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La habitación estaba en silencio, o al menos lo estaba para ella. Chris estaba divagando con los otros dos sobre los eventos que ocurrían en el cobertizo. Sam mira de soslayo a T/n, preocupada por lo silenciosa que se ha vuelto su amiga, normalmente confiada.
Miraba fijamente sus manos. Estaban ásperas y frías por la dura nieve del invierno y parecía interesada en verlas temblar ligeramente. En su mente, estaba haciendo una mueca ante las palabras que Josh dijo sobre ella.
Hay un grito repentino, sacudiendo a T/n de regreso a su delirante realidad. Hay golpes de puños en la puerta; más gritos desde afuera.
—¡Abranme! ¡Abranme!
—¿Esa es? —Ashley comienza y Sam asiente.
—¡Es Em!
—¡Abran! ¡Rápido! —Chris dice y los cuatro corren hacia la puerta.
Se apresura a abrirlo, haciendo que Emily caiga al suelo y se apresure a escapar del exterior. —¡Cierra la puerta! ¡Cierra la puerta!
Ashley y Sam van a cada lado de ella y la arrastran más adentro, levantándola. La llevan de vuelta a la habitación y la colocan suavemente en el asiento. Las dos chicas se sientan a cada lado, Chris de pie al frente y T/n se sienta a cierta distancia.
—Em, ¿estás bien? —T/n pregunta, levantando sus piernas hacia su pecho.
—No creí que fuera a lograrlo —admite la chica y Chris se ríe un poco.
—Gritabas como una loca.
—¿Estás bien? —Sam pregunta.
—Estás hecha un asco —admite Ashley.
—Había algo —Emily—. Hay algo afuera —comienza.
—¿Dónde está Matt? —Ashley interroga, pero es ignorada por Emily.
—Un monstruo. ¡Es un monstruo!
—Espera, ¿De qué estás hablando? —Chris está tan confundido como todos.
—¡Dije que hay algo ahí fuera!
—¿Cómo qué? —Ashley mira entre ellos, con los ojos muy abiertos por el miedo y T/n sacude la cabeza con una sonrisa reconfortante.
—Emly, relájate… Josh nos estaba haciendo una broma —T/n tranquiliza y Emily negó con la cabeza.
—No, no me están escuchando.
—Lo tenemos atado, no puede lastimarte.
—No, fue detrás de mí. Y no era humano.
—Em, ¿puedes contarnos exactamente lo qué pasó? —Chris toma un enfoque más suave y toma una respiración constante.
—Es lo que intento decirles. Estábamos escalando la torre y de repente se cayó la torre. La torre entera se cayó directo a las minas.
—Espera, ¿qué minas?— T/n pregunta, con el ceño fruncido.
