Under Your Umbrella

Warrior

-¡Eres una malagradecida!

-¡Eres un imbécil!

Cinco se palpaba levemente la mejilla mientras yo corría hacia cualquier puerta que pareciera ser un baño y aunque no era difícil encontrarlo estaba ocupado por un hombre amordazado, "Demonios" a pesar de eso entré haciéndolo a un lado para después vomitar absolutamente nada más que la bilis que Cinco acababa de provocarme, consideraba un acto masoquista comer la comida de la prisión la cual probablemente tenía arsénico.

-Maldita sea si no fuera consciente de que no puedo detener el fin del mundo sin la ayuda de ustedes idiotas, ya lo habría hecho solo.

Después de un momento salí del baño, Cinco tenía un vaso de agua el cual acepté para después señalar con la cabeza al hombre que había quitado de mi camino minutos antes.

-¿Quién es él?

-Eliot... Un aliado supongo.

-No lo parece, bueno aunque no lo creas fue un placer ver tu engreído rostro de nuevo, si ves a Diego dale dos golpes en el estómago de mi parte, uno por mentirme y otro por meterme a ese sucio convento.

Caminé hacia la puerta y Cinco se metió enfrente de mi camino.

-¿A dónde vas?

-A mi celda.

-No puedes irte, ¿Por qué demonios nadie entiende que el fin del mundo será dentro de diez días?

-Oh Cinco, me subestimas, entiendo perfectamente que el fin del mundo está de vuelta pero, no me interesa volver a jugar a detener el Apocalipsis.

Lo rodee para abrir la puerta y dirigirme a las escaleras que daban hacia la salida, él simplemente me siguió esta vez sin meterse en mi camino.

-Aurora por favor... Sé lo que pasó, Diego me habló de como te envío a un convento y aunque admito que me pareció irónico, algo te sucedió ahí dentro es por eso que crees merecer estar dentro de esa celda, pero necesito tu ayuda, otra vez.

-No es verdad, convencerás a Diego, Luther, Allison e incluso Vanya va a perdonarte, yo simplemente no quiero formar parte de esto de nuevo.

-No puedo dejarte en Dallas.

Me miró por un momento, había logrado qué me detuviera y al parecer estaba planeando su próximo movimiento, trataba de convencerme.

-Eso...

-Cállate y escucha, eres una maldita terca, así que solo quédate aquí esta noche, mañana acompáñame a buscar a Vanya, después de eso puedes ir a donde tu quieras.

Definitivamente me había vuelto blanda, porque después de exhalar profundamente comencé a subir las escaleras que había bajado, entre y lo primero que vi fue a Diego, al parecer había salido tras escucharnos.

-¡Aurora!

Expresó con una sonrisa en el rostro, respondí con el mismo entusiasmo su saludo para correr hasta donde él estaba y con el impulso darle un golpe directo en la nariz, cuando con su mano palpó el golpe sujete sus hombros para darle un golpe con la rodilla en las costilla, lo tiré a un lado para darle una patada en la quijada, tal vez me había excedido pero verlo lo único que había provocado en mi era una extraña nostalgia por toda la impotencia que había sentido en los últimos meses.

-Idiota.

-Maldita sea, también me da gusto verte.

-A mi no.

Cinco solo soltó una leve risa realmente disimulada para después indicarme que haríamos mañana, la nueva amiga de Diego otra trastornada sacada del hospital psiquiátrico le ayudó con su nariz al mismo tiempo se burlaba de como había permitido que una niña que apenas pasaba del metro y medio le destrozara la cara.