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Sunoo se había dedicado todo el día a recorrer la hermosa mansión. Estaba completamente amueblada, todo era pulcro, hermoso y... Solitario, asumía que esa debía ser la casa de su esposo, pero el hombre no había dado señales de vida en todo el día

No hasta que la noche bajó sobre la mansión y el lugar estuvo casi en profunda oscuridad, pues fue ahí que Sunoo escuchó la puerta principal abrirse y pasos acercarse al cuarto en que Sunoo se encontraba, recostado

—¿Sunoo? —llamó una voz masculina, que pese a ser algo grave era agradable, para nada era la voz del monstruo que le habían nombrado

Sunoo dudó —Sí... ¿Eres mi esposo? —preguntó, y asumía que el hombre había asentido, pues a decir verdad solo podía distinguir su silueta con la poca luz

Solo podía distinguir la cuidada silueta de un hombre que tenía que ser pocos años mayor que él, grande, fornido, realmente atractivo

—Puedes llamarme Sunghoon —claro que no iba a confesarle su nombre real, solo aquel que ocupaba en la tierra, de esa forma era más seguro para Sunoo

Pese a ser de noche, Sunoo estaba dispuesto a conocer el corazón de su esposo por ahora, ya que la falta de luz le impedía conocer su cuerpo realmente. Fue así que se pasaron largas horas simplemente hablando de sus vidas, conociéndose, comenzando a enamorarse

Para cuando dieron las cuatro de la mañana, el sueño comenzó a consumir a Sunoo, quien se había acurrucado un poco en la cama, con Sunghoon acostado a su lado, pero manteniendo la distancia en la gran cama

—¿Puedo ver tu rostro? —pidió entonces el menor, recibiendo un suspiro de parte del mayor

—No, Sunoo. ¿Recuerdas que te hablé de una condición en este matrimonio? No puedes ver mi rostro, puedes tocarlo si quieres, pero no verlo, o tendré que irme para siempre 

Sunoo se había sentido triste por aquello, pero no se había quejado aún así. En silencio entonces estiró sus manos, posándolas suavemente en las mejillas de Sunghoon, quien se sintió derretir por el cuidadoso tacto 

El menor se dedicó a acariciar el rostro de Sunghoon con delicadeza hasta que le fue imposible mantener sus ojos abiertos, entonces tomó valentía para preguntar 

—¿Puedes abrazarme para dormir?

Y Sunghoon no dudó en ceder. Estiró sus manos para tomar con delicadeza la cintura de Sunoo para así acercarlo a su cuerpo y poder abrazarlo luego. Sunoo apoyó su cabeza en el pecho contrario y así, en pocos minutos, se hubo dormido

EROS'S TRUE LOVE - SUNGSUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora