Los besos lo arreglan todo

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Lexa llevaba en Polis unos días, atendiendo sus obligaciones de comandante. No sabía cuándo regresaría y a Clarke solo le había dicho que eso sería pronto y que no se preocupase. Clarke pensaba que Lexa enviaría un guerrero al campamento Jaha cuando volviera. No se esperaba a la propia Lexa.

Clarke escuchó gritos en la calle. Salió rápidamente del arca y vio unos caballos aproximándose a la valla. Pudo oír a Indra ordenando a la gente del cielo que abrieran la puerta. El guardia que estaba vigilando no quería hacerlo. Clarke corrió hacia la puerta y la abrió ella misma. "¿Qué ha pasado?" Fue lo primero que dijo. Lexa estaba prácticamente cayéndose del caballo y todo lo que Clarke podía ver era sangre. En todas partes. "Llevadla dentro."

Mientras se acercaban a la estación médica, Indra respondió a las preguntas de Clarke. "La han torturado. No sabemos por qué. La hemos encontrado inconsciente en una cueva."

"¡Mamá!" Gritó Clarke. No estaba segura de poder coser las heridas de Lexa con el temblor de sus manos. "¿Por qué alguien querría torturar a la comandante?"

"Sabe muchos secretos." Respondió Indra. "No todo se dice en las reuniones. Heda lo sabe todo."

Clarke se preguntó qué tipo de información querría alguien de su propia comandante y por qué la torturarían por ello. Estaba segura de que Lexa no había dicho nada. Abby apareció unos minutos después. Clarke le quitó la armadura y corsé y cortó su camiseta. Recordó lo que Lexa le había contado sobre la muerte por mil cortes. Quien fuera el que le hubiera hecho eso habría llegado a la mitad. Había heridas y moratones en todas partes. "Mamá, ¿qué hacemos?"

"Lo mejor es solo coser los cortes. Ha perdido mucha sangre." Dijo Abby insegura. No todas las heridas necesitaban ser cosidas. Pero algunas eran profundas y sangraban profusamente. "Ayúdame a darle la vuelta." Indicó Abby.

Clarke hizo lo que le ordenaban y jadeó. Había un gran corte. "Mamá." Dijo débilmente. La piel de Lexa estaba abierta y Clarke sintió nauseas. "Podemos cauterizarla."

Abby miró a Clarke a los ojos. "¿Lo has hecho antes?"

"Sí, con un cuchillo. Pero no sé si ayuda o hace más daño." Dijo Clarke. Pasó con cautela los dedos sobre la piel descubierta de la espalda de Lexa. Abby revisó la herida y asintió. Clarke sacó una de sus dagas del pantalón, algo que Lexa le había advertido que hiciera. No siempre podría disparar con una pistola. Corrió a la hoguera que había fuera y se aseguró de que la hoja de la daga fuera rojo brillante antes de volver al interior y presionarla contra la piel de Lexa. Odió el sonido que hizo al entrar en contacto con la piel.

Abby cosió algunos cortes y vendó otros. "¿La llevarán de vuelta a TonDC?"

Clarke se encogió de hombros. "No la habrían traído aquí si no pensaran que podíamos ayudarla. No puede viajar en este estado."

"Os habéis vuelto cercanas." Afirmó Abby. Se había percatado de las trenzas de Clarke, de los cuchillos que llevaba ahora encima. Ya casi no cogía las pistolas. Clarke también se había acostumbrado a viajar en caballo, algo que solo Octavia había hecho hasta el momento.

"Somos amigas." Respondió Clarke. Porque lo eran. Amigas que se miraban durante más tiempo del adecuado. Pero solo amigas. "Y me está enseñando muchas cosas. A cazar y a seguir rastros. Cómo hacer un fuego, montar a caballo. Incluso he aprendido a nadar."

Abby rio. "Me he dado cuenta. Parece que Octavia y tú habéis ido también ha misiones. ¿Crees que es adecuado? Siguen siendo terrestres."

"Son personas." Alegó Clarke. "Como nosotros. Solo vivíamos de formas diferentes. Lexa ha estado pensando en unir a la gente del cielo a su coalición. Estaríamos más seguros, tendríamos comida y agua, podríamos viajar a otros clanes."

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