42) ZORRA IMPLACABLE

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Nena tú, deberías venir conmigo, te llevaré al lado oscuro. Yo y tú, tú y yo, hacer cosas malas en la noche. Retumba la canción en la cabeza de la narradora, mientras como buena voyeur mira la escena, con el fin de retrasmitiros la de cosas que hace zorra implacable y la ratita presumida inglesa. Preparen palomitas y vibradores, que comienzo. Pues como iba contando, la morenaza de Lauren se encontraba poseyendo la boca de la rubia inglesa, que para sorpresa de ésta no había probado unos besos más excitantes como aquellos y cuando las manos de Jauregui apretujaron sus glúteos. Bel, miró a Jauregui durante unos segundos. Azul, verde, verde, Azul, llegando a la conclusión:

_ No sé por qué hago esto_ alegó Bel con la respiración agitada_ ni si quiera me gustas

Jauregui se mordió el labio inferior y miró con vehemencia los labios enrojecidos de la rubia:

_ Hacemos esto_ le obligó a levantarse para pegarse más al cuerpo caliente de la ojiazul_ porque podemos.

Terminó de contestar, chocando sus labios nuevamente, torpemente casi sin separar sus bocas fueron hasta la cama, hasta que la espalda de la rubia chocó contra el dosel de la cama, no por mucho tiempo, puesto que giró, cambiando las tornas, siendo Lauren la empotrada contra el dosel. Belinda se negaba a ceder el dominio, quitando el vestido de la castaña casi de forma salvaje. Parando otros segundos para contemplar su cuerpo semi desnudo, ya que no tenía puesto sujetador. Tenía que reconocer que le excitaba lo que veía. Zorra implacable estaba muy buena. Agarró sus muñecas y las puso por encima de su cabeza, dándola a entender que era ella quien llevaba las riendas en todo momento, descendiendo sus besos húmedos por el cuello de esta. Jauregui intentó moverse, pero de nuevo Bel se lo impidió:

_ No

Negó la rubia. Cuando se excita cierta ojiazul pierde la cordura, dejándose llevar por sus instintos más primitivos. Siguió con su cometido de regalar besos por la tez castaña de Jauregui, ésta se aferró al poste de madera, cerrando los ojos y jadeó, cuando todas las terminaciones nerviosas despertaron de golpe cuando la ojiazul torturó uno de sus pezones con la mano, pellizcándolo provocando cierto dolor placentero, mientras que torturaba el otro con la boca. Se deleitó saboreando ambos senos, eran perfectos, ni grandes ni pequeños, dos hermosas montañas donde perderse durante horas, recorriendo cada centímetro con el tacto de sus manos o las papilas gustativas de su lengua, deslizó lentamente la yema de sus dedos por el abdomen plano de la castaña hasta llegar a sus braguitas, húmedas por la excitación de ésta:

_ que mojada estás, perra

Dijo la rubia con voz ronca, ansiosa introdujo su mano dentro de las braguitas y torturó su hinchado clítoris. Si cuando dicen que las modositas son las peores, por algo será, zorra implacable acabó sucumbida al dominio de la ratita presumida, sobre todo cuando sintió como invadía todo su interior con sus dedos, deslizándose, dentro, fuera, dentro, fuera, intercalando sus movimientos, quedando en su interior y haciendo gestos como si intentara hacer un llamamiento, tocando, torturando o estimulando, como narices quieran llamarlo, su zona G, acelerando su clímax cuando con su dedo gordo, hizo circulitos en su clítoris. El que fuera un "pelín" dominante no fue la única sorpresa, puesto que sentía cierto fetichismo por mirar cada gesto facial, o mirarse a los ojos fijamente. La castaña, que no era nada pudorosa, la desafió, manteniendo sus ojos castaños fijos en el azul oscurecido y pupilas dilatadas de Bel, hasta que todo su cuerpo tembló. Esbozando la típica sonrisa post orgásmica, no duró apenas un par de minutos, puesto que era el turno de la castaña. Que aun en contra de las ordenes de la rubia, casi le arrancó el vestido y le empujó contra la cama, dedicó su tiempo a devorarla con la mirada y que forma de mirar. La ojiazul se miró extrañada:

Lo Que Oculta La Máscara - Juliantina G!p (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora