– Mira cómo te ha dejado–susurró Fabrizio con un tono furioso mientras acariciaba mi cuello, ese hombre lo había sedado, por eso no reacciono a nada de lo que había sucedido
– Estoy bien–dije bebiendo un poco de agua
– Juro que lo mataré–iba a decirle algo, pero la puerta se abrió dando paso a Carlo, sus ojos estaban puestos en Fabrizio, simplemente asintió y se marchó, aquello me dejó un tanto confusa, no sabía que significaba, pero, la verdad no estaba segura de querer saberlo.
No pasó ningún otro contratiempo durante toda la noche, apenas logre dormir, no paraba de mirar hacia la puerta, como si esperase que ese hombre volviera a terminar su trabajo, estaba realmente preocupada por su seguridad, al día siguiente fui hacia el ala de maternidad, Bianca se encontraba en este hospital
– Hola papis–salude entrando con una sonrisa y un oso de peluche que había comprado para la pequeña
– Hola, me alegro de verte–dijo Bianca con una sonrisa, me acerqué a la cama, tenía en brazos a un pequeño bulto envuelto en una manta rosa
– Por dios que cosita más bonita–comenté mirándola con ternura
– ¿Quieres cogerla en brazos?–preguntó a lo que asentí, dejé el oso en la mesa y con cuidado me la pasó, sentía que tenía algo verdaderamente frágil entre brazos
– ¿Cómo se llama?–
– Andreana, nos costó decidirlo–dijo Enzo riendo levemente
– Es precioso, igual que ella–comenté mirándola embelesada
– ¿Cómo está Fabrizio?–preguntó Bianca, suspiré sentándome con cuidado en el sillón cercano
– Está bien, pero ayer volvió a sufrir un atentado, estoy muy preocupada–ambos jadearon sorprendidos, estuvimos hablando un rato más, hasta que decidí volver a la habitación.
Habían pasado 3 días desde el ataque, los hombres de Fabrizio hacían guardia, su herida iba mejorando, Isabella había venido todos los días con las niñas, decidimos dejar la información sobre el ataque en secreto, mis padres cuando se enteraron también vinieron al hospital, recibí un gran regaño por no avisar de la situación.
Carlo apenas aparecía, se estaba haciendo cargo de los asuntos de las empresas, en estos días me sentía feliz de ver a Julia tan ilusionada con su embarazo, compro varios libros sobre el tema, su apetito había aumentado, incluso a veces cuando iba a casa, la veía mirar cosas de bebés.
En cuanto a Fabrizio, sus heridas habían mejorado, eso significaba que pronto dejaría de cuidarlo, por un lado me sentía aliviada por volver a alejarme y por otro me sentía triste.
Nos encontrábamos los dos en completo silencio, Fabrizio trabajaba desde su tablet, mientras yo leía un libro, unos golpes en la puerta me hicieron levantara la mirada de mi lectura, la puerta se abrió, me sorprendí de ver a entrar a Enzo y Bianca con la pequeña en sus brazos
– ¿Ya os marcháis a casa?–pregunté acercándome a Bianca dándole un beso en la mejilla
– Sí, ya nos dieron el alta–
– Mancini, felicidades por tu paternidad–comentó Fabrizio serio
– Gracias, felicidades a ti por evadir la muerte–dijo acercándose con una sonrisa burlona– Por cierto con respecto a los terrenos–
– Te los cedo, tómalo como un regalo por ser padre y por ayudar a Daniela–comentó interrumpiéndolo, dirigí hacia él mi mirada sorprendida, tenía una sonrisa sincera, que me pareció hermosa
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Entre tus Manos [Versión antigua]
RomanceFabrizio Benedetti era un hombre frio, cruel, arrogante, incluso peligroso, pero tenia una pequeña debilidad aunque él no lo supiera, y esa debilidad era su secretaria Daniela Moretti, con chantaje y un contrato consiguió tenerla entre sus manos, no...