A veces miro atrás más de lo que me gustaría. A veces me quedo atascado en las viejas memorias y me pregunto qué puede haber cambiado en nuestro presente de haber sido más valiente en el pasado. A veces no me conformo con las mil y una ocasiones que...
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"- Lo sentimos mucho, en este momento no necesitamos más personal"
Estaba harto de escuchar lo mismo una y otra vez durante toda una semana. Mis esfuerzos por recorrer cada bar, restaurante y cafetería parecían ser en vano. Nunca había necesitado trabajar con tanta desesperación, y es que nunca había pasado por tanto para conseguir algo de dinero. Podría ser lo más mínimo y estaría feliz. Las cuentas no se pagaban solas.
- Tierra llamando a Jungkook. Jungkook, ¿me recibes?
La voz chillona de Somi era difícil de ignorar y su tono a reproche por dejarla hablando sola no sugería que tendría una excusa lo suficientemente buena. De todas formas ella no sabía que estábamos a nada de tener que pedir un préstamo al banco para pagar su estadía en la Residencia Femenina de Gante.
- Lo siento - aparté la mirada del vaso de leche fría para alcanzar su mano sobre la isla de la cocina - ¿Qué decías de tus compañeras de habitación?
- Ugh, siempre haces lo mismo. ¿Por qué tienes la mente en las nubes? ¿Acaso te gusta alguna chica?
Somi apartó su mano para dar un par de aplausos. Sí, mi hermana sabía cómo tocarme las narices con bastante facilidad.
- ¡Claro que no!
- Pues es una pena.
Rodé los ojos al verla. Conocía esa expresión. Ese pequeño puchero significaba que empezaría su discurso romántico.
- Deberías conocer a alguien. A tu amigo Jin le va muy bien con las citas a ciegas.
- Jin acaba de graduarse y está trabajando en el bufete de abogados de su padre. No tiene absolutamente nada por lo que preocuparse y por ende tiene tiempo para el amor.
- ¡Eres un aburrido!
Somi cruzó sus brazos y apartó la mirada hacia la ventana por la cual corrían las gotas de lluvia. Nuestras peleas por aquellos temas no iban a acabar nunca. No hasta que le presentara a alguna chica. Siempre tenía que escabullirme y hacerle bromas para dejar zanjado el tema. Al menos por un tiempo.
- Hey, mocosa - el trozo de tostada que le había lanzado se quedó enredado en esa melena negra tan rebelde - Sé que quieres a la hermana que nunca tuviste, pero te ha tocado un chico.
Una sonrisa asomó por los labios de Somi. Ya me había ganado su afecto otra vez.
- Serás un chico, pero eres bueno. Por eso digo que es una pena que no te des una oportunidad en el amor. Mis compañeras mueren por tener a un novio como tú.
- ¿Pero de qué temas habláis unas crías de quince años?
Mi hermana comenzó a reír y obvió totalmente mi expresión de enfado para dejar un beso sonoro en mi mejilla.
- Nos vemos a la noche. Te traeré un pedazo de tarta.
- Cuídate, ¿si?
Asintió tomando su mochila y luego corrió hacia la puerta. Me quedé sentado en una esquina de la encimera cuando la abrió y tras ella estaba mi mejor amigo. Su enorme sonrisa fue lo primero que captó nuestra atención.
