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En la mañana los tres visitan una tienda de música por insistencia de Dewey. Reese y Malcolm caminan juntos mientras Dewey ronda por toda la tienda, viendo algunos instrumentos, pero sobre todo los métodos de estudio. Finalmente toma un Hanon y un libro con varias partituras de varias canciones populares de pop.

-¿Qué compraste? -Pregunta Reese cuando ve a Dewey acercarse, sin despegar su vista del teclado. Malcolm y él comparten un banquillo mientras tocan al azar teclas de uno de los pianos de la tienda.

-Un libro con varias partituras de canciones pop y un método de estudio.

-¿No ya tienes varios métodos de estudio? -dice Reese jugueteando con las teclas negras del piano y Malcolm con las teclas más agudas. Dewey frunce el ceño ante lo mal que suena lo que tocan.

Dewey voltea a ver al encargado de la tienda y se da cuenta que les está viendo con molestia.

-Chicos, dejen de tocar el piano, los están viendo...

-Desde cuándo ha importado lo que los demás opinen de nosotros -Reese ahora está tocando las teclas graves del piano, estremeciendo su cuerpo entero, parece que ejecuta con gran pasión una pieza para algún público imaginario. Malcolm y Dewey ruedan los ojos, sólo que Malcolm sonríe después y decide unirse a su hermano. Si antes se escuchaba mal, ahora es terrible la melodía de sus hermanos. Con unos últimos golpes a las teclas, Reese lleva su cabeza hacia atrás y se levanta del banquillo.

-Gracias, gracias -dice mientras hace una reverencia.

-Eres un tonto, Reese... -Malcolm le sonríe a su hermano. Reese está a punto de responder, pero es interrumpido por Dewey.

-Los dos son unos tontos. Ya vámonos.

-No eres el único que puede hacer música -dice Reese. Dewey decide ignorar a sus hermanos. No planea debatir con ellos sobre qué es la música o si siquiera todo el ruido que hicieron puede considerarse música.

Después los tres se dirigen al Boston Common. El clima es perfecto para pasear por el hermoso parque antiguo y observar sus alrededores: la fuente Brewer, el estanque de las ranas, los diferentes monumentos a los soldados y marinos que participaron en la guerra civil, el cementerio del granero, etc.

-Chicos, ustedes caminen por el lugar, yo quiero ir a mi ritmo para leer las placas de los monumentos.

Malcolm frunce el ceño mientras Reese lo toma por los hombros.

-De acuerdo, Dewey, nos vemos después aquí mismo o te marcamos... sí, sí, mejor te llamamos. Nos vemos -dice Reese mientras arrastra a Malcolm consigo.

Por millonésima vez en el día, Dewey rueda los ojos. Sabe que Reese extraña a Malcolm demasiado y no quería ser mal tercio. A kilómetros se nota que las manos de Reese pican por tocar a Malcolm ya sea sujetarle la mano, tomarlo de la cintura o uno que otro toque atrevido. Y Malcolm no se queda atrás, Dewey nota como su hermano se inclina hacia Reese, ansiando su toque. El roce de sus manos no es tan disimulado como ellos creen. Mientras leían la inscripción de una de las placas de un monumento, Dewey observó de casualidad como la mano de Reese descendía hacia el sur por la espalda de Malcolm e inmediatamente apartó los ojos al ver hacia donde se dirigía. Es por esto por lo que decidió darles su tan ansiado momento a solas.

Mientras tanto, Malcolm y Reese pasean por el parque tomados de la mano. Malcolm apoya su cabeza en el hombro de su hermano y Reese le regresa el gesto apoyando su mejilla sobre la cabeza del menor.

-Del 1-10, ¿Cuánto me extrañaste? -pregunta Reese.

-Lo suficiente como para dejar que me devores los labios aquí, en frente de todos...

UNDERGROUND | WILKERCEST ONESHOTSWhere stories live. Discover now