𝗴𝗿𝗲𝗲𝗻 › 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 (✓)

20 años.

—No seas idiota Thomas —reía la rubia golpeando al castaño. —estás entendiendo todo mal.

—Rodrigo se el mediador Blair dice que... — Rodrigo apagó su aparato disimuladamente buscando paz ignorando la absurda discusión entre sus mejores amigos.

Ambos amigos hablaban exasperadamente defendiendo su opinión sobre quién sabe qué, movían los brazos exageradamente y se empujaban. Se encontraban en una cafetería dentro del campus.

Todos los miraban debido a los probables gritos de sus amigos, el castaño queriendo meterse bajo la mesa sumido en su vergüenza.

Rodrigo se puso de pie señalando que iba hacia el baño mientras encendía su aparato. Ellos asintieron y siguieron con su acalorada discusión.

Rodrigo caminó hacia el pasillo que conducía al baño. Estaba por tomar la perilla de la puerta cuando ésta se abrió de golpe impactándole la frente.

—Perdóname —se disculpó un chico que salía. Rodrigo negó quitándole importancia. —Hey, eres Carrera, ¿no? El sordomudo. —Rodrigo lo miró molesto y extrañado. —Hey ¿puedo preguntarte algo? No creo que contestes pero ¿esperas encontrar alma gemela? ¿Es decir, si no hablas crees que puedas? Lo siento si soy franco pero… —Rodrigo se dió la vuelta molesto encaminandose de vuelta hacia la mesa. — Hey... ¿Te molestaste? Vamos, solo era una pregunta. —el chico lo seguía, Rodrigo se detuvo a mirarlo y el tipo rió. —Hermano ya, solo estoy bromeando. ¿Si me escuchas? Bromeando. —gesticuló.

—Hey ¿Qué ocurre? —preguntó Thomas acercándose poniendo una mano frente al pelinegro, Jake, miembro de la fraternidad de deportistas. Blair también abrazando a un tembloroso Rodrigo, por los hombros.

—No es nada hermano, estaba preguntándole algo al pequeño. —rió el menor.

—Hey Jake, ¿qué ocurre?— se acercó al grupo un pelinegro más alto, sus tupidas cejas elevadas hacia el deportista.

—Le estaba preguntando a Carrera si es bastante idiota para creer que puede conseguir a alguien—rió palmeando al moreno en el hombro.

—Eres un imbécil, vuelve a la mesa, hablaremos en la casa. —le reclamó empujándolo.

—Sí mamá. —se burló el chico volviendo a la mesa.

—Que vergüenza, lo siento. —Habló el pelinegro hacia los tres chicos, Rodrigo quedó estático, podría se...—Soy Vicente. —y una vez más sus ilusiones por el caño. —Estoy muy apenado, de veras. No se si tu amigo me oiga pero para compensar… —se ruborizó rascando su nuca y volteó hacia Thomas. —Los invito a un café.

Bien, al menos uno de los tres había encontrado su alma gemela aquel día porque si, Thomas tenía un "Los invito a un café" en su muñeca que complementa con un "No tomo café pero gracias."