Imaginar lo es todo...
Esta historia es una serie de capítulos con diferentes personajes conocidos version anime. Fandoms de todo tipo.
Dejó las puertas abiertas del paraíso, tu decides si quieres entrar o seguir de largo...
QUEDA PROHIBIDA LA REPR...
—¡Tú puedes Chiara! ¡Solo unos pasos más! —la alentaba número tres entre lágrimas.
Chiara arrastraba sus pies por el asfalto de la calle. A penas sus ojos podían ver por donde pisaba. Creía que iba a desmayarse allí mismo porque su cuerpo dejaba de responderle poco a poco dándole aviso a su próximo destino. Caería antes de siquiera poder llegar hasta ellos.
—¡Tienes que volver! ¡No te rindas! —insistía el stand—. ¡Chiaraaa!
Le dolía.
Le dolía mucho.
—No creo... lograrlo número tres... —murmuró casi sin aliento.
—¡Si que puedes! —el stand se arrimó aún más hacia su hombro—. ¡No estás tan lejos!
Con su mano sobre su cuello cubriendo las heridas en su piel sentía como la sangre goteaba de entre sus dedos. Eso no era bueno, y cuanto más lo pensaba, más la presión le bajaba recordándole lo mal que se encontraba.
Iba a morir sin poder decirle la verdad a Bucciarati... Eso es lo que más le apenaba.
Entonces, en lo que parecía ser un pequeño y vago rayo de esperanza, sus ojos vieron a seis chicos sobre la calle despoblada. Era de noche y lo único que los alumbraba era el farol de las calles de Italia.
Chiara alzó la vista antes de perderla por completo, entonces a quien primero vio fue a quien más cerca tenía.
—Narancia... —lo llamó con un tono de voz que a penas se oyó. Sin embargo, el chico sospechoso volteó sobre su cuerpo—... ayúdame...
—¡CHIARA! —gritó número tres con desesperación.
Fue entonces cuando la vio. Narancia fue testigo de cómo Chiara cayó de rodillas sobre el asfalto y por último, aterrizó sobre el suelo raspándose sus antebrazos.
—¿Chiara? —entrecerró sus ojos confundido a causa de su lejanía, pero en cuanto acortó la distancia la reconoció inmediatamente—. ¡CHIARA!
Corrió hacia ella y deslizándose sobre sus rodillas llegó a su lado lo más rápido que pudo.
—¡Giorno! —gritó el chico sabiendo que él podría sanar cualquier herida que ella tuviese.
Giorno al descubrirlos en el suelo, alarmado llamó al resto y los guió hacia Narancia y Chiara. Se arrodilló junto a él mientras Narancia la recostaba boca arriba. Giorno llevó su mano hacia el cuello de la chica y comprobó su pulso.
—¡¿Qué le sucedió?! —Mista desenfundó su arma por precaución.
—¡Mista! —número tres volvía con el resto de sus compañeros—. ¡Fue un stand! ¡Nos ataco!
