𝟏𝟔╏⎢ 𝐃𝐞𝐯𝐮𝐞𝐥𝐭𝐚 𝐚 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝

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No se que me esperaba realmente pero estoy segura que nada de lo que imaginaba se comparaba con esto

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No se que me esperaba realmente pero estoy segura que nada de lo que imaginaba se comparaba con esto. El olor a hierro palpo de nuevo mis fosas nasales y los rayos del sol comenzaron a volverse insoportables. Por órdenes del Capitán Levi yo debería estar en reposo, no "tirando a la basura" su trabajo; la verdad es que, ahora es cuando más ayuda necesita la ciudad y cuando menos me dejaran descansar.

No podría hacerlo sabiendo que los civiles me necesitaban. No sabía nada de mis amigos, ni mucho menos de Floch, lo que comenzó a impacientarme al poner el primer pie en Stohess. Roger olfateaba entre los escombros buscando sobrevivientes mientras que yo rezaba internamente por su seguridad.

Floch debe estar bien, debe estarlo.

El pañuelo en mi boca no era suficiente para evadir el hedor que emergia de la sangre y de los cuerpos sin vida. Era difícil ver todo esto si no estabas preparado mentalmente, muy difícil. El estómago se me revolvió y era desagradable la sensación. No podías aspirar nada más que no fuera tristeza y desesperación.

Escuchaba con claridad el llanto de la persona que me seguía en busca de sus seres queridos; la mayor parte del centro, cerca de nuestro cuartel, sufrió daños altamente graves y es donde se concentraba la mayoría de mis compañeros. Otros más nos encontrábamos en las orillas buscando heridos.

Roger se detuvo y comenzo a ladrar, trote para alcanzarlo al igual que la mujer que me seguía; al llegar, el cuerpo de un hombre destacaba entre los escombros.

—No se acerque— pedí inmediatamente deteniendo a la mujer de edad promedio.

—¡Por favor!— exclamó entre su llanto.

—Lo sacaremos de ahí si usted se tranqiiliza.

Di media vuelta y trague saliva. Tenía mucho en mi contra en estos momentos como por ejemplo la presencia de la mujer, ella no debería estar aquí porque su edad daba incapie a estar propensa a alguna enfermedad contagiosa que emergiera del hedor y la sangre. Y sobre todo, porque estaba invadiendo el área de trabajo de la misma policía.

Yo no podía decirle que no al venir, su llanto me había destrozado y si me pongo en sus zapatos se que yo estaría igual o incluso peor, me volvería loca si algo asi llegara a ocurrir, estaría tan mal que me desconoceria.

No quiero ni pensarlo.

Sujete la muñeca del hombre y deje la tableta de madera sobre mis piernas, con la mirada busque el nombre del hombre sin quitarle atención a su muñeca. Espere paciente, en silencio, con todo mi mundo de cabeza pensando en la única persona que se preoc-

"—... puedes ser buena persona si demuestras todo tu potencial, Ross."

Un mechón de cabello paso por mi rostro y fue inevitable para mi no mirarlo, en un pestañeo estaban sus dedos jugando con él, enrollando el mechón delicadamente entre sus finos dedos largos sin lastimarme.

𝐑𝐞𝐧𝐞𝐠𝐚𝐝𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora