𝙏𝙃𝙀 𝘽𝙇𝘼𝘾𝙆𝙋𝙃𝙊𝙉𝙀 𝙋𝙍𝙀𝙁𝙀𝙍𝙀𝙉𝘾𝙀𝙎

i. 𝐏𝐈𝐍𝐁𝐀𝐋𝐋

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Vance Hopper one-shot
tw; ninguno.
❨¡Vance x Oc fem! ❩

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Estaba harta, desde que había llegado a este pueblo, ese estúpido bravucón no me había dejado jugar ni un poco con la máquina de pinball. Si bien a penas la tomaba entre mis manos, terminaba por empujarme y jugar el, porque según era el rey. Hasta parecía que el vivía en esa estúpida tienda y si no fuera porque la otra máquina de pinball esta en el arcade más lejos de mi casa, me hubiera establecido en esa. Pero no, justo la tienda que tenía a la vuelta de mi casa una, estaba ocupado siempre por el rey, Vance malandro.

Como cada tarde, llegué con la esperanza de no encontrarlo, hoy había salido temprano debido a que excente exámenes, ya que además de friki y rarita, también era toda una nerd. Mis ojos brillaron con alegría al ver la máquina vacía y saque una moneda, acercándome rápidamente a jugar. Ni siquiera se cuanto tiempo perdí pero derrepente tenía toda una multitud viéndome fijamente sorprendidos mientras mis manos se concentraban en no perder ni una sola bolita.

—¡No puede ser, acaba de romper el récord de Hopper! — se escucharon los murmullos pero eso solo me hizo sentir aires de superioridad haciéndome sentir orgullosa. Cuando derrepente sentí una sombra detrás mío y de reojo mire una cabellera rubia con una mirada de enfadado.

—¡¿Y quién te dijo que podías usar mi máquina, niña estúpida?! — me grito intentando desconcentrarme — ¿dónde dice tu nombre, malandro bueno para nada? — las voces hicieron un pequeño “ohhh” —¡¿Qué dijiste hija de puta?!— finalice con un récord de 100 mil puntos, volteando a verlo —Aparte de inútil, sordo— todos se empezaron a reír —Si te gusto solo me lo tienes que decir, bebé— se estaba descontrolando, pero obviamente solo le estaba dando una cucharada de su propia medicina.

Me besé los dedos sacándole el dedo corazón y lo detuvieron para que no fuera por mi, empezando entre nosotros en una rivalidad interminable para ver quién ganaba en la estúpida máquina de pinball.

Pero un día las cosas acabaron de una manera catastrófica y al mismo tiempo, extrañas.

Ese día al finalizar su récord, choque mi hombro contra el suyo. Ese día como siempre, su humor estaba para la mierda y no soporto el hecho de que le ganara una vez más.

—¿te crees mucho, eh? — me tomó del brazo, jalandome al basurero detrás de la tienda —Me creo lo que soy, querido— intenté zafar su agarre pero me sostuvo con más fuerza —¿ah, si? — estaba aterrorizada dentro de mi ser, porque claramente sabia que nunca podría ganarle una batalla cuerpo a cuerpo a Hopper y menos sabiendo sus antecedentes.

—Su jueguito me la peló— lo único que podía procesar mi mente era; “con honor hasta el final”. Si decidía navajearme y asaltarme dejándome muerta por ganarle y retarlo, no había nada que pudiera hacer al respecto —¡cállate! ¡Te haré tragarte tus estúpidas palabras y ego de mierda! — me zarandeo y extrañamente me pareció muy atractivo tenerlo de cerca.

—¿ah, si? ¿Cómo? — lo volví a retar y sus labios tocaron los míos con necesidad en un beso intenso que obviamente correspondí, porque besar al chico temido no sólo era la sensación más llena de adrenalina, si no que la más prohibida y pecaminosa.

Después de todo, el pinball no era tan malo, ¿cierto?

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cortito pero bonito, quería darles esto como un adelanto de las ideas que iré plasmando, además yo quería ser la primera en estrenarlo. 😼