𝙏𝙃𝙀 𝘽𝙇𝘼𝘾𝙆𝙋𝙃𝙊𝙉𝙀 𝙋𝙍𝙀𝙁𝙀𝙍𝙀𝙉𝘾𝙀𝙎

iii. 𝐁𝐑𝐔𝐈𝐒𝐄𝐃 𝐊𝐍𝐔𝐂𝐊𝐋𝐄𝐒

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Robin Arellano one-shot
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¡Robin x Oc fem! ❩

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De nuevo, el había entrado a estudiar con los nudillos sangrando, a pesar de no tener ninguna herida. Siempre terminaba con las manos magulladas, para Lylyan ya no era sorpresa tener que cargar un botiquín de emergencia en su mochila pero para Robin sí era un problema que la chica que le gustaba lo mirará como alguien malo o bravucón, porque no lo era. Solo ponía a las personas en su lugar, y en un mundo tan corrompido había que defenderse. Que al contrario de el, Lylyan era vista como amable y formaba parte del consejo estudiantil, así que nadie la retaba o la molestaba, como a Finney.

Aquél día intentó evitar lo más que pudo a Lylyan, debido a que se había peleado y era obvio que no iría a la enfermería porque le llamarían a su tío ni con Lylyan porque le daría una charla y su toque lo dejaría transpirando de nervios.  Pero ella estaba en todo y aunque quisiera, ella iba a enterarse así que llegó amablemente a su clase y saludó, acercándose a la profesora.

—¿Me permite a Arellano con sus cosas?, es un caso de suma importancia y necesitamos de su presencia— la maestra ni siquiera dudó de su palabra y llamó al chico, que sostenía su cuaderno para no viera sus nudillos pero fue en vano a penas salieron del pasillo la chica le dio una mirada de negación. —¿Para qué te ocultas?, ya se que pasó, a penas sucedió me llegó la noticia— se sentó detrás de las gradas con el, puesto a que era su lugar seguro donde solían ocultarse para hablar o curar sus heridas para que no los vieran los prefectos y les llamaran la atención.

—¿Sabes qué el día que nos descubran mintiendo para curarme tu reputación quedará por los suelos— la chica sacaba su botiquín de la mochila —Sí, pero no me importa— sostuvo la mano de Robin sobre la suya, comenzando a limpiarle la mano con un algodón remojado en alcohol haciéndolo quejarse —Siempre me preguntas mis razones, Lylyan, pero nunca me dices cuales son las tuyas, ¿por qué me ayudarías? ¿Acaso no miras a los bravucones con asco? — ella soltó una pequeña risa.

—No eres ningún bravucón, Robin. Y mis razones son muy simples, me gusta, ayudar— casi se le sale su verdadero motivo. Que claramente tenía mucho que ver con que le gustaba Arellano. —¿y por qué no a mi y no a Finney? — la chica ladeo su cabeza confundida —Yo nunca he visto nada, de lo contrario lo haría. Nadie habla de el, excepto por ti, sí me dijieras que es lo que sucede, tal vez podría ayudar— apretó el algodón solo para hacerlo enojar y sacó las pequeñas curitas beige para colocarlas de manera minuciosa sobre sus heridas, le molestaba tanto que cuando estaba muy entretenida sus pensamientos salieran solos de forma inconsciente. Tanto que así se habían enterado sus amigas de que me gustaba Robin, simplemente se le salió. Y ahora se enteraba de todo respecto a el.

—A veces quisiera besar las heridas— habló sin pensar y las mejillas del contrario se tiñeron de un rojo sin poderlo evitar —¿De verdad? — Lylyan comenzó alertarse cuando vió que no lo pensó, soltando pequeñas risas mientras todo su rostro se volvía en un carmesí —Sí, son atractivas. Bueno, no quiere decir que no lo seas tú, pero sería extraño besarte a ti... Y solo, olvídalo— suspiro rendida de justificar una respuesta, terminando de curar sus manos.

Se acercó lo suficiente para curar la herida sobre su labio con un algodón nuevo, intentando calmarse. Mientras Robin intentaba mantener la calma para no hacer un impulso de idiotez, aunque ya se encontraba su corazón a mil por hora luego de escuchar el comentario sin intención —a mi me gustaría que dieras besos sobre mis heridas— admitió y los ojos de la chica se ensancharon sorprendida y avergonzada. Su silencio le hizo creer a Robin que era un rechazo y que efectivamente, hablaba de heridas cuando dijo que era atractivo, pero era claro que no era cierto, cosa que creó un silencio incómodo.

Al finalizar de curar sus heridas Lylyan se inclinó al rostro del contrario besando la herida sobre sus labio, tomando sus manos entre las suyas para dejar besos sobre las curitas. Mirándolo fijamente se dio cuenta que Robin parecía agitado y avergonzado y era claro que era porque lo que decía la chica no era ningún juego, el chico contuvo la respiración para no hacer tan evidente su enamoramiento pero fue en vano.

—Preguntaste mis razones... La verdad sí me gusta ayudar, pero en realidad creo que me gustas más tu, o al menos ayudarte a ti. No te veo como un bravucón Robin, eres amable y una especie de héroe entre los alumnos, te admiran y yo también— ese fue el impulso que Robin necesitaba, puesto a que aún con las manos magulladas, tomó las mejillas de la contraria y la atrajo hacía el, en un beso lleno de sentimientos y lento, asegurándose de darle a entender que el también correspondía sus sentimientos.

Y aunque a veces, cada mañana sus nudillos sangraban. En receso aparecían con curitas, siendo tomados por la mano cálida y tersa de Lylyan, su novia. Y aunque sí, sacaba a Robin antes de recreo, nadie se atrevía a decir o hacer algo, tal vez porque Robin se encargaría de ellos o porque Lylyan les haría guardar silencio. Pero si había algo de esa pareja que les gustaba, era su corazón que se mantenía intacto a pesar de lo malo que pudiera llegar a verse todo, se completaban y eso era lo importante.

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Uno feliz luego de tanto sufrimiento, ahora les pregunto. ¿De quién gustan qué sea el siguiente?

Por cierto, la tanda de pedidos sigue abierta, no he hecho ninguno porque estoy esperando a que se terminen de llenar las fichas para iniciar otra de cero y así sucesivamente, pero de no llenarse, la voy a cerrar. ☃️