Clare, una chica sin amigos que veía la vida desde otra perspectiva y que todo le parecía digno de retratar, hasta que el miedo abundó desde aquella salida al patio, un giro grande le dió a su vida aquel hombre de vestimenta negra.
Pero, ¿para bien...
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---El amanecer se hacía presente y una castaña de nombre Clare seguía despierta, ya llevaba unas cuantas horas despierta, una pesadilla la despertó
—, Rayos, hasta transpiré, ese idiota—se quejaba Clare puesto a que tuvo una pesadilla con aquel hombre
---Un mini sonido que hizo su perro hizo que ella volteara encontrándose con un Dahs ladeando su cabeza
—, Te amo Dahs, ya me hiciste reír con un mínimo gesto— sonrió haciendo que el perro moviera la cola
—, Clare cariño, despierta, ya es hora de ir a la escuela, no querrás llegar tarde— habló la voz gruesa de su padre
—, si pa, ya estoy despierta, dame unos 5 minutos— decía clare mientras se levantaba en dirección al baño
[....]
---La castaña de unos 14 años ya se dirigía a su escuela, se mantenía viendo las calles a través del vidrio del carro hasta que la voz de su padre la interrumpió
—, Hija, se que no siempre estoy en casa, pero, quisiera que algún día me presentaras a tus amigos y habláramos más seguido— admitió su padre haciendo que la hija se retorciera en su asiento por lo último dicho
—, papá, yo... No se si Mamá te lo dijo, en fin, esperemos a tus vacaciones— le decía su hija esta vez viéndolo fijamente
—, no se de que hablas pero si no quieres decirlo está bien, faltan solos unos cuantos días y podremos volver a tener esa noche de películas— le aseguró su padre
—, eso espero, nos vemos en la noche pa, cuídate mucho— se despidió Clare de su padre luego de haberse bajado del hermoso cámaro Amarillo
---𝕮omo todo día normal, Clare Williams se paseaba por el pasillo de los casilleros sin que nadie volteara a verla, como era de costumbre, abrió su casillero para tomar los libros de su materia de primera hora
—, Hola Clara, ¿cómo estás?— saludó una voz familiar
—, Me llamo Clare, no Clara, Es increíble que no sepas mi nombre Bruce, anoche cenamos juntos— respondió rodando los ojos mientras posaba una mano en su bolso
—, si, disculpame por eso, bueno por lo visto ya sabes mi nombre— lamentó el pelo azabache mientras rascaba su nuca con nerviosismo
—, Claro, eres mi vecino, Bruce Yamada— hablaba la castaña con desinterés, claro también era conocido por su gran grupo de fanaticas
