acabaría con toda la vida humana.

Ellos lo intentaron, realmente lo intentaron, pero el caballero fue el primero, la mayor la segunda y el más pequeño el último y el más triste. Todo gracias a ese hombre corrupto y cruel".

Finalmente, la guerra terminó, exactamente 6 años después de haber partido de casa. Y la razón para terminar la guerra fue debido a la baja moral de los soldados que, a pesar de sus esfuerzos, vieron como poco a poco la cabeza de sus patriarcas, comandantes y mártires era lanzada a sus pies como una simple pieza de basura. Pensaron que podrían contra ese enemigo que, con gran orgullo, se paró en la plaza central del castillo del principal y más fuerte enemigo del reino de Lux y clamó con fuerza que esa era su victoria y que no pararía hasta que todos se rindieran.

La imagen era la de una mujer de ojos blancos como la nieve y cabello color cobre. Una mujer que lucía delgada, pero imponente, frágil, pero aterradora. Y lo más curioso de ella, era que mientras gritaba alabando al imperio Lux y pedía que se rindieran, su rostro se llenó de lágrimas y su voz se quebró. Esto provocó una respuesta increíble en las personas que la veían y a quienes les llegaron a contar, porque todo el pueblo comprendió que ella era víctima de las circunstancias, esa mujer lloraba por las vidas que se habían perdido, por la desesperación que la consumía y, sobre todo, por el temor de continuar con esta guerra sin sentido.

La villana de la espada azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora