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Céfiro, el viento de occidente, quien se encontraba vagando coincidentemente por el lugar, detuvo su camino al ver al hermoso Sunoo llorando en medio de la montaña y se compadeció de él de inmediato

—Mi nombre es Céfiro, pero me puedes decir Jay —se presentó de forma solemne, haciendo una reverencia al chico —Te he visto llorar, permíteme ayudarte

Sunoo, desconfiado de aquel extraño, negó ante el ofrecimiento —Me dijeron que tengo que llegar a la cima, no se ve tan lejos

—Tus ojos te engañan —dijo con tranquilidad —La cima está muchísimo más lejos de lo que crees, los dioses lo prefieren así, la gente sube y sube sin encontrar nada, pues todo está lejos

"¿Céfiro? ¿Dioses?" se preguntó Sunoo, pero decidió omitir comentario alguno

—Son horas de caminata, te fatigarás y morirás antes de llegar. Permíteme llevarte, por favor —Sunoo podría haber desconfiado, pero no lo hizo. Aquel joven chico se veía sincero, por lo que se subió pronto a un carruaje sin ruedas, que no sabía en qué momento había aparecido 

—¿Cómo moverás este antiguo carruaje si no tiene ni ruedas ni corceles? —preguntó con curiosidad una vez dentro

Jay soltó una risita desde fuera —No te preocupes por eso, lo tengo resuelto, simplemente disfruta del viaje

Y de pronto sintió el carruaje moverse, suave, como si lo mecieran mientras avanzaba, y es que se sentía como si el carruaje estuviera... flotando, volando, como si el viento lo hubiera elevado y lo estuviera llevando

El movimiento era tan suave que Sunoo había comenzado a relajarse hasta el punto en que se durmió profundamente, despertando los dioses saben cuántas horas después, recostado en una hermosa cama en medio de un inmenso, hermoso y lujoso cuarto

EROS'S TRUE LOVE - SUNGSUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora