Bienvenida a Polis, Clarke

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Pasaron unas semanas hasta que Clarke tuvo finalmente la oportunidad de ir a Polis. Lexa había planeado unir a Skaikru en la coalición con los otros 12 clanes y Clarke tenía la obligación de conocer al resto de líderes. Clarke decidió ir en caballo a la ciudad. No esperaba mucho . Y definitivamente no esperaba lo que vio. Había terrestres por todas partes- trabajando, hablando, riendo, viviendo. Clarke esperaba poder invitar a sus amigos después de la reunión. Se merecían ver aquello. También esperaba hacer feliz a Jasper, darle a Octavia la oportunidad de sentirse de alguna parte, permitir que Lincoln se reuniera con su gente y hacer reír a Raven. Además, todos podrían darse cuenta de que los terrestres no eran salvajes.

Lexa montaba en su caballo orgullosa, con la espalda recta y la cabeza alta. Clarke iba un poco detrás, pensaba que era irrespetuoso ir al lado de la comandante, ya que no era una guardia personal. Indra, junto a varios guerreros, las seguían. "¿Estás preparada?" Preguntó Lexa cuando llegaron a la puerta de un edificio.

Clarke asintió. Observó como Lexa saltaba grácilmente de su caballo, ella tropezó al caer, no tenía tanta habilidad como ella. Escuchó a Indra resoplar, pero no se atrevió a volverse hacia ella. Fue suficiente que Lexa le enviara una mirada enfadada.

Lexa indicó a sus guerreros que se llevaran los caballos y a Indra que los acompañara. Cuando estuvieron solas, Lexa cogió su mano. "Vamos, Clarke." Dijo cariñosamente.

Clarke intercaló sus dedos con los de Lexa, sintiendo como se le aceleraba el pulso. Miró hacia arriba, su estómago se retorció al darse cuenta de lo alto que era el edificio. "Por favor dime que no vives en el piso más alto."

"¿Te dan miedo las alturas?" Preguntó Lexa. Entraron al edificio. Al ver las escaleras, Clarke se quejó. "No te preocupes. También hay ascensores." Se subieron a una plataforma de madera.

"¿Cómo funcionan?"

"Gracias a la fuerza de mi gente." Dijo Lexa sin dar demasiados detalles. Lentamente empezaron a moverse en dirección ascendente, pasando numerosos pisos. Lexa estaba tranquila, mirando fijamente a Clarke, que estaba nerviosa y algo asustada, mirando a todas partes excepto a Lexa. Sabía que la comandante podría adivinar lo que le pasaba. "Estaremos arriba pronto." Dijo Lexa para calmar la angustia que sentía Clarke.

La plataforma tembló y Clarke se acercó a Lexa, escondiéndose en la curva de su cuello. En un primer momento, Lexa se tensó, y Clarke se preguntó cuánto tiempo habría pasado desde que alguien la hubiera cogido así. Lexa no parecía una persona que diese abrazos. "Lo siento." Murmuró Clarke, mientras sus mejillas se tornaban rojas y miraba hacia otro lado.

Lexa no dijo nada. No quería que Clarke se avergonzara más. Llegaron al piso más alto, justo por encima de uno lleno de guardias. Lexa guio a Clarke a través de la sala del trono hacia un pasillo en el que había dos puertas. "Esta es mi habitación." Indicó Lexa señalando a la puerta de la izquierda. "Y esa será la tuya, a no ser que desees otra." Señaló a la otra puerta.

Clarke miró a su alrededor. "¿Puedo entrar?"

Lexa asintió. "Puedo hacer que te preparen un baño si lo deseas. Hay ropa en el armario. Si no te gusta, me aseguraré de que te traigan otra cosa. Hoy no tienes ninguna obligación que atender. Mañana hay una reunión después del desayuno. Enviaré a alguien, o puedo venir yo a por ti."

"Preferiría que vinieras tú, pero si estás ocupada puede venir otra persona. Y gracias por todo esto." Clarke señaló todo a su alrededor y sonrió.

Lexa inclinó la cabeza con una sonrisa tímida. "Todo lo que necesites, Clarke de la gente del cielo." Dio unos pasos hacia atrás antes de girarse, dejando a Clarke totalmente sola.

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