Cuando recupere la conciencia y vi mis alrededores supe que estaba en una iglesia, todos estaba rezando, eso me dejó un mal sabor de boca.
Se supone que va a pasar algo que causará mi muerte, hay la posibilidad de que personas aquí mueran, bueno, supongo que su Dios todo poderoso hará algo ¿no?
Me pregunto cómo reaccionarían si supieran quien es Dios, y lo poco que se importa con ellos, se lo tomarían mal o seguirían adorando a Dios, es una buena pregunta, aunque eso sea revelado no significa que todos odiarla a Dios.
Tampoco es como si pudiera saber que haría alguien que ni conozco, no soy Dios.
Seguí inspeccionando la iglesia asta que mis ojos se detuvieron en un espejo que había en una pared. Mis ojos se abrieron ante la sorpresa de verme.
En el espejo vi a una chica que se veía de unos 15 años, piel pálida que contrastaba muy bien con su pelo negro, y unos ojos rojos como la sangre. Estaba vestida con un traje que no resaltaba mucho su figura.
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(Sólo imaginen que no tiene los aretes)
Deje escapar un jadeo que fue escuchado por la señora que estaba a mi lado. Abrió los ojos y me vio.
— ¿estas bien Shimazu-San? — me pregunto con leve preocupación.
Shimazu... Bonito nombre, o apellido. Bueno como sea tengo que irme de aquí.
— solo es un dolor de cabeza, voy a beber agua — respondí parando me de la silla.
Pero la mujer se mostró más preocupada.
— segura que estas bien, ¿quieres que te lleve a el hospital? — me tomo por el brazo.
— agradezco tu preocupación, pero porfavor suelteme — le pedí.
La mujer me soltó y con una asentimiento regresó a rezar.
Mire nuevamente al frente y vi como un chico caminaba al frente y metía su mano en su chaqueta.
Vi esto nervioso, y me quedé viéndolo todo el rato.
Cuando llegó al frente saco un arma, la apuntó arriba y disparo.
Eso hizo que todos se asustasen, y algunos seguían rezando para que Dios les ayudara.
Esperar a que alguien que no conoces salve tu vida es simplemente estúpido. Esta bien que creas en Dios, pero no esperes que el te ayude siempre.
Suspire y corrí a la salida de la iglesia. Ante de seguir escuche un disparo y luego un dolor punzante en en medio de mi mano.
Si, me disparo en la mano, ahhhh, que fastidio.
Me di la vuelta y corrí a una velocidad que nadie pido seguir.
Cuando llega a el me agacha un poco y le di un fuerte codazo en su estómago, asiendo que escupiera saliva mezclada con sangre.
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No termine ya que le tome de la cara y estrelle su cabeza contra el piso, no hizo mucho daño ya que no quería causarle mucho daño, pero fue lo suficiente para dejarlo inconsciente.
Me levante y mire al frente adonde estaban todos viéndome, me puse nervioso ante esto y trate de irme pero algunos se mostraban indispuestos a dejarme ir.
El que parecía que era el cura se me acerco estupefacto. Al llegar a mi me abrazo y rápidamente sentí unas lágrimas en mi hombro. Hiba a decirle que me soltara pero escuche algo que me sorprendió.
— porfavor, no hagas esto de nuevo, sabes que yo y tu madre nos preocupamos mucho por ti. Aunque tengo que admitir que eso fue impresionante. — río y lloro un poco en mi hombro.
Al parecer este es mi padre, no es mala persona, o eso creo.
Le devolví el abrazo y esboza una diminuta sonrisa.
Tenía tiempo sin sentir el amor de un padre, de echo, nunca lo sentí, mi padre nos abandono a mi y a mi madre haciendo que mi madre se suicidara. No estoy triste por ella, ¿porque debería? Lo único que hizo fue huir de sus problemas, dejándolos en alguien mas... Que hipócrita me siento al decir eso.
Lo abrace con una poco más de fuerza y deje salir una pequeña lágrima traicionera de mi ojo derecho.
