Día 7

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Reencarnación

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El atardecer iluminaba el firmamento con su majestuosidad. Los tonos naranjas y dorados, se mezclaban con la brisa fresca que soplaba el viento. Las gaviotas volaban alto mientras se iban despidiendo de la playa con su canto.

Era un paisaje hermoso, todo estaba en completa calma.

En la orilla, se encontraban sentidos una pareja de enamorados. Los jóvenes se habían conocido en ese lugar y cada tarde antes de que cayera el ocaso, iban a apreciar el maravilloso espectáculo.

La joven de mirada grisácea tenía los pies metidos en la arena, mientras que, su pareja la observaba con delicadeza. La chica era tan hermosa, ya que parecía una perfecta diosa griega.

—¿En qué piensas? —preguntó Mikasa sin razón alguna cuando tomaba con sus manos un pequeño caracol—. Mira, Eren. ¡Qué lindo!

—Pienso en ti, en mí, en nosotros —confesó al estirar sus manos para recibir el molusco que le estaba entregando su esposa—. Vaya, ¡sí qué es hermoso!

—Lo es —sonrió—. ¿Y qué te puso a pensar en nosotros?

—¿Recuerdas los sueños que te comenté? —La vio asentir con la cabeza. Jaeger le acarició el rostro con ternura antes de continuar—: Desde que te conocí, he pensado que has estado destinada para mí. Antes de verte por primera vez, soñaba mucho con una mujer a la que no podía verle el rostro; sin embargo, su presencia era tan real que, llegué a pensar que estaba alucinando.

Mikasa se acercó a su esposo y con amor tomó su mano junto a la suya. Hace mucho Eren le había relatado lo que soñaba y por extraño que pareciera, a ella que sucedía lo mismo. Había un hombre siempre en sus sueños, pero nunca lo había reconocido. No obstante, cada vez que soñaba con él, su alma se sentía en completa calma.

—Nunca estuviste imaginando. Solamente se trataba de alguien de tu pasado. Un ser importante de otra de tus vidas —espetó con dulzura. La azabache era muy creyente de la conexión de almas que existía entre los seres humanos. Ella afirmaba que, todos estaban destinados a encontrarse con su igual en cada ciclo que tuvieran que vivir, antes de finalmente trascender—. Yo también te comenté que me pasaba algo parecido.

—Por eso estoy seguro que nuestros destinos están unidos desde antes de nacer —esbozó viéndola directamente a los ojos. Su mirada profunda le generaba mucha paz—. Tú eres mi alma gemela, y vamos a estar unidos hasta que nuestros caminos por esta tierra deban alcanzar la cúspide.

—Y vivamos juntos y felices en el más allá —musitó con una enorme sonrisa en los labios—. ¿Crees qué nuestros antepasados se habrán llamado igual que nosotros?

Eren parpadeó rápidamente. La verdad, nunca se había hecho ese cuestionamiento; sin embargo, era una posibilidad. Sería maravilloso poder tener más recuerdos de sus vidas pasadas, para saber cómo había sido en todas ellas su relación. Aunque, sin importar todo lo que hubieran atravesado, estaba seguro que se habían amado más que a nada en este mundo.

—Puede ser. Creo que todo es posible —acotó—. Por cierto, cierra los ojos. Te quiero entregar algo.

—¿Un obsequio? —inquirió Mikasa con curiosidad—. ¿Celebramos algo especial y yo lo olvidé?

—Celebramos que cada día te amo más. Por favor, solo hazlo.

La azabache cerró sus preciosos párpados para complacer a su querido esposo. Ella no tenía ni idea de cuál podría ser el presente, pero estaba segura que lo amaría porque venía de las manos de su ser más amado.

Eren la observó con ternura mientras sacaba de su portafolio del trabajo, una prenda que compró especialmente para ella. Sucedía que, días atrás, había soñado nuevamente con sus seres del pasado y, la escena que presenció lo dejó sin aliento. Él se encontraba en un bosque, rodeado de criaturas gigantescas que comían personas a diestra y siniestras. Al principio todo eso le perturbó, pues creyó que estaba dentro de una pesadilla, hasta que, vio a una pareja que, sin importar la situación, se profesaban palabras de amor que le inundaron de calidez el corazón.

»—Te la podré en esta y en todas las vidas —susurró Jaeger al envolver a su amada con una preciosa bufanda color vino—. Las veces que tú quieras, Mikasa.

—E-Eren... —La joven abrió los ojos de golpe al escucharle decir esas palabras, pues esa misma frase la había escuchado en uno de sus sueños. Con la yema de sus dedos acarició la prenda, sin darse cuenta que una pequeña lágrima se escapó de su bello rostro—. Gracias por enseñarme a vivir.

El moreno la tomó con delicadeza del rostro y con amor la vio directamente a los ojos, antes de susurrarle una frase que describía perfectamente lo que sus corazones sentían.

—Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestros...

Unieron sus labios en un cálido beso lleno de amor y pasión. Sus almas rebosaban en cada poro de su piel, esa conexión tan mágica e inexplicable que poseían.

Su misión en esta tierra era encontrarse una y otra vez, hasta que lograran trascender para siempre.

FIN.

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Dato curioso

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Dato curioso.

La frase: «Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestros» pertenece a las cartas de amor de Ludwig van Beethoven. Y fue esta mi inspiración para darle vida a cada uno de los prompts.

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¡Hola!

Llegamos al final de esta preciosa semana y no me queda más que agradecerles que me acompañaran. Fue un verdadero placer escribir siete días seguidos para mi pareja más amada.

Además, le agradezco a la cuenta en Twitter EreMika en español por organizar esta hermosa week. Son geniales, mil gracias por todo el apoyo.

Gracias también a todas las páginas que siempre me recomiendan. Los adoro con mi alma.

Nos leemos pronto.

Con amor.

GabyJA

Forever and ever [EreMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora