Capítulo 43

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Pov Daniela

Sonreí con ternura mirando a Marena y Patrizia pintar en la mesa del comedor, Isabella tenía una cita médica que no podía posponer, Plácida no podía cuidar de ellas tenía un fuerte resfriado y Renzo estaba de viaje.

La alarma de seguridad comenzó a sonar en mi móvil, Nestore apareció por uno de los pasillos con la respiración agitada

– ¿Qué está pasando?–cuestioné acercándome a él intentando que las niñas no se enterasen

– Están forzando la puerta trasera–mi cuerpo se tensó, miré hacia las niñas con preocupación, justo tenía que ser hoy– Escóndalas, ya di aviso al señor, viene de camino, los retrasaré lo más que pueda–dijo marchándose, rápidamente fui hacia ellas

– Ayudadme a recoger vuestras cosas–comenté recogiendo sus cosas bajo su atenta mirada

– ¿Tía que ocurre?–preguntó Marena, me quedé en silencio intentando saber que decirle sin llegar a asustarlas

– Vamos a escondernos en un sitio–

– ¿Por qué?–cuestionó Patrizia, suspiré girándome mirándolas

– No puedo responder eso, así que hagamos una cosa, vamos a subir he iremos a una habitación especial, ¿de acuerdo?–intenté sonar lo más tranquila posible, ellas asintieron, hice que cogieran de las manos y subimos lo más rápido que pudimos las escaleras.

Entramos en la habitación de matrimonio eché el cerrojo, sin detenerme fui hacia el vestidor, apreté un boto que había oculto bajo los zapatos de Fabrizio, un pasadizo se abrió ante nosotras, nos introdujimos en este haciendo que unas luces se encendiera dejándonos ver una especie de pequeño apartamento equipado con todo.

Hice que se sentasen en el sofá, las contemple un momento, sonreí con pesar agachándome a su altura

– Ahora debo marcharme–

– ¡No te vayas, no nos dejes solas!–exclamó Patrizia angustiada abrazándome al cuello

– Ojalá pudiera quedarme, pero me voy por vuestra seguridad–me separé de ella cogí su mano uniéndola con la de su hermana– No os separéis, escuchéis lo que escuchéis, no salgáis de aquí, no hagáis ruido hasta que llegue vuestro tío, ¿de acuerdo?–cuestioné a lo que ellas asintieron llorando en silencio, suspiré levantándome, les di una última mirada antes de dar media vuelta.

Al salir de la habitación el ruido de un disparo resonó en toda la casa, mi piel se erizó ante eso, fui corriendo hasta las escaleras, comencé a bajarlas con cuidado, me detuve a mitad de esta horrorizada ante la imagen que tenía delante, Nestore estaba de rodillas tenía el rostro lleno de golpes y sangre, dos hombres a su lado me miraban fijamente.

– Decide, ¿por las buenas o por las malas?–cuestionó el rubio, era el más alto apuntándome con el arma, trague con dificultad

– Está bien... Pero por favor, no le hagáis nada más–pedí bajando las escaleras con cautela

– No estás en condiciones de pedir nada–me agarró del brazo con brusquedad

– Hay que irse–dijo el de cabello negro dándole un toque en el hombro, este asintió sin dejar de mirarme, fuimos hacia la salida, de repente el alto se detuvo girándose, levantó la mano en la que tenía el arma y disparo

– ¡No!, ¡prometiste no hacerle daño!–grité mirando hacia Nestore el cual estaba en el suelo con las manos en el estómago del cual salía sangre

– Nunca prometí nada–comentó con una sonrisa maliciosa, intente ir hacia él, pero me agarró por la espalda impidiéndomelo– ¡Quieta!–exclamó con enfado debido a que no paraba de moverme

Entre tus Manos [Versión antigua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora