Te protegeré, Clarke

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El día finalizaba dando paso a la noche, las estrellas empezaban a brillar en el cielo. Clarke inspiró lentamente y el aire fresco llenó sus pulmones; al exhalar observó como su aliento dibujaba formas. Habían pasado unos días desde que la montaña había caído y ahora Clarke estaba ayudando a los terrestres a reconstruir TonDC. Lo que significaba que tenía que quedarse en su campamento. No sola, por supuesto. Octavia estaba allí, con Lincoln, y también estaban Bellamy, Miller, Raven y Kane; el resto de la gente de Clarke se había ido al Campamento Jaha para recuperarse de la guerra. La victoria no había sido sencilla. Clarke había tenido que radiar toda la montaña, matando de paso a un montón de personas inocentes. A demasiadas. Como acababa de anochecer, Clarke supuso que Lexa todavía no estaba dormida. Se dio cuenta de que la piel de debajo de los ojos de la comandante siempre estaba oscurecida, y Clarke pensó que nunca la había visto dormir. Incluso cuando se levantaba antes de que saliera el sol, Lexa siempre estaba ya dando órdenes o ayudando a otros.

Solo había un guerrero enfrente de la tienda de Lexa y ni siquiera parpadeó cuando Clarke apartó las telas para entrar en la tienda. Lexa estaba tumbada en medio de la cama, su rostro estaba en paz y relajado. No parecía que hubiera planeado quedarse dormida porque todavía tenía las botas puestas, sus pies colgaban en un lateral de la cama, y la armadura alrededor del torso. Clarke se giró, yendo hacia la salida, cuando escuchó la voz de Lexa.

"Te protegeré, Clarke." Dijo, e incluso en sueños, su voz era seria y segura.

Clarke levantó las cejas confundida. ¿La comandante hablaba en sueños? ¿Y estaba soñando con ella? No pudo denegar el pequeño escalofrío que recorrió su cuerpo al oír como Lexa decía su nombre.

Lexa suspiró y murmuró algo en trigedasleng. Aunque Clarke había mejorado mucho con el idioma no pudo comprender lo que decía. "Nada te hará daño, skai prisa." Continuó Lexa.

Clarke entendió eso. Había pasado mucho tiempo desde que alguien le había llamado princesa. Pero la forma en la que Lexa lo dijo hizo que se olvidara de Finn. Pensaba en su besó. Lexa no había hecho nada desde que Clarke le había dicho que no estaba lista. Y Clarke no sabía si estaba realmente lista. Volvió a girarse para irse pero Lexa volvió a hablar, esta vez en un tono preocupado y nervioso.

"¿Clarke? ¿Clarke?" Preguntó un par de veces, con las manos cruzadas sobre su pecho y temblando de frío.

Clarke se acercó lo más silenciosamente que pudo a la cama y recogió las pieles del suelo para ponerlas encima del cuerpo de Lexa, esperando que esta entrara en calor.

Lexa se giró y su cuerpo quedó enredado entre las pieles.

Parecía que Lexa estaba bien, además había dejado de hablar, por lo que Clarke decidió apagar las velas de la tienda. Solo dejó una, suficiente para que el cuerpo de Lexa quedara débilmente iluminado. La boca de Lexa se movía, pero ningún sonido salía de ella. "¿Lexa?" Murmuró Clarke, preguntándose si podría oírla.

"Clarke." Respondió Lexa. Intentó moverse, pero las pieles que tenía alrededor de ella lo impidieron. "Corre, Clarke." Dijo Lexa cortante. "Déjame."

Sonaba como una orden, y Clarke sonrió porque incluso dormida, Lexa era un poco mandona.

"No dejes que te cojan." Gritó Lexa, intentando deshacerse de las mantas sin éxito, lo que hizo que entrara más en pánico. "Volveré a ti, Clarke. ¡Te protegeré!"

Los ojos de Clarke se abrieron cuando se dio cuenta de que Lexa soñaba que alguien la raptaba. Gotas de sudor empezaron a recorrer la frente de Lexa mientras se peleaba con los que soñaba que eran sus atacantes cuando en realidad no eran más que pieles. Clarke trató de ayudarle empujando a Lexa suavemente. Los ojos verdes se abrieron , haciendo que Clarke diera un paso atrás.

"¿Qué estás haciendo aquí?" Preguntó Lexa enfadada, su pecho subía y bajaba con rapidez y su voz temblaba.

Clarke se chupó los labios con nerviosismo. "Te he oído gritar. Pensé que estabas en peligro." No era necesario que Lexa supiera la verdad. Clarke sabía que solo la avergonzaría y volviera a construir muros alrededor de su corazón, muros que ella había logrado derribar de alguna manera.

"Oh." Lexa exhaló. "Espero no haberte despertado. Deberías volver a tu tienda, tu gente estará preocupada."

Clarke asintió aunque sabía que nadie iría a buscarla esa noche. "Puedo ayudarte." Soltó.

Lexa inclinó la cabeza hacia un lado. "¿Ayudarme con qué, Clarke?"

"Hablas en sueños." Explicó. "Puede que no haya forma de evitarlo completamente pero conozco algunos trucos para que no ocurra."

"Llevo hablando mientras duermo desde que era una niña. No es una enfermedad y pensaba que no se podía evitar." Admitió Lexa. "Costia solía trenzar mi pelo. Me ayudaba a estar tranquila. Pero después de que se la llevaran ni eso funcionaba."

"Hablar mientras duermes suele ser un efecto del estrés o bebidas y medicinas que tomas." Explicó Clarke, esta vez como alguien que sabía sobre estos trastornos. "La guerra ha acabado. Y no bebes café."

Lexa dejó escapar el aire que tenía en los pulmones y se levantó. Se quitó las botas y la armadura. "¿Y cuál es tu solución, Clarke?"

"Hay más de una. Puedo hacerte un té de camomila. Es un calmante y debería ayudarte con los sueños. También hay una medicina que impide que sueñes pero no estoy segura de que tengamos."

"Nyko tiene camomila." Afirmó Lexa. "Pero nunca la hemos usado para hacer té. La usamos en la piel y en las infecciones. Muy pocas veces en un baño. Hay personas que la mastican cuando les duele el estómago pero nunca he visto a nadie haciendo té con ella."

Clarke sonrió. "Espera aquí. Te lo traeré en un par de minutos." 'Salió trotando en dirección a la tienda de Nyko y esperó que no estuviera durmiendo. Cuando entró, estaba sentado sobre un tronco, dando vueltas a algo que había en una olla sobre el fuego. "¿Me puedes ayudar a hacer té de camomila?" Nyko la miró extrañado. "Es para heda." Aclaró Clarke.

"Si es para heda." Repitió Nyko algo escéptico. "Nunca he hecho ese tipo de té antes."

"Solo hierve agua." Indicó Clarke. "Mientras tanto, necesito una jarra y una flor de camomila." Recibió ambos instantáneamente. Con sus dedos, Clarke estrujó la planta dentro de la jarra. Cuando el agua estuvo hirviendo, lo vertió sobre la camomila. "Muchas gracias. También se puede usar el té para el dolor de estómago o para infecciones de garganta."

Nyko asintió agradecido, contento de haber aprendido algo nuevo. "Gracias."

Clarke llevó la jarra a la tienda de Lexa y vertió parte del líquido en un vaso de metal. Esperó unos minutos a que se enfriara lo suficiente. "No te va a gustar el sabor, pero te prometo que te va a ayudar."

Lexa cogió el vaso con algo de duda. No pudo evitar no recordar la última vez que estuvo a punto de beber algo que le había ofrecido una persona del cielo. Clarke entendió la vacilación y bebió un sorbo. "Me disculpo." Dijo Lexa avergonzada.

"Lo entiendo." Respondió Clarke. "Bébetelo mientras está caliente."

Lexa se llevó el vaso a los labios y dio un pequeño sorbo. Estaba amargo. Y sabía raro. Hizo una mueca involuntariamente. Clarke la miraba fijamente, no pensaba irse hasta que se lo bebiera todo. Cuando el vaso estuvo vacío, Lexa sintió un calor recorrerla y se quitó la ropa de comandante. Se tumbó en la cama solo con una camiseta de tirantes y unos pantalones elásticos. Se tapó con las pieles y suspiró. "No funciona."

Clarke se rio. "Dale un poco de tiempo."

"¿Cuánto?" Preguntó Lexa impacientemente.

"No demasiado." Explicó Clarke. Observó como Lexa fijaba la vista en el techo de la tienda, sus ojos se cerraban lentamente. "Buenas noches, Lexa." Murmuró y salió silenciosamente de la tienda una vez que la comandante estuvo dormida.

Clarke se dio cuenta de que había funcionado cuando a la mañana siguiente se levantó y Lexa seguía en el interior de su tienda. Se aseguró de que nadie la molestara porque estaba segura de que la comandante necesitaba dormir. En cambio, ayudó a Raven con sus planes de construir casas en TonDC que sustituyeran las tiendas.

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