La fría noche lo había alcanzado y ya no tenía escapatoria pues no es realmente conveniente para nadie caminar en la ciudad que por sí acaso estaba sin luces por las recientes ventiscas.En fin, no tuvo más remedio que quedarse en el hogar del ruso al menos hasta el día siguiente que para su fortuna era domingo, día libre para él
Mientras el ruso acomodaba el sofá para su inesperado invitado lo invadían unos cuantos pensamientos que provocaban que un leve tono carmesí posara sobre sus mejillas.
— ( ¿Él dormirá aquí? ¿Con mis mantas? ¿En mi sofá? ¿Tengo que prestarle ropa u algo? ) - Esos mismos pensamientos se disparataron al sentir unas manos rodear su cintura y una respiración en su cuello
— espero no te moleste que ya te haya robado una polera, no lo siento
De una forma un tanto brusca el ruso apartó las manos del más bajo y le miró frunciendo el ceño tal cual niño haciendo pucheros.
— ¿Y quién te dió permiso?
El resto de la noche transcurrió con Bolivia roncando en el sofá cual si fuera un tractor averiado.
El ruso estaba un tanto sorprendido. Apenas eran las 11 de la noche y nunca había visto a alguien quedarse dormido tan rápido pues literalmente no había pasado más de diez minutos desde que aquel pelirrojo cerró los ojos.
En fin, le dejó una manta dispuesto para irse a dormir, pero lo detuvo su inquietud de mirar al ajeno. A pesar de sus ronquidos era un tanto tierno verlo acurrucarse en aquel sofá no muy cómodo para la espalda y aferrarse a las mantas por el viento frío que entraba por las ventanas del lugar.
En un inesperado movimiento posó su mano sobre el cabello del country dormido sintiendo sus suaves mechones meterse entre sus dedos. Un movimiento del ajeno lo sorprendió e hizo que quitara su mano al instante
— Hmm?..¿rusia?.. ¿Quieres dormir aquí también? — No esperó respuesta, rápidamente jaló de su mano para que este también se acurrucara a un lado de él. Por cierto, volvió a acomodar la mano del más grande entre sus cabellos
Y así pasó esa noche, en donde rusia estaba en el mismísimo éxtasis al sentir el leve olor a café molido que desprendía Bolivia y el cómo este se retorcía molesto si dejaba de recibir sus mimos en la cabeza
( es como un cachorro en este instante).
Fue lo que pensó rusia en el momento que finalmente pudo huir hasta su cuarto y añadir una razón más por la cual los días fríos con ventisca ahora eran su clima preferido.
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🥐☕- Bitter Coffee ⊹˖⁺ // Rusbol
RomanceCada mañana el cielo es igual de radiante,Ese azul pastel siempre es el mismo y no logra provocar sensaciones dentro de mi ser. Pero por alguna razón entrar en esa cafetería se ha hecho mi adicción y mi único momento del día en donde puedo sentir al...