Capítulo trece

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El pequeño niño se estremecía, dando vueltas en la cama tratando de encontrar la comodidad ideal. Su cuerpo estaba cubierto por una inmensa manta que lo protegía del intenso frío.

Una lluvia caía, y las gotas que se oían caer sobre el techo, eran un tanto ruidosas y se llevaban toda posibilidad de poder conciliar el sueño.

La mirada del pequeño niño se paseo por toda la habitación, observando los objetos que en medio de la oscuridad tenían tonos grises.

—¿No puedes dormir?— Preguntó su hermana, acostada en su cama, ubicada a un par de metros de distancia de la de él.

—No.— El pequeño niño se puso de lado, para mirar en dirección a su hermana, —Hace un frío insoportable y las gotas que caen en el techo son un tanto escandalosas.

—Yo tampoco puedo dormir— La hermana se echó a reír bajito, —Tengo demasiado frío, la lluvia no es ningún problema para dormir.

El pequeño niño se pasó la mano con delicadeza desde la primera punta de su cabello negro, haciéndola bajar lentamente por toda su cara hasta detenerla en la mandíbula.

La hermana se había quedado en silencio, observando el tono gris oscuro del techo arriba de ellos, su pecho subía y bajaba con sus respiraciones.

—Tengo hambre— Dijo el pequeño niño, sentándose en la cama, apoyando la espalda contra la pared.

—Yo igual, te soy sincera.— La hermana se sentó en su cama, estiro las piernas y apoyo la espalda en la pared, —Los vegetales no llenan, además mamá no hizo postre.

—La cena estuvo buena. Sin embargo, tienes razón hermana, esa cena no llenó mi estómago.

—¿Y sí...— Se escucho un movimiento en la cama de su hermana, mientras ella hablaba, —Bajamos en silencio hasta la cocina, abrimos la nevera y sacamos un trozo de pastel de crema con fresas?

El pequeño niño pensó en tan tentadora propuesta. Se pasó la lengua con lentitud por los labios, sus ojos negros se mantenían cerrados, imaginando el hecho de estar comiendose con mucho gusto un trozo de un delicioso y exquisito pastel de fresas con crema.

—¿Y?— Preguntó la hermana con entusiasmo.

—No lo sé, Gloria.

—Damián— Se escucho una risita, —Sabes que yo siempre tengo un plan para estás situaciones de hambre.

Damián, sabía con claridad que el nivel de estrategia de su hermana era increíble. No podía dudar, porque sabía que Gloria, tenía un plan perfecto para poder saciar sus estómagos vacíos y no ser descubiertos.

Sin embargo, tenía cierta de duda de realizar ese plan. Tenía un mal presentimiento que no quería revelar a su hermana.

—Vamos, con precaución— Damián empezó a poner los pies descalzos en el suelo frío, un relámpago sonó haciendo que ambos hermanos se sobresaltaran en medio de la oscuridad.

Ambos hermanos salieron de la habitación. Caminaron de puntillas el pasillo de las habitaciones, evitando provocar ruidos que despertarán a su mamá.

—Shhh- Gloria se había tropezado con un objeto.

El inicio de las escaleras ondeadas parecía ser el último camino, para llegar al último objetivo el refrigerador que contenía deliciosos postres.

—Te vas a quedar en la puerta de la cocina.— Susurró Gloria, bajando por las escaleras.

Damián la seguía, sujetándose de las barandillas, —Yo vigilo, con tal de que logres culminar rápido.

Celeste PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora