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Malcolm se encontraba en su cuarto haciendo tarea, debía hacer un estúpido trabajo de investigación que les encargó Herkabe, como detestaba a ese sujeto.

—¡Malcolm, ven aquí!

El chico cerró el libro que estaba leyendo, dejó su lápiz sobre la libreta en la que tomaba apuntes y acudió al llamado de su madre. Dewey se encontraba poniendo los manteles sobre la mesa.

Lois desvió su mirada de la cacerola sobre el fuego hacia Malcolm.

—Ve por tu hermano —dijo y continuó removiendo la comida en la cacerola.

Malcolm se puso tenso, desde hace varias semanas estaba tratando de alejarse de Reese, lo cual era estúpido ya que ambos vivían en la misma casa y compartían habitación, pero de verdad que buscaba cada pequeña excusa para escapar de su hermano.

—Dewey, ve por Reese —dijo Malcolm ignorando a su madre, quien inmediatamente volteó a verlo nuevamente, amenazante.

Dewey se mantenía callado, alternando sus ojos entre Malcolm y su madre.

—Te dije a ti, no a Dewey —su madre tenía un gesto serio— ve por tu hermano —ordenó finalmente, con ese tono tan característico de ella que no admitía réplicas.

Malcolm rodó los ojos, no tenía de otra más que obedecer, no quería iniciar una pelea con su madre y que después ella le castigara.

Caminó fuera de la cocina al patio trasero, antes de entrar a la cochera trató de calmar sus nervios. Abrió la puerta y se adentró al lugar, iba a decir algo, pero su mente rápidamente se enfocó en algo más.

Malcolm no podía evitar deleitarse con la vista de Reese ejercitándose. Su hermano estaba de espaldas, se encontraba levantando pesas y Malcolm no apartaba los ojos de como los músculos de sus brazos se contraían con cada movimiento. Súbitamente, Reese comenzó a soltar pequeños gruñidos y jadeos por el esfuerzo, Malcolm abrió los ojos por la sorpresa y se sintió avergonzado, le encantaba cómo su hermano soltaba todos esos sonidos e inevitablemente pensó cómo sería si él los hiciera en otras circunstancias.

—Mierda —dijo en respuesta a sus propios pensamientos, lo que hizo que Reese se detuviera y volteara a verlo, se veía sorprendido.

Reese dejó las pesas en su soporte y giró completamente su cuerpo para hablar con su hermano, quien había desviado su mirada.

Al ver que Malcolm no decía nada decidió hablar él.

—Bien, ¿a qué viniste?

—Ya está la cena —dijo sin más Malcolm, con la vista aún en otro lado, no quería ver a Reese y que este se diera cuenta de cómo lo observaba.

Reese frunció el ceño, había notado que Malcolm lo ignoraba, más de lo usual, intentaba acercarse a él, pero el menor no hacía más que huir y realmente era frustrante para el mayor porque no lo había golpeado, o hecho alguna broma pesada, ni siquiera le había dicho insultos tan hirientes como para que Malcolm lo ignorara.

Reese quería hacer algo, necesitaba hacer algo para saber por qué su hermano lo ignoraba. Al inicio trató de no darle importancia al hecho de Malcolm ignorándolo y huyendo de él, pero por supuesto que sí le importaba que su hermano lo rechace de ese modo.

—Oye Malcolm...

Malcolm inmediatamente salió de la cochera, no quería seguir hablando con Reese porque era una tortura verlo y no poder tocarlo como, muy a su pesar, Malcolm deseaba.

—Oh no, no. No de nuevo —escuchó la voz de su hermano detrás de él y después sintió cómo su brazo era sujetado. Malcolm maldijo en sus adentros—. No dejaré que escapes como un cobarde.

UNDERGROUND | WILKERCEST ONESHOTSWhere stories live. Discover now