Capítulo uno

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Un frío viento se paseaba con fuerza, sacudiendo con brusquedad las hojas y ramas de árboles y arbustos que yacían sembrados por todo el camino.

Esa noche del mes de octubre, la tradición anual de Halloween marchaba en perfectas condiciones.

Las calles de asfalto estaban bordeadas con casas de colores blanco y magenta, cada una con un elegante jardín y con su respectiva decoración para celebrar la noche de Halloween.

Por el paso peatonal caminaban niños con sus esmerados trajes de monstruos y súper héroe, cada uno sujetando entre los cinco dedos de su mano una cesta naranja repleta de dulces.

La sala de la casa de los Stone, tenía un inmenso candelabro de cristales colgado del techo, muebles tapizados con brocados, una mesa de vidrio con un primoroso mantel blanco extendido, con deliciosos platillos y exquisitos postres. Los cuadros, las fotografías enmarcadas y el inmenso reloj eran una combinación de blanco y morado muy sobresaliente.

—Gloria, ¿Qué tal si salimos a caminar un rato por la calle?— Preguntó Damián, estaba serio. El uniforme policial que llevaba era negro y la placa dorada a la altura de su pecho tenía las siguientes letras: Stone D.

—No, prefiero quedarme aquí, allá afuera hay demasiados peligros.— Gloria tenía un vestido naranja, su cabello lacio marrón oscuro estaba bien arreglado, —Mejor vamos a quedarnos aquí.

Damián hizo un gesto de desaprobación, se llevó ambas manos a sus cinturas, —¿Por qué?— El tono de su voz era serio, —¿Te dan miedo las brujas?

—No, por favor, es solo que...— Las palabras de Gloria quedaron atrapadas en su garganta, tragó saliva en múltiples ocasiones en pocos segundos.

—¿Qué?— Observó los ojos grises de su hermana que trataban de esquivar los de él, —Por favor, Gloria, tienes tres meses que no sales a ninguna parte.

Gloria comenzó a caminar por la sala, sus pasos hacían eco por los tacones que llevaba. Se detuvo a un lado de la mesa, —¿Para qué vamos a salir?— Preguntó, probando una cucharada de Nutella, —Aquí lo tenemos todo.

Damián movió su cabeza de un lado a otro, —¿Hay alguien qué te está acosando?

—No.

—Entonces vamos a salir a pasear.— Las palabras de Damián sonaron más como una orden, que como una sugerencia.

—¡Qué no!— Gloria grito, dejando caer la cuchara de metal con brusquedad encima de la mesa, por suerte la corta distancia del recorrido de la caída no afectó el vidrio.

—¿Qué te pasa, Gloria? Preguntó Damián, pasando su mano por su cabello negro, peinado en diferentes direcciones, —Podemos ver la naturaleza, pasear, hacer ejercicio.

—Por favor, no insistas, ¿Sí?— Gloria hablo con firmeza, apartando el cabello que caía en su frente.

Damián se quedó en silencio. Gloria, comenzó a caminar hacia el pie de las escaleras con los escalones pulidos, que se ondeaban en medio de la sala.

—¿Damián?— Gloria estaba por el segundo escalón, se giró hacia él pensativa.

Damián frunció el ceño, la seriedad en su rostro, —¿Sí?

—Voy a estar en mi habitación.— Gloria, comenzó a ascender lentamente por las escaleras, sujetando su mano derecha por las barandillas de hierro blancas, que tenían serpentinas moradas colgadas de extremo a extremo.

—¿Para esconderte?— La pregunta de Damián detuvo el paso de Gloria. Damián se tomó un par de segundos para armar en su mente las palabras necesarias para ése momento, —¿De quién?

Celeste PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora