Capítulo Uno

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―Córrete ―escuché.
Gemía por el placer. Adriel no había parado de darme eso que tanto deseaba desde que entró en mi vida hace un poco más de casi dos años.
Aquel orgasmo mañanero me estaba haciendo sentir más viva. Al menos me relajaría antes de ir a trabajar.
No podía creer que quedara poco menos de un mes para casarme con Adriel. El hombre que me había hecho olvidar el pasado.
―Mellie, córrete. Es una puta orden ―dijo de nuevo.
Continué gimiendo y sintiendo el placer junto a él.
Adriel había tenido esa suerte de correrse antes que yo sobre mi boca. Algo que le ponía demasiado. Sin embargo, no tuvo bastante que quiso obtener mi placer a cualquier costa. Fuera o no fuera con sus dedos o con su polla dentro.
No había tenido esa suerte de tener ese feeling con alguien desde que Óscar mató lo nuestro antes de acostarse con otra mujer. Una que nunca llegué a conocer.
―Mellie no te resistas o tendré que hacerlo de otra forma que no te gustará ―me volvió a decir.
Continué gimiendo y sintiendo sus dedos en mi vagina, me siguió haciendo sentir viva.
Esta vez me estaba resistiendo al orgasmo. Quizás era porque hacia un poco más de un mes que no nos veíamos por un viaje de trabajo. Quizás fue porque me sorprendió aquella mañana cuando llegó sin previo aviso.
―Bien. Tú lo has querido ―dijo de nuevo.
Fue hasta el cajón donde tenía sus cosas para darme placer en mi departamento y sacó el consolador. Como también un preservativo.
Adriel se puso el preservativo y en breve, metió su pene en mi interior. Sin embargo, en pocos segundos al sentir las vibraciones del consolador, hizo que volviera un poco a la realidad.
Él comenzó a moverse y en segundos, noté las vibraciones en mi clítoris.
Eso me hizo gemir más fuerte y bajar un poco mi cuerpo. Pues se había relajado al sentir las vibraciones.
Adriel comenzó a moverse aún más rápido y eso me hizo notar las vibraciones aún más intensas.
Gemí. Está claro que después de casi un mes, no iba a dejarme sin orgasmo.
Él se movió más rápido de lo que ya estaba haciendo y noté como llegaba al clímax en el mismo instante.
―Eso es. Dame el orgasmo Mellie.
Adriel apretó más fuerte el vibrador junto a mi clítoris y gemí aún más fuerte. Parecía que me estaba matando con su placer.
Él se movió aún más rápido mientras que el consolador me hacía gemir como también hacerme desvanecer. Ambas cosas me hacían sentir viva. Tanto que podía notar el orgasmo por unos momentos.
Subí mis piernas hacia sus caderas y él se movió aún más rápido.
Noté el clímax en el mismo instante en el que Adriel se movió un poco más despacio. Donde por unos instantes, contraje mis muslos para sacarlo de mi interior. Algo que no impidió.
―Te correrás Mellie o tendré que forzarlo con el consolador aún más rápido ―me dijo de nuevo.
Después embistió más rápido y hundió el consolador aún más con mi clítoris.
―Tres ―dijo―. Dos ―volvió a decir―. Uno.
Y llegué al orgasmo sin saber por qué estaba contando.
Bajé mis piernas un poco exhausta. Sin embargo, Adriel continuó embistiendo. Hasta que comprendí por qué había contado.
―Ahora te será más fácil correrte conmigo ―dijo.
Salió un momento de mi interior y me dio la vuelta rápidamente.
Metió rápidamente el pene dentro y comenzó a embestirme.
El choque de su pelvis con mi trasero me estaba poniendo aún más cachonda de lo que ya estaba.
Noté de nuevo el clímax. Pero esta vez también estaba llegando Adriel.
Él se movió aún más rápido y gemí por ese placer que me estaba dando.
Ambos nos corrimos al cabo de unos segundos y él se desvaneció encima de mí.
―Ha merecido la espera de este casi mes ―le dije entre jadeos.
―Sí. Tu coño estaba reclamándome al parecer.
―Lo ha hecho desde el primer día en que estuviste dentro de mi ―le respondí.
―Quiero invitarte a cenar en mi casa. Así podré volver a poseerte.
―Adriel, tengo trabajo lo sabes. Y ahora más que nos queda menos de dos meses para casarnos.
―Solo es una cena ―él salió de mi interior.
―Lo sé. Pero siempre acabamos follando y tengo que acabar unos informes que me dio mi padre hace unos días.
―Vale ―dijo rindiéndose y mirándome a los ojos―. Te propongo otra cosa.
―¿Cual?
―Nos iremos a cenar a un restaurante y me quedaré contigo esta noche.
―Me parece genial ―dije.
Después le di un beso y eso le volvió a excitar un poco más de lo que pensé. Pues se había acercado más de la cuenta y comenzó a apretar mi trasero con sus grandes palmas. Algo que siempre lograba excitarme de nuevo y ponía el éxtasis de nuevo en el aire.
Terminé de besarle con aquella intensidad y me levanté de la cama.
Fui a darme una ducha.
Cuando salí, me puse algo adecuado y salí de la habitación para desayunar junto a Adriel.
Al terminar de desayunar en pocos minutos, cogí mis cosas y me marché del departamento junto a mi prometido.

Completamente Tuya (Pasos de Acero #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora