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Llegué a mi oficina hecha un mal de lágrima le había inducido una alergia, Dios era tóxica para el, le había dejado allí para que pudiera calmarse.

Limpie mi lágrimas y la debilidad de mi cuerpo se intensificó me dolía saber que nunca podría tocarle y que no fuese que el no quisiese si no que no podía permitirlo.

Las horas pasaron y la del almuerzo llegó yo encargaría algo para comer aquí no tenía ánimo de salir.

- con que saltandote la hora del almuerzo- la voz de un cloee recuperado me saco del ensueños y mundo débil en qué me encontraba.

No sabia que decir después de la situación tan incómoda en la que lo había colocado - lamentó muchos lo que te hice allá arriba- debía decirle lo mucho que lo sentía.

- no es culpa tuya- escuchar aquello me reconfortó- soy yo el del problema- camino hacia a mi lentamente con las manos dentro de los bolsillos lo qué le daba un toque más sensual.

Sacó su mano dejando ver un reloj reluciente giro mi silla para ponerme frente a él se inclinó acercando su boca a La mía y me tomó con calma, como si hacerlo más de prisa me rompería.

Subió dandome besó hacia mi oído - te invitó a comer- me había fijado en que está vez no me tomó la mano, el sabía qué después de lo ocurrido no me atrevería a tocarle, aunque debo aceptar qué me muero por hacerlo.

- ¿ Ahora?- me temblaba el labio de la adrenalina que sentía mi cuerpo al recordar lo que pasó la última vez que nos vimos en un restaurante.

- si, ahora!- la seguridad que deprendia en el en ésto momentos me hacia olvidar de lo burnerable que el era al tacto.

Sentadas frente a el en uno de los restaurante más caro de nueva York esperando por el plato de inició mirándole mándar un msj de urgencia con su pelo negro ordenado, me preguntaba ¿si el siempre había sido así o si adquirió esa alergia más tarde? Si había intentado curarse o solo se quedó así? Cómo si no fuese importantes aquello.

El mesero trajo el plato todos se veía muy rico y esquisito - ven a mi alba- lo mire con el seño fruncido haciéndole saber que estaba lo más cerca posible- ven a mi piernas, soy alérgico al toqué de la mano, solo a eso- a ver dicho aquello me relajó un poco me pare y camine hasta sentarme en el, el restaurante ortorgaba muchas privados a cada cliente, solo se podía escuchar los murmullos.

Me dió de comer en su piernas y comió el también yo estaba llena y satisfecha el también.

- nos vamos- mire mi reloj de siempre y comprobé que casi se terminaba mi horario de almuerzo.

El recogió todos mi cabello y lo hecho a un lado acercó su boca a mi cuello desnudó y dio un beso tibio que al igual que todos acto de amor proviniente de el me erizó la piel, subió hacia mi oído mordiquiando mi oreja - no sin ante darte el postre- ¡tenía un postre para mí!

Me tocó los senos haciendo endurecer mi pesones por arriba de la tela, me volvía loca, me ponía tan ardiente que yo misma me tenía miedo lo deseaba con locura, con necesidad ferviente.

Bajo el broche de su pantalón y saco su fero y viril pene con una dureza magnífica, le mire con asombro diciéndole que estábamos en un citio poblado, el se lamió los labios tan sexy que me nublo la mente observé como delizaba su mano en su hombría y se me reseco la boca.

- tómame con tu dulce boca- me bajé y coloqué de rodilla ante en Medio de sus piernas respirando sobre su mascunalidad que olía a Gloria, coloqué la mano en el cuero del sofá.

El mantenía su dedo en forma de anillo en la parte baja del pene, yo le pase la punta de la lengua desde abajo así Arriba y le miré a lo ojos.

Recorrí con mi lenguas de manera circular su glande rosa y luego lo intruduje tanto como pude acaparar en mi boca.

El me tomo del peló con violencia estába tan exitado y yo tan orgullosa de mi al ver que le estaba dando tanto placer.

Quédate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora