CAPITULO IV

2.9K 379 22
                                    

╭══════ .❥. ══════╮

Las cosas que ella puede hacer

╰══════ .❥. ══════╯

Un siglo.

Había pasado casi un siglo desde que Sueño había sido capturado y Scream y Corinthian vagaban por el mundo.

Aunque "vagar" es solo un termino ya que la fortuna de la vida les sonreía a ambos, el dinero no les faltaba y asesinar ya era cosa del pasado.

O al menos para ella, la chica rubia comenzó a detestar mancharse las manos así que dejó de matar gente solo por placer pero obviamente su naturalidad salia a flote de vez en cuando ya que en cierta parte Sueño tenía razón, Scream adoraba escuchar los gritos de sus víctimas.

Después de todo era para eso que la había creado y fue tan perfecta que no podía dejar su naturaleza por más que quisiera.

Sentada frente a su computador tomaba una copa de vino con el bonito atardecer tras su ventana.
Fué fácil adaptarse a los cambios que hubo con el paso del tiempo en el reino de la vigilia, la tecnológia era bastante entretenida pero también tramposa, Scream podía localizar fácilmente a quien quiera y eso era desesperante, ya no tenia la libertad de cazar por su cuenta a su presa.

El sonido del teclado se vio abruptamente interrumpido cuando sintió la presencia de otra persona en su hogar.

Una sonrisa apareció en sus labios al ver a Corinthian caminar a su cocina por un vaso de licor.

— ¿Nunca te enseñaron a tocar o qué? — cuestionó volviendo a su computador — Nunca debes entrar a la casa de una mujer sola y supuestamente vulnerable — agregó haciendo un falso puchero en sus labios.

— Escapó.

Un vuelco dio en su corazón al escuchar esa palabra haciendo que se levantara de su silla derramando la copa de su vino sobre la computadora.

— Estás bromeando — contestó esperando que fuera una broma.

El rubio se dirigió a ella dando un sorbo a su vaso — ¿Desde cuando hago bromas? — preguntó incrédulo — Tu amado Sueño escapó.

Se pasó ambas manos por su cabello pensando en las consecuencias que ahora le traerían sus acciones, si antes sólo la quería encerrar en esos momentos estaba segura que la destruiría.

— ¿Recuerdas a Roderick? — ella asintió — Pues tuvo un hijo.

— ¿Y?

— Irá tras él — al ver que Scream no sabía hacia donde se dirigía con su conversación bufó bajo y comenzó a explicar — Roderick tuvo un hijo con una mujer llamada Ethel Cripps pero él no lo quería así que iba a hacer que abortara pero se marchó antes de hacerlo y le robó su rubí, arena y yelmo.

— Querrá recuperar sus cosas — suspiró Scream una vez que comprendió la situación en la que estaban.

— Exacto — Corinthian bebió lo último que quedaba de licor en su vaso y lo dejó sobre una mesita — Y ahí, querida hermana, es donde nosotros entramos.

— ¿Y sabes donde está?

— Aquí, en Nueva York — la sonrisa del rubio lograba generarle escalofríos a cualquiera pero no a ella, aunque esta vez debía admitir que si le generaba cierto temor los planes de su hermano.

No quería dañar a Sueño pero tampoco quería ser borrada de la existencia.

— Vámonos — finalmente accedió, si moría lo último que quería hacer era llamar la atención de Sueño y quizás, besarlo, solo quería eso.

Un beso de amor tal vez.

Soltó una risita irónica al pensar eso, era tonto, él no la amaba y estaba consciente que nunca lo hará.

Tomó sus lentes y ambas pesadillas salieron de la casa y se dirigieron a la dirección de la mujer en el auto de Corinthian.

Al cabo de casi una hora llegaron al lugar, la noche ya había caído así que era mucho más fácil entrar a la casa y ya estando adentro esperaron a que la anfitriona llegara.

— Que bonita casa tienes Ethel — exclamó Corinthian sirviendose licor en un vaso sobre la barra de bebidas una vez que la mujer entró por la puerta.

Scream sentada sobre la mesa con las piernas cruzadas y una copa de vino en sus manos observaba a la mujer de arriba a abajo en busca de alguna amenaza.

— ¿Quienes son ustedes? — cuestionó avanzando hacia ellos desconfiada — ¿Como lograron entrar?

— Es sencillo — habló la rubia — deberías cambiar las cerraduras.

— Hiciste un buen trabajo al esconderte — alabó la pesadilla masculina meneando su vaso — Convencer a todo el mundo de que no existes.

— No tan bueno trabajo supongo.

— Nosotros no somos todo el mundo — exclamó Scream levantándose de su lugar dibujando una sonrisa carismática en su rostro mientras le ofrecía una copa — Tenemos mucho de que hablar.

Los tres comenzaron a hablar de sus intereses, coincidían en todos hasta que Corinthian dijo algo que hizo que su hermana comenzara a dudar de sus acciones.

"Desaparecerlo para siempre" ella definitivamente no quería eso.

— ¿Buscas que yo mate al rey Morfeo? — preguntó Ethel igual de incrédula que Scream.

— Puedes hacerlo.

La chica rubia comenzó a maquinar en su mente un plan en el que ninguno de los dos se hiciera daño, una forma en la que no tuviera que despedirse de su amor platónico o de su hermano permanentemente.

Aunque, si destruía a Corinthian Sueño podría volver a crearlo, sería difícil convencerlo, difícil pero no imposible.

Sí, ya sabía que hacer.

Pero primero escucharía las palabras de Ethel y vería las acciones de su hermano, claramente Cripps estabas mintiendo en algunas partes de su narración así que Corinthian quiso tomar medidas más drásticas.

Se quitó sus lentes y avanzó a ella con su navaja dispuesto a matarla pero antes de que pudiera hacerle siquiera un rasguño la mujer sacó un collar debajo de su blusa y con sólo ponerlo frente al rubio este se deshizo entre arenas y destellos.

Scream, quien estaba a unos pasos detrás de él sólo levantó ambas manos en señal de rendición, sabía que Corinthian no estaba muerto así que no se preocupó.

Cuando vio que Ethel avanzó a ella con las mismas intenciones habló: — Sólo quiero hablar — sacó su cuchillo y lo lanzó lejos para ganarse un poco de confianza.

— ¿Qué quieres? — preguntó guardando nuevamente su collar.

— Dime dónde está la arena y me iré de aquí, te aseguro que no nos volveremos a ver — dijo convincente pero al ver que ella no iba a acceder prosiguió — No voy a hacerte daño, ni amenazaré a tu hijo o algo por el estilo, sólo quiero la arena.

— No sé donde está — respondió recargándose sobre su escritorio.

— Vamos, de chica a chica — insistió con una sonrisa amigable — ¿Podrias ayudarme? Al igual que tú busco proteger a alguien.

La voz suplicante no era su estilo pero tuvo que usarla si quería que Sueño fuera a ella en busca de una de sus herramientas.

— Johanna Constantine — exclamó finalmente.

Soltó un bufido al oír ese apellido, bien, ahora Johanna Constantine sería la segunda portadora de 'Constantine' con la que hablaría.



































✔ 𝗦𝗖𝗥𝗘𝗔𝗠 ━━━━ The SandmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora