Capítulo 1 El inicio del viaje

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Era un sábado por la mañana, exactamente eran las 10am; un joven iba saliendo de su pueblo a un paso muy tranquilo. Poseía una chamarra azul, tenis rojos y un pantalón de un gris muy oscuro, una gorra blanca con el frente rojo y una pokeball marcada en la misma. Iba caminando rumbo a la aldea más cercano de su pueblo natal.

Consigo traía su pokémon inicial, el cual había sido obsequiado por la profesora reconocido a nivel regional, la profesora Encina. Oshawott fue el pokémon escogido por este joven de 16 años. El cual tenía de nombre Hilbert.

Mientras este caminaba, Oshawott estaba acostado en el gorro de su chamarra, el clima era de un sol radicando y acompañado de una brisa fresca era buen momento para ir a estirar los pies.

Hilbert: Vaya que hace un bien clima ¿No lo crees?

Su pequeño compañero se dignaba a contestar, pero con un sonido y actitud tranquila es que respondería.

Hilbert: No me digas que ya estas cansado, si apenas te trajé ayer en la mañana.

Acomodando sus extremidades a la nuca es que se pondría más tranquilo, esperando mejor a que llegasen al pueblo después de pasar esta extensa ruta.

Hilbert: -burlón- ver si con el primer gimnasio te pones así. La profesora dijo que los dos primero son un problema al principio.

Hilbert: Pero ya veras que nos pondremos a entrenar en algún bosque. Te lo juro espadachín, y no estoy bromeando.

Para contestar a su reclamo daría un vosteso de aburrimiento, para luego acurrucarse más en aquel gorro; a Oshawott no le gustaba estar encerrado en la pokéball por mucho tiempo.

Hilbert: Espero que en camino nos topemos con los demás; vaya que estaban emocionados. -levantando la mirada para observar las nubes-

La caminata fue larga, pero no hubo ningún inconveniente que los detuviese. Con haber llegado a su destino transitorio, engalanados ambos por lo bonito que era este lugar con el nombre de Pueblo Terracota.

Comenzando a caminar por aquí pudo ver varios puestos de mercadería a los alrededores de la calle principal, y en las pocas avenidas es donde más transitaban personas, contaba con elevaciones y hundimiento por toda el área del pueblo, pero no parecía llamar tanto su atención.

En uno de sus recorridos por las avenidas cortas es que su Oshawott despertó de su siesta debido a un olor que le hizo un cosquilleo en su nariz; alzando la mirada y volteando su cabeza a todos lados pudo encotrar la fuente del olor que lo había cautivado, un puesto de panes. Sin pensarlo se bajo del gorro a tal manera de ser sigiloso para ir a ver aquel puesto, una vez ahí comenzaría a ver los panes.

Señora: Oh ¿Quieres un pan? -observando al nutrio con muchas ganas-

El pequeño asintió y con mucha alegría se le fue obsequiado uno de los panes horneados, haciendo que se retirase muy feliz a ir devuelta con su amigo humano. Al estar a su lado siguieron caminado por las calles y avenidas del pueblo y la medida que iba pasando los minutos el sol se iba poniendo en su punto clave de dar un arrasante ola de calor, que los hizo parar parar un parte con árboles en su estadía.

Hilbert: A esta hora ya no se puede caminar el sol esta que arde. -agitando su gorra como un abanico-

Oshawott también hacia sido afectado por el calor ya que al igual que su entrenador él también transpiraba de su frente, y dejando el pan a la mitad le regalaría lo restante a Hilbert.

Hilbert: Oh gracias. ¿Pero de donde lo sacaste?

Él solo intentaría imitar que fue obsequiado, por lo que tranquilamente comería del pan y dejaría que el nutrio se recostara en su bolsa.

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