El Laboratorio

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-Es imposible, no puedo hacerlo.

Sheila se dejó caer en el pasto, había escapado junto con Cinco a un pequeño parque cerca de la Academia gracias a la ayuda de Pogo, quien de todas formas les dijo que volvieran antes de que se pusiera el sol pero todavía les quedaban algunas horas para eso. Estaban intentando encontrar alguna mejoría en sus poderes, sentir a las personas por su peso ya era increíble pero no iba a ayudar de nada en una pelea.

-No, nada de desanimarse ahora, todavía no estuvimos ni una hora practicando. - A pesar de sus palabras, Cinco también se sentó con las piernas cruzadas, justo frente a ella.

-¿Cómo puedo mejorar algo de lo que no se que soy capaz? No tengo idea de que otros poderes tengo Cinco.

-Dijiste que la tierra tembló cuando estabas peleando con Diego, estoy seguro de que vas a poder hacer más que eso, podrías llegar hasta a moverla.

-Mover la tierra, si claro. - Masculló con la mirada fija en unas flores que parecían haber sido pisadas tantas veces que lo más seguro es que estuvieran muertas, no supo porque le daba tanta pena una simple flor pero no podía dejar de mirarla. - Nunca podría hacer algo tan grande.

-Ey. - Sintió un pequeño golpe en su frente que hizo que volteara hacia Cinco, quien todavía tenía su mano alzada. - No voy a dejar que sigas hablando mal de vos misma, solamente yo puedo hacer eso.

-Que conmovedor.

-Me da igual ser conmovedor o no. - Cinco se acercó un poco más hasta que sus rodillas estuvieron conectadas con las de ella. - Tu poder es increíble, estás conectada con la mismísima Tierra Sheila, eso es muchísimo más grande que cualquier poder que tengamos nosotros.

-Pero..

-No, deja de pensar en lo que dice papá, deja de pensar en cualquier cosa que te limite y solamente dejate llevar Shey, hay millones de posibilidades, la Tierra lo es literalmente todo. - Llevó su mano hasta la suya, entrelazando los dedos. Sheila bajó la mirada para ver sus manos juntas, volviéndola a subir en cuanto Cinco siguió hablando. - Y si no estas hecha para pelear ¿que mas da? Si te tengo a vos cubriéndome la espalda mientras peleo, no voy a tener miedo nunca más de enfrentarme a adultos siendo idiotas.

Sheila rió suavemente haciendo que Cinco sonriera con orgullo. Decidieron que lo mejor era descansar un poco para que ambos recobraran energía aunque Cinco realmente no estuviera cansado. Tal vez tenía razón, había estado reprimiendose a sí misma todo el tiempo por las palabras de su padre, sin pensar en si podía hacer algo más, en sí estaba hecha para algo más que solo ayudar al inicio de las misiones, para algo más que solo entrenar en peleas cuerpo a cuerpo.

Inconscientemente su mirada volvió otra vez a esa pequeña flor decaída, pero de repente fue como si estuviera en un trance, sin estar consciente de sí misma o de su alrededor, sin tener el control de su cuerpo. Alzó la mano que no estaba unida a la de Cinco tocando el pétalo tan solo con la yema de sus dedos, podía escuchar una voz llamándola pero parecía tan lejana que siguió concentrándose en la flor. Fue cuando la vio alzarse lentamente que salió del pequeño trance, vio asombrada como los colores amarillentos de la flor volvían con fuerza.

-Mierda. - Volteo asustada hacía Cinco, quien miraba a la flor con asombro. - ¿Reviviste una flor?

-No, yo no... - Miro sus manos, sin entender qué había pasado. - No creo que haya sido yo.

-Bueno da igual, es increíble.

-No, no lo es. - Se levantó repentinamente enojada, empezando a caminar en dirección a la Academia, Cinco la siguió sin dudar. - ¿De que me va a servir poder revivir plantas en una pelea? Es un poder terrible.

Coffee & Strawberry | Cinco HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora