Día 4: Mithology AU

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"Quizás si las estrellas se alinean, quizás si nuestros mundos colisionan, quizás en el lado oscuro podamos estar juntos"

...

En el reino de Paradis han coexistido pacíficamente diferentes tribus y clanes durante mucho tiempo, sin embargo, desde la muerte del cuarto rey y la asunción de su heredero, las cosas cambiaron para todos, ya que muchos de estos clanes y tribus dejaron de tener una relación amistosa con la corona, ya que pretendían expandir sus territorios o simplemente cortaron los lazos de confraternidad por las mismas razones egoístas.

El clan Ackerman es reconocido por ser un clan guerrero, con hombres y mujeres de gran poder y de singular y exótica belleza que habitan en el bosque, su relación con los otros clanes y tribus ha sido reservada y amical, pero siempre han preferido no mantener un gran contacto; sin embargo, coexiste una estrecha relación con el clan dragón del norte, el último que queda en todo el reino debido a que la familia real comenzó la tradición de cazarlos como símbolo de grandeza y ahora solo quedaban muy pocos de ellos.

Debido a esto, el clan dragón buscó refugio en diversos lugares, terminando por separarse de todos a excepción de una familia, los Jaeger. Era una pareja que decidió permanecer con los Ackerman, después de todo siempre habían tenido una relación cordial y durante el tiempo que permanecieron en paz, nació el hijo de ellos, un niño de cabellos castaños y ojos verdes y apenas una semana después, la que sería, la última Ackerman.

Ellos eran Eren Jaeger y Mikasa Ackerman.

Desde pequeños fueron inseparables, pasaban las mañanas jugando y recorriendo los bosques, siempre respetando los límites que sus padres les habían impuesto, después de todo la rivalidad seguía presente con otros clanes y tribus. Mientras que por las noches miraban las estrellas desde lo más alto de una montaña, pero no siempre podían quedarse mucho tiempo.

—Te prometo que cuando pueda adquirir por fin mi forma de dragón, te llevaré hasta lo alto del cielo, hasta tocar las estrellas—le prometió Eren a Mikasa, mientras observaban el firmamento.

—¿Lo dices en serio?—preguntó con asombro—¿Y cuándo más faltará para eso?

Eren meditó durante un momento, por regla los dragones adquirían su verdadera forma a la edad de 15 años.

—Solo tendrás que esperar cuatro años más—declaró.

—¿Cuatro años?—se incorporó y lo miró con el entrecejo fruncido—. Es mucho.

Eren también se incorporó.

—A lo mejor, pero en verdad valdrá la pena.

Mikasa relajó el semblante y sonrió, ella más que nadie ansiaba ver su verdadera forma, ya había visto la de sus padres, pero realmente quería ver la suya.

...

Fue así como los años pasaron y un día antes del cumpleaños de Eren, aunque casi siempre solían celebrarlo juntos, le dijo a Mikasa que lo viera en la misma montaña donde solían ver las estrellas a medianoche, cosa que le extrañó mucho a ella.

Eren, por su parte, había conseguido salirse de la cabaña donde vivía con sus padres, últimamente se habían puesto demasiado estrictos con dejarlo salir, pero no le contaban el motivo, así que por aquella vez no les hizo caso y fue directo hacia la montaña, donde, minutos más tarde, apareció Mikasa.

Con cada año que pasaba se había vuelto cada vez más hermosa, antes solía mirarla siempre a sus bellos ojos grises, pero desde hace un tiempo se le hacía imposible hacerlo sin sonrojarse.

Semana EreMika en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora