Capítulo 2: Orbes plata

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Lan Zhan, Lan Wangji como solían llamarle sus familiares de cariño era el menor de los "gemelos de jade", para su suerte (o su desgracia) se había manifestado como Alfa a temprana edad por lo que en efecto y como todos suponían era un dominante.

Más allá de serlo, si bien a Lan Wangji no le importaba nada relacionado con las castas, se le había dado la tarea de que, al igual que su hermano, debían procurar crear descendencia que tuviera las primeras dos castas, una tarea difícil teniendo en cuenta la situación en la que se encuentran pues, luego de la repentina desaparición de estas además de lo ocurrido con la "preservación de las flores" si bien aún algunas familias extranjeras conservaban a mujeres y hombres alfa y omega que podrían desposar ninguno de estos llamaban su atención.

Su familia había insistido muchas veces en que ya habiendo cumplido los 22 años debía pensar en la persona a la que desposaría. Pero poco le había importado, no había una sola persona de ninguna casta que llamara su atención... hasta ese día.

Lan Wanji despertó por los rayos de sol que se filtraban a través de su ventana, era la primera vez que se quedaba dormido, pero... ¿por qué? y más importante ¿por qué está desnudo?. En cuanto sintió un aroma familiar en la habitación volvió la cabeza y recordó lo que había sucedido parte de la tarde y noche anterior.

¿Cómo llegó a esto?

Bueno, pues volviendo al día anterior:

Eran las 06:00 a.m. y Lan Wangji despertó de un extraño sueño, no recordaba en su totalidad pero la imagen que no pudo borrar de su mente era clara como el aroma que creyó sentir: un par de hermosos ojos color plata junto a las notas de limón, menta y ámbar que hacían de la combinación una dulce tentación.

Sin prestar mayor importancia al asunto, pronto terminó de prepararse para asistir a su facultad.

A sus 22 años asistía a la especialidad de administración en la universidad de su familia, nada fuera de lo común pues sería uno de los herederos de las empresas Lan.

Al llegar a la universidad se dispuso a bajar de su vehículo pero se detuvo cuando una persona llamó su atención. Un joven un poco más bajo que él, de maravillosa sonrisa, una cinta roja que recogía su cabello en una coleta alta y... ojos color plata, que iba caminando al mismo edificio al que se dirigía.

Lan Wangji se quedó observando desde su vehículo durante mucho tiempo, el joven pareció haberse dado cuenta en un momento por lo que cuando volteó, Lan Wangji estaba preparado para bajarse del automóvil y disculparse por haberlo estado observando, pero en cuanto vió que el joven simplemente siguió adelante algo dentro de él lo hizo sentir incómodo, como si quisiera que esa mirada no se apartara de él en ningún momento.

Restando importancia a lo que estaba sintiendo se apresuró a su salón y pasó el día tomando una clase tras otra, hasta que llegó la tarde y fue tiempo de volver a casa. Antes de partir recordó que había olvidado algo en el salón y rápidamente regresó para recogerlo.

El día habría sido normal, si no fuera porque de nuevo, sus ojos captaron al joven que había visto en la mañana ingresando al mismo salón al que se dirigía.

Se acercó al salón y en cuanto vió al ojigris hablando con alguien que conocía bien, se escondió a un costado de una de las puerta de ingreso.

– Cheng Cheng ya terminaron mis clases, ¿vamos a comer algo si?

– Idiota, ¿quien es tu Cheng Cheng?, además tengo otra clase en 15 minutos

– Cheng Che-

Creyó haber sido sorprendido pues el ojigris volteaba a ver en todas direcciones pero al parecer nuevamente no le había dado importancia al asunto lo que volvió a generar ese sentimiento que había tenido en la mañana.

Lan WangJi, ¡¿Dónde estás mordiendo?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora