La canción característica del cumpleaños empezó a sonar a las once y cincuenta y siete en el pequeño parlante cargado por su hermana mayor Laura al compás del canto de ella y sus padres, su padre llevaba el pastel con las dieciocho velitas verdes encendidas.
—¡Cumpleaños feliz! —terminaron juntos. Iván rió y sopló las velitas apagando todas a la vez.
—¿Pediste un deseo, amor? —le preguntó su madre con una sonrisa.
—Si pero si te lo digo no se cumple —le dijo feliz a su madre.
—Bien, llegó el día. —le dijo feliz su padre.
"tres, dos, uno" —contaron al unísono.
El día más esperado para todos había llegado.
—Revisa la frase cielo —incentivo Su madre.
El rizado tomó una profunda inhalación y levantó la manga de su pijama verde cerrando sus ojos. Evidentemente su color favorito era el verde.
Los abrió...
Nada
Los cerró y los abrió de nuevo.
Nada aun.
—Qué hora es?—preguntó confundido.
—Son las doce y dos minutos amor.
—No me salió nada. —dijo desilusionado.
—No puede ser —exclamó su padre.
—Eso no es... Eso es imposible —pronunció su hermana en conmoción
—Pues al parecer si —les enseñó su muñeca en blanco. —ahí está.
—Descuida cielo —calmó su madre—de seguro mañana en la mañana estará ahí.
Y asi comieron algo del pastel hecho por su madre, de chocolate con avellanas que Iván tanto amaba.
Una vez terminada su porción del delicioso pastel se cepilló los dientes y se acostó bajo las abrigadas colchas verdes buscando dormir.
A la mañana siguiente despertó apresurado revisando su muñeca apenas abrió los ojos.
Nada
Otra vez nada.
Su lechosa piel se encontraba intacta.
Se levantó de la cama con enojo, talló sus ojos y se estiró intentando tocar el cielo con los dedos. Se duchó y vistió con desánimo y bajó por el desayuno.
—Buenos días terrón de azúcar. —saludó su madre acercándose a abrazarlo y besando varias veces su mejilla lo saludo —no puedo creer que mi bebé al fin sea mayor de edad. —sonrió al borde de las lágrimas.
—Buenos días mamá. —saludo algo desanimado.
—¿Oh mi amor aún no tienes nada? —le preguntó su madre.
—Nada —se sentó angustiado frente a la mesa.
—Hey no te desanimes, tal vez no esté año pero el año entrante quizás. —le comentó su madre volteando los panqueques—No debes ser la primera persona sin su frase. —colocó el panqueque recién volteado junto a otros tres y los puso frente al rizado con un gran vaso de jugo de naranja. —Además irás a la universidad el año entrante, quizás conozcas a alguien ahí dentro.—revolvió su cabello y besó su coronilla.
—Mamá tiene razón—concordó Laura entrando a la cocina y tomó asiento en frente a él —puedes conocer a alguien lindo ahí dentro.
Al cabo de unos minutos entró su padre y la conversación tomó un nuevo rumbo pero Iván no participaba solamente miraba las muñecas de su familia.
La de su madre tenía un "Hace frío todo el invierno"
Luego estaba "Hace frío hoy" de su padre
Y su hermana había obtenido un "¿Qué hora es?" hace algunos años.
Y luego su blanca muñeca.
Vacía.
Nada especial.
Terminó de desayunar y salió hacia el parque a un par de calles de su casa donde había acordado encontrarse con sus mejores amigos Agustín un alegre rubio y Vicente, un morocho con lindas pestañas.
Subió a su Harley colocándose el casco verde (obviamente) que cubrió de inmediato su largo cabello café en un descuidado moño. Introdujo la lave en el cerrojo y giró el switch pisando fondo en el acelerador con sus botas chelsea de color café, desgastadas por usarlas desde los diecisiete. Comenzó a conducir, el viento movía su camiseta blanca de algodón suspendida por su negros jeans rasgados.
Al cabo de unos minutos llegó al parque, hizo una vuelta acercándose hacia la banqueta.
Bajó el frenó después de haber apagado el motor, se quitó el casco antes de bajar y alisó su camiseta.
—Hey —saludó Vicente una vez lo vió.
Agustín por otro lado se levantó del banco de madera corriendo hacia él —Deja ver —lo tomó de la muñeca derecha, luego la izquierda. —Wow wow wow ¿Dónde está?
—No me salió nada —contestó el rizado sentándose al lado de Vicente y tomando una lata de cerveza Heineken de la pequeña hielera roja.
—¿A qué te refieres? —preguntó confundido el moreno.
—Pues llegó la medianoche, revisé y nada. —explicó sencillamente molesto.
—Eso es imposible. —contestó el rubio.
—Pues lo viste por ti mismo. —se encogió de hombros.
Cuando volvieron a clases el chisme explotó.
Iván pasó de llamarse... Iván a 'él chico sin frase.'
Todo lo que oía al caminar por los pasillos fueron murmullos, las preguntas indiscretas y sin tacto no tardaron en llegar. Veía ojos curiosos, burlones y con lástima. Eso daba lástima.
Se quedaría solo el resto de su vida.
ESTÁS LEYENDO
𝗴𝗿𝗲𝗲𝗻 › 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 (✓)
Короткий рассказ𝗚𝗥𝗘𝗘𝗡 ──En un mundo donde la frase de tu alma gemela aparece en tu muñeca el día en el que cumples 18. Iván se ha vuelto 'el chico sin marca' del pintoresco Santo Tomé. [ rodrivan. AU ] #5 rodrivan | June 24, 2022 ㅤㅤadaptación realizada ㅤㅤpor...