Confesiones

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En cuanto llegó al parque Fizzarolli estaba hecho un manojo de nervios, no sabia como reaccionar en cuanto viera a Blitz, miraba la hora una y otra vez en su celular mientras se preguntaba si realmente su amigo vendría pero inmediato se rindió así que decidió irse, en eso una voz le detuvo:

--¡Fizzarolli, no te vayas!--

En cuanto volteo el payaso a sus espaldas fue impactado por un abrazo, era Blitz quien de inmediato se lanzo hacia él para que no se fuera:

--Blitzo...--

--no te vayas--

--no lo hare--

Ese cálido abrazo se estaba convirtiendo en una agradable eternidad para el payaso pero sabia que tenia que darle fin para darle permiso a las palabras de salir de su boca:

--Blitzo, vamos por acá, hay un restaurante de hamburguesas y salchichas que te va a gustar--

--de acuerdo, te sigo--

De inmediato el diablillo le tomo de la mano, Fizzarolli sonrio y fueron al lugar acordado, ambos tomaron aciento y ordenaron lo que iban a comer. Mientras esperaban el silencio se hizo presente poniendo nervioso al payaso, no sabia que decir o como actuar, sentía que un ataque de ansiedad estaba a punto de llegar, de eso se percato Blitz así que comenzó a hablar:

--Fizzarolli...no se como decirlo pero tenias razón...--

--¿razón? ¿en que tenia razón?--

--bueno...no quiero lastimarte pero...--

Fizzarolli pone su mano encima de la suya:

--tranquilo, somos adultos y entendemos mejor las cosas--

--Fizz...me enamore de Stolas...--

--ya veo--

--...¿no estas molesto?...--

--¿Por qué habría de estarlo? eres mi amigo y solo quiero lo mejor para ti--

--¿lo dices en serio?--

--claro, de hecho quiero saber como sucedió--

--...pero...--

--confía en mi, quiero saberlo--

--bueno...veras...cuando me dijiste que estuve diciendo el nombre de Stolas aquella ves que tú y yo...ejem...bueno...tú sabes...que andábamos haciendo lo que los conejos hacen...je...me puse a pensar una y otra vez ese momento hasta el punto de sentirme frustrado que decidí ir con Stolas...--

Blitz guardo silencio y miro a Fizzarolli quien le sonreía:

--no te detengas--

--...solo había ido a su habitación para verlo dormir pero él se despertó al sentir mi mirada, si, se le hizo raro verme ahí después de lo que paso entre los dos en Ozzie, y antes de que pronunciara alguna palabra en un abrir y cerrar de ojos me encontré en sus brazos y mis labios tocando los suyos mientras le pedía perdón hasta que se me escaparon esas dos palabras que nunca le había dicho a nadie mas que...a ti...--

--te amo...--

Los ojos de Fizzarolli se humedecieron mientras que las manos de Blitz le sostenían las suyas:

--debería detenerme......--

--no, quiero seguir escuchando ¿Qué mas paso?--

--bueno.......no pensé que esas palabras las volvería a decir después de tanto tiempo......el punto es que me le declare a Stolas y se va a divorciar así que no tardaremos en vivir juntos, me mudare a su palacio--

Mientras la tristeza se reflejaba en la mirada del payaso Blitz suavemente entrelaza su mano con la de su amigo:

--si tú quisieras podrías vivir con nosotros, te aseguro que vas a estar mejor--

--no te preocupes, puedo cuidarme solo--

--......pero....--

--estaré bien, y la verdad me alegra que me hayas dicho la verdad en vez de decirme unas dulces mentiras, te lo agradezco--

--Fizz...no quiero que dejemos de ser amigos.....--

--te aseguro que eso no va a pasar, siempre seremos los mejores amigos--

--recuerda, si realmente necesitas un lugar donde quedarte eres bien recibido en mi casa, cabemos en el sillón--

De inmediato las risas explotaron para de ahí degustar su comida mientras hablaban de otros temas sin percatarse que el tiempo fluía hasta que cayo la noche la cual provoco que ambos se despidieran prometiéndose que se volverían a ver en otra ocasión.

Blitz estaba bastante feliz por haber arreglado las cosas y tener de vuelta a su amado amigo de la infancia mientras que Fizzarolli se sentía bastante decepcionado puesto que por una mentira había perdido la oportunidad de volver a los brazos de ese diablillo.

En cuanto llego al castillo de Asmodeus Fizzarolli entro lo mas silencioso posible para no ser visto por ese Overlord puesto que quería estar solo, no deseaba ser visto, solo deseaba dejarse consumir por esa tristeza que se anidaba en su corazón, quería sacarla a como diera lugar para no volverla a sentir nunca mas. Se apresuro a llegar hasta su habitación para arrojarse en su cama y cubrirse con aquel cobertor de colores que le hacia sentir seguro, las lagrimas comenzaron a fluir y sus gritos de dolor se hicieron presentes como si se tratase de un niño pequeño. El llanto continuo por horas hasta que alguien lo cargo como si fuera un bebé, era Asmodeus que sin decirle nada lo puso contra su pecho dejando que se siguiera desahogando, incluso el mismo Asmodeus comenzó a llorar en silencio porque le dolía ver a su amado de esa manera, cada lagrima le rompía aquel tierno corazón que todos desconocían.

Mientras las horas pasaban Fizzarolli termino dormido de tanto llorar, Asmodeus lo observaba mientras le acariciaba la cabeza hasta que sus parpados se volvieron pesados invitándolo a descansar para que se siguiera preparando para seguir consolando a su amado, ni siquiera quería explicaciones lo único que deseaba era estar a su lado.

Amor ToxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora