I

2 0 0
                                    

La lluvia caía con tanta fuerza que hacía quedarme ida escuchándola y mirando por la ventana, me encantaba verla y escucharla desde pequeña, mientras mis hermanos lloraban por miedo yo me subía al ático a verla y olerla, me gustaba la oscuridad que emanaba cuando el día estaba soleado. Recuerdo una ves que mi madre me gritaba desde la cocina que bajara del ático para almorzar y salir al parque a jugar un rato, el sol estaba en su punto, quemando y haciendo sudar a las personas como cerdos en porqueriza pero el olor del viento era húmedo, olía a lluvia y sabía que muy pronto todo iba a oscurecer.

- creo que lloverá mejor no salgamos- le digo a mamá quien estaba de espalda revolviendo lo que sea que estuviese cocinado.
- claro que no, y no llames a la lluvia muchacha de mal Agüero- se voltea y me escanea de pie a cabeza zarandiando la cuchara de palo en el aire.
- vas a salpicar la cocina con tu vaina rara deja de hacer eso- veo como voltea los ojos y mira a mi papá quien estaba leyendo el periódico.
-Jorge has algo con tu hija parece un niño vestida asi- mi papá levanta la mirada del periódico y me guiña el ojo antes de volver a bajarla y seguir leyendo.

Le sonrió a mamá me doy media vuelta y ayudo a poner la mesa mientras ella sirve la comida. Mis hermanos bajan al rato y nos ponemos a comer y en medio del almuerzo se escucha el primer trueno y le sonrio a mamá con picardía y sarcasmo.

- lo dije, iba a llover- todos se quedan quietos y me miran con ganas de estrangularme en el instante. Bueno excepto papá que me sonríe y me guiña el ojo ya que esta feliz porque podrá verse el partido que tanto había esperado.

Ahora estoy en medio de una sala viendo la ventana y preguntándome que fue lo que hice para que todo cambiara sin darme cuenta y ya no hay ni guiños ni regaños ni almuerzos que estropear con mis sandeces. Solo hay un asiento un plato y una cuchara y una sola persona mirando a la nada hasta terminar el plato.

Salgo por el pavimento techado para no mojarme porque hoy no lavare ropa tengo mucho cansancio y flojera para lavar la ropa. Y mucho menos bañarme, bueno no igual me toca bañarme estoy sudada y apesto.

Me río sola escuchando la música y me quedo en una esquina mirando la noche a la nada, miro hacia atrás y solo hay una persona en la cafetería de doña Berta. Inspiro, exalo, inspiro

- que te he echo yo gran Dios para que me trates de esta forma?- miro al cielo y lo apunto
- que?? Dime porque me tratas así? Siempre e sido buena, nunca hago nada malo-

Miro al frente y achinando los ojos y mirando al cielo otra ves y empiezo a recitar las palabras que me se de memoria que me gusta repetir

- tan solo quisiera ser millonaria y estar sufriendo en París en un jacuzzi. Porque tengo que sufrir siendo pobre. Porque??? Joder joder joder joder joder- pataleo como una chiquilla en el piso empuñó las manos miró al cielo y después bajó la mirado inhala y...

- tragame tierra y escupeme en París maldita sea-

- esta bien cumpliré tu desea- grito tan fuerte que la persona da un brinco en el sitio y se me queda viendo asombrado.

Es un joven de traje cabello oscuro cejas pobladas ojos verdes y hoyuelos en las comisuras de la boca. Quien tiene hoyuelos así?. Mis ojos no dejan de ver como lanza La Moneda arriba, abajo y de una lado a otro. Estoy flipando.

Dios mío Dios mío que he hecho he invocado al diablo y ahora que hago.

- joder creo que te invoque por error-

Simple Coincidencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora