013 | argentinos

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Alex soltó la novena carcajada del día, para ser las 10 AM su mañana había comenzado muy bien, dejando de lado los acontecimientos de la noche anterior y el hecho de que Josh no recordaba mucho, según él

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Alex soltó la novena carcajada del día, para ser las 10 AM su mañana había comenzado muy bien, dejando de lado los acontecimientos de la noche anterior y el hecho de que Josh no recordaba mucho, según él. Cruzó sus manos sobre sus rodillas, mirando con diversión todo lo que salía de la boca del colombiano con el cual charlaba animadamente.

Sabía que conocer a Juan S. Guarnizo sería interesante, pero no tanto.

──Hijos de la chingada, ya tardaron un montón ─el cambio drástico de tema lo hizo sonreír confundido al no saber a qué se refería─. Josh y Filis, ¿Dónde mierda se metieron?, se supone que solo iban por las botanas aquí a la cocina, ¡TENGO HAMBRE, PUTA MADRE, APURENSE!

──Y, es cierto, voy a buscarlos a ver qué pedo, tú pon el canal.

──¿Cuál es? ─con el control en manos se tiró a la cama, comiendo una galleta oreo y encendiendo la pantalla que se ubicaba ajustada en la pared.

──No sé, ni se que vamos a ver, busca el canal de caricaturas o pon Netflix ─subió los hombros, dejando a aquel hombre solo en la habitación y emprendiendo camino por los pasillos del departamento.

Escuchó el quejido por parte de Juan, a lo que negó con diversión y continúo con su caminata, admirando aquellas pinturas que colgaban y adornaban las paredes. Debía admitir que la dueña de aquella casa tenía un gran estilo hogareño con vibras de museo.

Miró de reojo un cuadro sobre el mueble de la televisión en la sala de estar, un portaretratos con cinco personas en ella; dos adultos, dos jóvenes y un bebé. Rápidamente dedujo que se trataba de Joshie y su familia, esos bonitos ojos no eran fáciles de olvidar.

Sonrió al ver lo feliz que se encontraba aquel chico de tal vez unos dieciséis, el cual se encontraba apoyado en la camilla de hospital y juntaba su mejilla con la del bebé que era sostenido por la madre y hermana de Josh; Jessi, quien sonreía de manera forzada, tal vez había sido un parto complicado y cansado, o quien sabe. Aunque la sonrisa en su rostro se borró al instante en el que su mirada cayó por curiosidad sobre ambos mayores de la fotografía, la mujer miraba con reproche al hombre, y el varón lucía realmente incómodo. Vaya manera de echar a perder la foto, lo únicos felices lucian ser Josh y el bebé, aunque el pequeño más bien parecía maldecir por haber nacido en aquella familia.

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