21 años.

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Iván había aprendido a ignorar a los idiotas, era por poco medallista olímpico en esto después de tres años.

¿Aún dolía? Por supuesto que lo hacía. Porque cada vez que andaba por los pasillos aún los oía, sus compañeros de secundaria, sus vecinos, sus compañeros universitarios, cuando iba a las calles. ¿Por qué de pronto despertó un día siendo tan importante? ¿Acaso los demás no tenían una vida? Era absurdo, no era nada especial porque mil veces lo repetía, no era el único, no era el primero, no era el último pero así parecía suceder en los pequeños pueblos.

—Mira, es el chico sin frase. — escucho decir a una chica una tarde caminando hacia la biblioteca junto a Andy y Matt.

—Te apuesto cien billetes a que nadie lo va a querer. —señaló el chico a su costado.

—Oye imbécil —le llamó la chica con ahora cabello lila— Te apuesto cien billetes a que tu polla puede llegar hasta tu cerebro si la estiro. Oh, espera, es demasiado pequeña lo más seguro.

—Andy dejalo —habló Matt. —No tiene caso.

—Y tú barbie de cuarta, es mejor que te ocupes en tu propia miseria. —la amenazó haciendo una seña haciéndole saber que los estaría vigilando.

𝗴𝗿𝗲𝗲𝗻 › 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora